Notas de un futbolista

Nota 6: La Preparación Mental

El fútbol es mucho más que un simple deporte; es un juego de estrategia y, sobre todo, de resistencia mental. Cuando salís a la cancha, no es solo tu cuerpo el que tiene que estar preparado, sino también tu cabeza. La batalla empieza mucho antes de que suene el silbato inicial.

Hoy, antes del partido, me sumergí en mi ritual de preparación, ese que me ayuda a despejar la mente y enfocar toda mi energía en lo que está por venir. Es un momento íntimo, casi sagrado, donde dejo de lado el ruido exterior y me conecto con lo más profundo de mí ser.

Lo primero que hice fue ponerme los auriculares y dejar que la música me inundara. Cada nota, cada melodía, me llevó a un estado de calma y determinación. La música tiene ese poder de transportarte, de sacarte del lugar donde estás y llevarte a uno donde solo existís vos y la pelota. Cerré los ojos y empecé a visualizar cada movimiento en la cancha. Me vi recibiendo la pelota, girando, encarando al rival, y lanzando ese pase perfecto que deja a un compañero frente al arco. En mi mente, todo estaba claro, como una película que ya había visto mil veces. Cada jugada, cada detalle, todo estaba planificado.

El miedo y la duda, que siempre intentan colarse en esos momentos previos, se quedaron fuera del vestuario. No había lugar para ellos hoy. Sabía que si quería dar lo mejor de mí, tenía que mantener la concentración desde el primer minuto. No hay espacio para la incertidumbre cuando tenés un objetivo claro. Así que, antes de salir al campo, tomé una última respiración profunda y dejé que la confianza se apoderara de mí. Sabía que había trabajado duro para estar ahí, y que todo ese esfuerzo tenía que rendir frutos.

En la cancha, todo fluyó con naturalidad, como si estuviera danzando con la pelota. Sentía que cada movimiento, cada toque, era el resultado de esa preparación mental que había hecho antes. El cuerpo respondía casi automáticamente, pero la clave estaba en la mente. Una mente clara y enfocada es la herramienta más poderosa para enfrentar cualquier desafío. Y hoy, más que nunca, necesitábamos esa fortaleza mental para superar al rival.

A medida que el partido avanzaba, me di cuenta de que no solo estábamos ganando por nuestras habilidades físicas, sino por nuestra fortaleza mental y nuestro espíritu de equipo. Cada uno de nosotros estaba en sintonía, con la mente fija en el mismo objetivo. No había lugar para la duda, solo para la acción. Nos complementábamos, nos entendíamos con una mirada, y eso nos hizo invencibles.

Ganamos el partido, pero más allá del resultado, lo que realmente me llena de orgullo es haber demostrado, una vez más, que somos capaces de superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino hacia la victoria.

El fútbol es un juego de mente y corazón. Y hoy, más que nunca, lo dejamos todo en la cancha, no solo con nuestro cuerpo, sino con nuestra alma. Saber que el triunfo es fruto de esa preparación mental y del trabajo en equipo es la mayor recompensa. Porque ganar no es solo meter más goles que el rival; es saber que estuviste a la altura del desafío, que enfrentaste tus miedos y saliste victorioso, con la frente en alto y el corazón lleno de satisfacción.




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