Notas de un futbolista

Nota 61: Afrontando las Críticas y el Racismo

Enfrentar críticas y racismo es, lamentablemente, una realidad que muchos de nosotros hemos tenido que enfrentar en algún momento de nuestras vidas, especialmente en el mundo del fútbol. Este deporte, que es sinónimo de pasión, unión y alegría, también puede ser el escenario de comportamientos y actitudes que no tienen lugar en la sociedad, pero que siguen ocurriendo. A veces, cuando salís a la cancha, no solo estás jugando un partido de fútbol, sino también luchando contra prejuicios y estereotipos que buscan desestabilizarte.

La primera vez que experimenté un episodio de racismo, sentí una mezcla de indignación, tristeza y frustración. Era un pibe, apenas empezaba a destacar en las inferiores, y de repente me encontré enfrentando una realidad que no estaba preparado para manejar. Las palabras que escuché desde la tribuna, llenas de odio y desconocimiento, me golpearon como un mazazo. En ese momento, uno se da cuenta de que no se trata solo de lo que podés hacer con la pelota, sino de cómo respondés a esas situaciones que buscan derribarte.

Mantener la calma y la compostura en esos momentos es fundamental. No es fácil, y lleva tiempo aprender a hacerlo, pero es clave para no permitir que esas palabras negativas te afecten. El racismo, como cualquier otra forma de discriminación, está diseñado para hacerte sentir menos, para hacerte dudar de tu valor. Pero es en esos momentos cuando más tenés que aferrarte a tu autoestima, a tu convicción de que valés mucho más de lo que cualquier insulto pueda decir.

Una de las cosas que aprendí con el tiempo es que no es solo mi responsabilidad protegerme de esas agresiones, sino también educar a otros. Hablar sobre la diversidad, la inclusión y el respeto mutuo es esencial. Si bien es fácil caer en la tentación de ignorar el problema, dar vuelta la cara y seguir adelante, es mucho más poderoso y constructivo enfrentarlo. En cada entrevista, en cada charla con los pibes de la cantera, trato de transmitir la importancia de respetar a los demás, sin importar de dónde vengan, cómo se vean o qué idioma hablen.

El respeto dentro y fuera del campo es algo que debemos promover constantemente. En el vestuario, en la cancha, en los medios, siempre hay que poner el ejemplo. Porque más allá de ganar partidos, tenemos la responsabilidad de construir un entorno deportivo que sea justo y acogedor para todos. Eso significa que cuando ves o escuchás algo que no está bien, tenés que levantar la voz, no solo por vos mismo, sino por todos los que han pasado y pasan por lo mismo.

Buscar apoyo en compañeros, entrenadores y organizaciones que defienden la igualdad y la justicia también es crucial. A veces, uno puede sentirse solo en estas situaciones, como si todo el mundo estuviera en tu contra. Pero la realidad es que hay muchas personas que comparten tu visión, que quieren ver un fútbol donde todos sean tratados con respeto. Rodearse de esa gente, de aquellos que te apoyan y te entienden, es una fuente inagotable de fuerza y solidaridad.

Recuerdo un partido en particular donde los insultos racistas eran tan fuertes que me costaba concentrarme. En el entretiempo, mi entrenador se acercó, me miró a los ojos y me dijo: "No les des el gusto. Vos vales mucho más que esos comentarios. Salí y juga como sabes." Esas palabras, aunque simples, tuvieron un impacto enorme en mí. Sentí el respaldo de mi equipo, la confianza de quienes creían en mí, y eso me dio la fuerza para seguir adelante y dar lo mejor de mí en la segunda mitad.

Convertir las críticas en combustible para mejorar es una respuesta poderosa y constructiva frente a la adversidad. En lugar de dejar que los comentarios negativos te derrumben, usalos para impulsarte, para demostrar que estás por encima de eso. Cada insulto, cada crítica, puede ser transformado en energía para mejorar, para seguir adelante con más fuerza. Porque al final del día, lo que realmente importa no es lo que los demás digan, sino cómo respondes vos a esas situaciones.

En el fútbol, no se trata solo de lo que haces en los momentos de gloria, sino de cómo te comportas cuando las cosas se ponen difíciles. Superar el racismo y las críticas es parte de ese camino. Es un proceso que te fortalece, que te hace más resiliente, y que te recuerda constantemente por qué haces lo que haces. Porque más allá de los insultos, de las miradas de desprecio, de los comentarios malintencionados, siempre hay un campo de juego donde podes demostrar tu verdadero valor.

Y ese valor no se mide solo en goles, en trofeos o en victorias. Se mide en cómo te mantenes firme frente a la adversidad, en cómo respondes con dignidad y respeto, y en cómo, a pesar de todo, seguís adelante, con la cabeza en alto y el corazón lleno de pasión por el juego. Porque, al final, el fútbol es mucho más que un deporte. Es una plataforma para demostrar que, sin importar de dónde vengas, quién seas o cómo te veas, todos tenemos el derecho de ser tratados con respeto y dignidad. Y esa es una lección que vale la pena recordar cada vez que pisamos la cancha.




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