Notas de un futbolista

Nota 42: Aprovechar las Oportunidades

Como dijo Winston Churchill, "Si no luchás cuando tenés la oportunidad de vencer, pronto tendrás que luchar cuando no tengas ni la más mínima posibilidad de ganar". Esa frase me resuena profundo, especialmente en el mundo del fútbol, donde las oportunidades no se presentan dos veces y el tiempo es un recurso que no se recupera. La clave, como bien lo dijo Churchill, está en tomar acción cuando tengo la chance, no cuando ya no queda otra opción o cuando el margen de maniobra se reduce a nada. En otras palabras, el momento para cambiar y mejorar es ahora, cuando puedo hacerlo con libertad y no cuando las circunstancias me empujen al borde del abismo.

Esta mentalidad la traslado a cada aspecto de mi vida, pero especialmente al fútbol, donde cada entrenamiento es una nueva oportunidad para demostrar mi valía. En lugar de lamentarme por lo que no hice en el pasado, por aquellas oportunidades que dejé escapar, prefiero centrarme en lo que puedo hacer hoy. El fútbol, como la vida, no espera a nadie. Si me detengo demasiado tiempo a pensar en lo que pudo haber sido, corro el riesgo de quedarme estancado, de perder la chance de cambiar el curso de mi carrera.

Es por eso que cada vez que piso una cancha, ya sea en un partido oficial o en un entrenamiento, mi enfoque está en dar lo mejor de mí. No espero a que las circunstancias me obliguen a mejorar o a cambiar mi actitud. Tomo la iniciativa, me preparo para los desafíos antes de que se presenten y busco siempre superarme, no solo en lo físico, sino también en lo mental y táctico.

Hay un dicho en el fútbol que dice que "el partido se gana en los entrenamientos". Y es cierto, porque la preparación es lo que me pone en una posición de ventaja cuando llega el momento decisivo. No puedo esperar estar en forma o tener una estrategia clara solo cuando me enfrento a un rival fuerte o en una final; eso es algo que se construye día a día. Cada minuto en el gimnasio, cada segundo en la cancha, cada repetición de un movimiento, cada tiro al arco, todo cuenta. Es en esos momentos donde realmente se decide el resultado, aunque no sea evidente en el momento.

Además, he aprendido que no se trata solo de mejorar cuando las cosas van mal. El verdadero cambio se da cuando, aun estando bien, busco estar mejor. Esa es la mentalidad que me diferencia, la que me hace avanzar. No me conformo con lo que soy hoy porque sé que siempre puedo ser mejor mañana. Esta actitud no solo me prepara para los momentos de crisis, cuando la presión es máxima y los márgenes son estrechos, sino que también me permite disfrutar del juego, sabiendo que estoy haciendo todo lo posible para alcanzar mis sueños.

Y es esa preparación, ese esfuerzo constante, lo que me asegura estar listo para luchar y ganar cuando llegue el momento crucial. Porque sé que el fútbol, al igual que la vida, es impredecible. Puedo tener un plan, puedo entrenar duro, pero al final, hay cosas que escapan de mi control. Sin embargo, lo que sí puedo controlar es mi disposición para dar pelea cuando la oportunidad se presenta. Y esa es una lección que no solo se aplica en el campo, sino en todo lo que hago.

Por eso, no espero a que la vida me empuje a tomar decisiones. Prefiero adelantármele, tomar las riendas y buscar la excelencia en cada paso que doy. Así, cuando llegue el momento de la verdad, sabré que estoy preparado, que hice todo lo que estaba a mi alcance, y que tengo la confianza para luchar y vencer. Porque en el fútbol, como en la vida, la victoria se construye en los momentos en que nadie está mirando, cuando parece que nada importa. Ahí es donde realmente se decide quiénes somos y hasta dónde llegaremos.




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