Nova: Origen Supremo

15: FUEGO EN LA NIEVE

La luz parpadeante de los monitores en el subterráneo más recóndito del planeta era lo único que iluminaba la oscuridad reinante. Un profundo zumbido vibraba en las paredes como si una bestia colosal respirara bajo tierra. En el centro del salón, August Kreel observaba con orgullo los datos en su pantalla principal, mientras el Guardian X cruzaba los brazos, imperturbable.

—Cinco mil. Todos operativos —dijo Kreel, con una sonrisa cruel en el rostro—. Cada uno con inteligencia artificial, armas integradas y capacidad de regeneración energética. Es el ejército más perfecto jamás creado.

El Guardian X no respondió de inmediato. Solo giró su cabeza metálica hacia Kreel.

—Ponlos a prueba. Esta noche.

Kreel levantó una ceja.

—¿A quién quieres que eliminemos primero?

—Rusia. Su poder militar es simbólico. El mundo no lo tomará como algo imposible. Será una señal. De que ya empezó.

Kreel asintió. Pulsó un botón rojo con determinación.

—Entonces que ruja la tormenta.

.

La noche cayó sobre Moscú como un sudario, pero no fue el frío lo que hizo temblar a la ciudad. Fue el primer estallido.

A las 02:14 AM, el cielo se abrió como un vidrio roto y más de mil naves pequeñas comenzaron a descender. Las calles se llenaron de caos. La primera oleada de robots cayó directamente sobre una base militar en las afueras. En menos de cinco minutos, los radares fueron silenciados, los soldados masacrados, y los tanques convertidos en chatarra.

Los rusos respondieron con todo. Misiles tierra-aire, artillería pesada, cazas desde Vladivostok hasta Kaliningrado. Pero los robots eran demasiado rápidos. Demasiado coordinados. Cada explosión era contrarrestada con una precisión quirúrgica.

A las 03:00 AM, China había sido alertada. A las 03:10 AM, los primeros cazas japoneses cruzaban la frontera para ayudar. A las 04:30 AM, una alianza improvisada entre Corea del Norte, Australia, Polonia, Venezuela y el Reino Unido había desplegado tropas en distintos puntos para intentar contener el avance.

Pero al amanecer, Moscú ardía...

La televisión zumbaba con volumen bajo en el apartamento de YELENA. La luz del día apenas entraba por las cortinas cuando Valentina apareció en pijama, mirando con curiosidad.

—¿Siempre hay tantas guerras ahora? —preguntó con voz somnolienta, con una taza de café caliente en las manos. YELENA estaba sentada con el ceño fruncido, mirando el noticiero sin parpadear.

—No. Esto… no es una guerra normal.

En la pantalla, un periodista transmitía en vivo desde las ruinas de Kazán. Columnas de humo negro. Explosiones. Robots caminando entre los restos de aviones rusos derribados.

"La alianza internacional está perdiendo. Las tropas son superadas tecnológicamente. La población civil está siendo evacuada a través de corredores que están siendo atacados sin piedad."

Valentina se sentó lentamente, como si sintiera en la piel la gravedad de lo que ocurría.

—¿Son ellos? —preguntó en voz baja—. ¿Kreel? ¿El Guardian?

YELENA asintió.

—Esto es solo el ensayo. Y lo están ganando.

Tomó su teléfono y marcó rápidamente. Mientras lo hacía, giró hacia Valentina.

—Tenemos que actuar ahora.

—¿Qué vas a hacer?

—Lo que siempre hacemos. Luchar. Pero esta vez, no vamos a esperar a que nos ataquen.

A las 14:00 horas en punto, la puerta trasera de una cafetería de Brooklyn se abrió y fueron entrando uno a uno. Sophia, con sus lentes puestos, revisando una tablet. Frederick y Teresa, con sus chaquetas negras y rostros tensos. Ghost, caminando entre las sombras como si flotara. Deadshoot, recién salido del hospital, con vendas en la mano derecha pero mirada decidida.

Valentina ya los esperaba en una mesa del fondo junto a YELENA, que había reservado todo el lugar.

—Gracias por venir tan rápido —dijo YELENA, poniéndose de pie.

—¿Qué está pasando exactamente? —preguntó Sophia, sentándose mientras miraba las pantallas del televisor de la cafetería mostrando imágenes en directo de las explosiones en San Petersburgo.

—Kreel y el Guardian X han soltado a su ejército —explicó YELENA—. Más de cinco mil robots. Tecnología de combate que supera a todos los países involucrados. Rusia está colapsando. La OTAN está perdida. La ONU está paralizada.

—Y ahora qué —interrumpió Deadshoot—, ¿nosotros vamos a jugar a ser la Liga de la Justicia?

YELENA lo miró con seriedad.

—No. Vamos a detener una extinción.

Un silencio pesado cayó sobre la mesa.

—¿Cómo nos preparamos para esto? —preguntó Teresa.

Valentina se puso de pie, por primera vez mostrando autoridad en su rostro. Ya no era la mujer desorientada de hace unos días.

—Yo los voy a entrenar.

Todos la miraron.

—¿Tú? —dijo Frederick con una sonrisa—. ¿La chica de 1760?

—No. —Valentina respondió, los ojos brillando—. La única capaz de destruir un ejército con un solo aliento.

YELENA sonrió con una mezcla de orgullo y preocupación.

La guerra había comenzado.
Y el mundo ya no iba a ser el mismo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.