Nova-19: Secretos De 1865

CAPITULO 2: FRAGMENTOS INFILTRADOS

Ubicación: Refugio subterráneo, Afueras de Boston – Marzo 2029

El eco de la lluvia golpeando el techo del refugio metálico no lograba cubrir el ruido de los pensamientos de Yelena. Sentada frente a una mesa llena de recortes, planos destruidos y discos duros reensamblados, su mente repasaba una sola frase:

> “Tú no fuiste creada para destruir… sino para decidir.”

Pullman estaba vivo. No cabía duda. Solo él conocía esas palabras, pronunciadas una vez en el Proyecto U… cuando ella aún era solo una niña de laboratorio.

—No tiene sentido —murmuró, apoyando las manos contra la mesa—. ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de un año de silencio?

—Porque nunca fue silencio —dijo Cuervo entrando al refugio con su habitual paso sigiloso—. Solo que no sabías dónde escuchar.

Cuervo, con su chaqueta larga y su rostro siempre cubierto por sombras, se acercó dejando caer una carpeta roja sobre la mesa. Llevaba impreso un nombre: "Sector Nevada, Laboratorio DORMANT."

—¿Qué es esto? —preguntó Yelena, tomando el archivo.

—Información filtrada de un satélite ruso que interceptó datos crípticos desde un búnker bajo el desierto de Nevada. Uno de los lugares donde presuntamente se almacenan otros Mega Humanos… incluyendo a ella.

Yelena hojeó rápidamente hasta detenerse en la imagen que temía: Valentina Rodríguez, dormida en su cápsula criogénica. Su rostro era sereno, pero rodeado de indicadores biológicos complejos. Potencia sin conciencia. Fuerza sin voluntad.

—Siguen inactivos, ¿no? —preguntó, aún sin levantar la mirada.

—Sí. Por ahora. Pero Pullman puede estar reuniendo lo que necesita para activarlos... o para usar su existencia como chantaje global.

Yelena se puso de pie. Ya no se trataba de respuestas personales. El archivo 1865 era solo una llave… a una puerta mucho más grande.

—¿Hay algo más? —preguntó.

Cuervo asintió.

—Interceptamos una comunicación encriptada desde un punto al este de París. Un nombre se repite: “Spectro”. Lo que sea, no es un agente gubernamental. Y tiene acceso a fragmentos del archivo original de 1865.

El corazón de Yelena dio un vuelco. Aquel nombre… no era desconocido.

—Spectro…

—¿Te suena? —preguntó Cuervo, observándola.

—No... sí. No lo sé —respondió con tensión—. Algo dentro de mí lo reconoce. Como si lo hubiese escuchado antes de despertar en el laboratorio por primera vez. Algo muy antiguo.

Cuervo la observó en silencio. Él sabía más de lo que decía, pero ahora no era momento de forzar la verdad.

—Entonces es momento de seguir el rastro.

Yelena levantó la carpeta de Nevada y la metió en su mochila. Tomó su chaqueta y miró a Cuervo directamente.

—Vamos a Francia.

—¿Y si es una trampa? —preguntó él, ajustando su comunicador.

—Entonces que sea la última que Pullman prepare sin que le explote en la cara.

Mientras se marchaban por el pasillo subterráneo, una cámara oculta en el rincón más oscuro del refugio giró. Al otro lado del planeta, en una instalación oculta en los Balcanes, un monitor mostró la imagen de Yelena saliendo del refugio.

Una figura entre sombras cruzó los brazos.

—Nova-19 ha mordido el anzuelo. Activa a los Cazadores Dormidos. Y que Spectro reciba el mensaje: es hora de que conozca a su hermana.




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