La brisa suave de la noche acariciaba las calles empedradas de la ciudad, mientras las luces del **Jazz & Soul Lounge** parpadeaban como estrellas en la oscuridad. El sonido de un saxofón resonaba desde dentro, llenando el aire de melodías seductoras que invitaban a los transeúntes a entrar. Era un lugar donde la música no solo se escuchaba; se sentía en cada rincón, en cada nota. Sofía se detuvo frente a la puerta del bar, su corazón latiendo con fuerza. Había oído hablar de este lugar a través de amigos, pero nunca había tenido el valor de cruzar el umbral. La música la envolvía, y con cada acorde, se sentía más atraída a entrar. Era una amante del jazz, y Ella Fitzgerald siempre había sido su musa. Con un profundo suspiro, empujó la puerta y fue recibida por un cálido resplandor y el murmullo animado de la conversación. Las paredes estaban adornadas con fotos en blanco y negro de músicos legendarios, y el aire olía a madera pulida y café recién hecho. En el escenario, un trío de jazz tocaba suavemente, y Sofía se dejó llevar por la magia del momento. Mientras buscaba un lugar en la barra, sus ojos se posaron en un joven sentado al piano. Su cabello rizado caía sobre su frente mientras tocaba con una destreza que parecía natural. Su expresión era de pura concentración, y Sofía sintió una chispa de conexión instantánea.
-"¿Te gusta el jazz?"
preguntó una voz a su lado. Era un hombre de unos treinta años, con una sonrisa cálida y una mirada curiosa. Su camisa de cuadros y su estilo desenfadado le daban un aire relajado que invitaba a la conversación.
-"Sí, me encanta," respondió Sofía, sintiendo que la música la había unido a este extraño en un instante. "Ella Fitzgerald es mi favorita."
"¿En serio? A mí también," dijo él, iluminándose.- "Su forma de interpretar las baladas es simplemente mágica. ¿Has escuchado su versión de 'Summertime'?"
Sofía asintió, sonriendo. -"Es una de las mejores. La forma en que transmite emociones... es como si hablara directamente al corazón."
Mientras hablaban, la música continuaba fluyendo, y Sofía se dio cuenta de que había encontrado un compañero de conversación en este desconocido. Se presentó como Daniel, un músico local que tocaba en el bar de vez en cuando. Hablaban sobre sus artistas favoritos, sus experiencias en conciertos y cómo la música había influido en sus vidas. A medida que la noche avanzaba, Sofía se sintió más cómoda, como si hubiera encontrado un lugar donde realmente pertenecía. La conexión con Daniel creció, y la música que los rodeaba parecía reflejar la chispa entre ellos.
-"¿Te gustaría cantar en la próxima noche de micrófono abierto?" le preguntó Daniel, su mirada llena de entusiasmo. -"Siempre hay un espacio para nuevas voces, y creo que podrías brillar."
Sofía titubeó, sintiéndose un poco insegura. Pero la idea de compartir su amor por la música, de estar en el escenario donde Ella Fitzgerald había dejado su huella, la llenó de emoción. -"Tal vez lo haga," respondió, sintiendo que el momento era el comienzo de algo especial. Con cada nota que resonaba en el bar, Sofía supo que había cruzado un umbral no solo hacia el mundo del jazz, sino también hacia una nueva conexión que podría cambiar su vida.
Mas adelante iré actualizando