Notas de un futbolista

Nota 24: Callar Bocas

Callar bocas es una de esas satisfacciones que solo el fútbol puede ofrecer. Es esa sensación incomparable que te invade cuando, después de escuchar tantas críticas, tantas dudas, te plantás en la cancha y demostrás de qué estás hecho. Esos momentos en los que te miran de reojo, con la desconfianza tatuada en el semblante, y vos sabés, en lo más profundo de tu ser, que vas a callarlos. Sabés que tenés la capacidad, el coraje y el talento para transformar esas dudas en aplausos. Y cuando finalmente llega el gol decisivo, la jugada que cambia el curso del partido o ese triunfo inesperado, sentís cómo el peso de todas esas palabras vacías se disipa en el aire.

Recuerdo perfectamente cada una de esas veces en las que las críticas se volvieron silencio. Como aquel partido donde todos decían que no teníamos chances, que nos iban a pasar por encima. Pero el fútbol, como la vida, es impredecible. Y cuando más nos subestiman, es cuando más fuerte nos levantamos. Ese día, salimos a la cancha con la determinación de demostrar que las palabras se las lleva el viento, pero los hechos quedan. Fue un partido peleado, lleno de momentos en los que parecía que no íbamos a poder. Pero en el último minuto, con la presión en la nuca y el estadio en silencio, llegó el gol. Un gol que no solo significó la victoria, sino también el triunfo sobre todas esas voces que dudaban de nosotros.

Esa satisfacción de callar bocas no se trata solo de una cuestión de orgullo personal. Es mucho más profundo que eso. Es la reivindicación de todo el esfuerzo, de todas las horas de entrenamiento, de cada gota de sudor derramada. Es el orgullo de saber que no solo demostraste tu valor, sino que también inspiraste a otros a creer en sí mismos. Cada vez que callamos bocas, enviamos un mensaje poderoso: que con trabajo duro, fe y determinación, cualquier obstáculo puede ser superado.

Pero la gloria más dulce no se encuentra solo en la victoria personal. Está en saber que lo hicimos como equipo, que cada uno puso su granito de arena para alcanzar ese objetivo. Que cada pase, cada corrida, cada esfuerzo compartido fue lo que nos llevó a ese momento de satisfacción. Callar bocas no es solo acallar a los críticos; es también un recordatorio para nosotros mismos de lo que somos capaces de lograr cuando nos unimos y trabajamos en conjunto.

Esas victorias que desafían las expectativas son las que más se atesoran. Nos recuerdan que, sin importar lo que digan los demás, somos dueños de nuestro destino. Y en el fútbol, como en la vida, los límites solo existen si les damos poder. Cada vez que rompemos esas barreras, estamos escribiendo nuestra historia de superación y éxito, una historia que inspira a otros a seguir sus sueños con la misma pasión y determinación.

Hoy, más que nunca, sabemos que estamos listos para lo que venga. Hemos callado bocas antes, y lo haremos de nuevo. Porque el fútbol nos ha enseñado que no hay desafío demasiado grande, ni crítica demasiado fuerte, que pueda detener a un equipo unido por un mismo objetivo. Vamos a seguir adelante, escribiendo nuestra historia, sabiendo que las victorias más dulces son aquellas que se ganan contra todo pronóstico, y que cada gol, cada triunfo, es una prueba más de que somos capaces de lograr lo imposible.




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