La sala de reuniones estaba en penumbra. Solo las luces holográficas del mapa táctico iluminaban los rostros tensos de YELENA, Sophia, Frederick, Teresa, Deadshoot y Ghost. Las cifras eran alarmantes: más de 160 Mega Humanos muertos en menos de una semana. Todos distintos, todos con capacidades increíbles, todos eliminados con precisión quirúrgica.
—Esto no es una purga. Es una cacería. —dijo Ghost con voz seca.
—¿Quién tiene tanto poder para borrar a seres como estos? —preguntó Teresa, con la mirada clavada en la lista de nombres caídos.
YELENA cerró el puño. Algo en su interior le decía que era más que Spectrum… mucho más.
En un laboratorio oculto, Spectrum, Spirit y Spectro activaban la consola frente a la cápsula de Valentina. Su cuerpo criogénico flotaba inerte, pero ahora la computadora mostraba datos nuevos: actualización de habilidades completada.
Spirit enumeró:
Visión de calor.
Aliento de hielo.
Vuelo supersónico.
Fuerza capaz de rivalizar con la energía de trillones de explosiones nucleares.
Velocidad hiperlumínica.
Reflejos imposibles.
Súper oído.
Adaptación a ambientes extremos.
Spectro frunció el ceño.
—Aún tiene su único defecto…
Spectrum giró el rostro. —La conexión emocional… si siente apego, duda. Y si duda, falla.
—Pero no esta vez. La reprogramaremos… sin corazón —dijo Spirit.
El equipo de YELENA irrumpió por el techo y el túnel subterráneo. Cada uno tomó posiciones.
En cuestión de minutos, los dos bandos colisionaron en el laboratorio como titanes. Teresa y Frederick enfrentaron a Spirit, cuyas formas espectrales hacían que las balas pasaran a través sin herirlo. Ghost y Deadshoot rodearon a Spectro, mientras Sophia cubría a YELENA en su choque directo contra Spectrum.
La pelea fue brutal.
Teresa logró atrapar el núcleo etéreo de Spirit en un contenedor de energía desarrollado por Ghost. Deadshoot golpeó con fuerza el núcleo de Spectro, obligándolo a replegar su forma y volverse tangible, momento en que Ghost lo selló con una trampa de luz.
YELENA derribó a Spectrum con un doble impacto energético que lo lanzó contra una consola, dejándolo inconsciente.
Los espectros gimieron. El laboratorio temblaba.
Cuando YELENA se acercó a los contenedores espirituales, su rostro palideció.
—No puede ser… Cuervo… Gregory… ¡yo vi sus tumbas!
Las figuras dentro del cristal la miraron con melancolía.
—Estamos muertos, Yelena —susurró Spectro—. Pero el mundo no nos dejó partir.
—Nuestras almas fueron absorbidas por el mismo campo que alimenta a los Mega Humanos —dijo Spirit—. Ahora somos algo más… armas del mundo que creaste sin saberlo.
YELENA retrocedió, atónita.
—¿Y Valentina?
Spectro sonrió.
—Valentina… ya casi está despierta.