Notas de un futbolista

Nota 37: Destino

Hoy, me puse a pensar en mi destino y en lo que estoy destinado a hacer, en ese llamado interno que siempre ha estado ahí, latente, como un murmullo constante en mi mente. Desde que tengo memoria, he tenido la sensación de que mi vida está marcada por un propósito especial, algo que va más allá de lo común, aunque durante mucho tiempo no pudiera describirlo con palabras. Es difícil de explicar, pero siempre he sentido que había algo en mí que me separaba del resto, que me hacía distinto.

Recuerdo, de chico, cómo en cada partido, en cada juego con los pibes del barrio, siempre había una chispa, algo que me hacía ver el fútbol de una manera diferente. Mientras otros veían solo un juego, yo veía posibilidades, caminos que nadie más notaba. Esa capacidad de ver lo que otros no pueden, de anticipar jugadas, de leer el juego como si fuera un libro abierto, me hizo entender que quizás estaba destinado a algo más grande. No era solo una cuestión de talento, sino de una visión, de una intuición que me guiaba en cada decisión que tomaba en la cancha.

Esa sensación de ser único, de tener algo que me diferencia, me ha impulsado a ir más allá de los límites, a no conformarme nunca con lo que ya he logrado. Porque cuando sentís que estás destinado para algo grande, no podés permitirte bajar los brazos, no podés darte el lujo de descansar en los laureles. Esa certeza de que hay un destino esperándome, uno que solo yo puedo alcanzar, es lo que me levanta cada día, lo que me motiva a entrenar más duro, a enfrentar cualquier reto con la cabeza en alto y a seguir soñando, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.

No es que crea que todo está escrito, pero sí siento que hay un camino que es solo mío, uno que se va formando con cada decisión, con cada sacrificio. Y ese camino, aunque a veces sea empinado y lleno de obstáculos, es el que me llevará a cumplir con ese destino que siento tan profundamente. Siempre he sabido, en el fondo, que este viaje era mío, que cada paso que doy, cada esfuerzo que hago, es un paso más hacia la realización de ese propósito que me ha acompañado desde siempre.

Lo que más me motiva es esa convicción de que, si sigo este camino, si no me desvío, podré hacer realidad esos sueños que parecen inalcanzables. Cada día, me levanto con la certeza de que estoy más cerca de ese destino, de que cada gota de sudor, cada partido jugado, cada caída y cada levantada, me están forjando para algo grande. No sé exactamente cómo será, ni cuándo llegará ese momento en que todo cobre sentido, pero sé que, al final, valdrá la pena.

Así que sigo, con la cabeza en alto y el corazón firme, sabiendo que este camino es solo mío, que está lleno de desafíos y de oportunidades, y que cada paso que doy es un paso más hacia ese destino que, desde siempre, he sentido que me pertenece. Porque, al final del día, ser único no es solo una sensación, es una responsabilidad, una promesa que me hice a mí mismo de llegar hasta el final, sin importar lo que se cruce en el camino.




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