Las luces de neón rebotaban en el rostro de Yelena Hardy mientras reía con su nuevo grupo de amigos. Louise Young, con su carisma despreocupado, y Andrew Stanfield, el más reservado, la habían llevado a uno de los rooftops más exclusivos de Nueva York. Por una noche, Yelena intentaba olvidarse de su legado, de su nombre, de la carga que venía con ser NOVA.
Pero la paz no dura.
Entre la música electrónica y las luces estroboscópicas, una figura apareció desde las sombras: Spectrum. Silencioso, amenazante… distinto.
—"No vengo a luchar, Yelena." —dijo con una voz más grave de lo habitual— "Vengo a advertirte. Algo más grande que yo, algo más antiguo… viene por ti."
—"¿Qué cosa?" —preguntó ella, retrocediendo, con los músculos tensos.
—"El orbe... El orbe no estaba solo. Y ahora, su nuevo guardián ha despertado. Él cree que eres una amenaza. Yo solo fui un prólogo."
Antes de que pudiera interrogarlo más, Spectrum desapareció entre la multitud, dejando un frío estremecimiento detrás.
Yelena salió corriendo de la fiesta. Su instinto no podía ignorar lo que acababa de oír. Al pisar la acera, alzó la vista. En todas las pantallas gigantes de Times Square, la transmisión fue tomada por un grupo extremista desconocido.
Un hombre con voz distorsionada y rostro cubierto por un casco dorado habló con tono solemne:
> “La humanidad necesita equilibrio. El caos debe ser eliminado. El Orbe eligió a uno nuevo: Guardian X. El Protector Verdadero. Y su primera misión... será erradicar la amenaza llamada NOVA.”
La imagen cambió. Un ser imponente, con armadura oscura, energía dorada vibrando de su pecho, se mostraba de pie sobre un campo de ruinas. Sus ojos ardían con el poder del Orbe. En sus manos, una lanza que parecía forjada con el núcleo del universo.
Yelena cerró los puños, su corazón acelerado. No había duda alguna.
Guardian X acababa de declarar la guerra.