Nova-19: Secretos De 1865

CAPITULO 1: SOMBRAS DEL LEGADO

Washington D.C., año 2029 – Un año después

La ciudad brillaba entre tormentas eléctricas, como si la atmósfera misma presintiera que algo dormido estaba a punto de despertar. En la cima de un edificio gubernamental abandonado, una figura femenina observaba las calles con mirada firme. Su cabello rubio recogido en una trenza, sus ojos verdes fijos en la oscuridad. Llevaba un traje táctico negro con detalles rosados, y una “N” roja brillaba sobre su pecho. Era Yelena Hardy, ahora conocida como Nova-19.

Había pasado un año desde que se enfrentó a traiciones, verdades enterradas y al proyecto secreto que cambió el rumbo de su vida. Un año desde que había escapado con vida… y con preguntas. La identidad de su jefe seguía siendo un misterio. El Archivo 1865, aún incompleto. Y Sebastián Pullman, presunto muerto, seguía sin aparecer.

Pero esta noche no era una misión cualquiera. Era una advertencia.

—Ya deberías estar dentro, Nova —dijo una voz por el comunicador.
Era Cuervo, su nuevo informante desde las sombras. No era un aliado exactamente, pero parecía tener sus propios motivos para ayudarla.

—Estoy esperando la señal térmica —respondió Yelena—. Dijiste que había un compartimento subterráneo debajo del viejo Departamento de Defensa. No lo veo.

—Está allí. Bajo la sala de comunicaciones. Pero no lo llaman “nivel fantasma” por nada. No aparece en planos ni responde a sensores modernos.

Yelena suspiró. Nada en esta vida era fácil. Se lanzó del edificio con un gancho magnético y cayó sobre el techo del complejo clausurado. Forzó una compuerta de mantenimiento y descendió a los niveles olvidados del lugar.

Allí abajo, todo era silencio y óxido.

Las paredes mostraban rastros de un pasado que el gobierno había tratado de enterrar: logos quemados, placas arrancadas, códigos de seguridad cubiertos por hongos y polvo. Tras forzar una última compuerta con su equipo, Yelena llegó a una bóveda oculta, protegida por un panel biométrico destrozado.

Entró.

En el centro de la sala había una cápsula criogénica sin energía. Dentro, el cuerpo de una joven de cabello blanco y uniforme futurista. En un estante cercano, un archivo físico sobresalía entre escombros:

"Proyecto NOVA-19 / Confidencialidad Omega."

Yelena abrió el dossier.

Entre sus páginas había fotos antiguas. Fragmentos del Proyecto Ultra Humano. Diagramas de ADN. Imágenes satelitales de instalaciones en Siberia, Namibia y Nevada. En una hoja central, una lista:

> MEGA HUMANOS — Cantidad total: 300. Estado: inactivos.
Activación prohibida tras el protocolo ULTRA-0.
Ubicación actual: dispersión global. Clasificación: Apocalíptica.

Y luego, algo que la hizo detenerse:

Nombre del Sujeto Central:
Valentina Rodríguez (ULTRAGIRL)
Estado actual: Criogenia total.
Poderes catalogados: ██ █████ ████████ ████ ██ ████.

Yelena dio un paso atrás, impactada. No solo el Proyecto Ultra Humano era más amplio de lo que imaginó. Había una nueva amenaza… y alguien estaba intentando desenterrarla.

En el fondo de la sala, una pantalla parpadeó sin ser tocada. Apareció un rostro distorsionado, cubierto por una máscara táctica oscura.

—¿Nos volvemos a encontrar, Nova-19?

La sangre de Yelena se congeló. Esa voz. Era imposible.

—¿Pullman…? —susurró.

—Pensaste que el fuego me había consumido. Pero el archivo solo fue una capa. Aún no has entendido nada. Tú no fuiste creada para destruir… sino para decidir.

La imagen se apagó. Un segundo después, la bóveda comenzó a autodestruirse.

Yelena corrió con el archivo en brazos, alcanzando a escapar antes del colapso. Afuera, bajo la tormenta, cayó de rodillas sobre el concreto mojado, respirando con fuerza.

Pullman estaba vivo.

Y si él estaba vivo, entonces el verdadero propósito de Nova-19 apenas comenzaba a revelarse.




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