Capítulo
La recepción era hermosa, todo decorado con flores naturales y mesas perfectamente alineadas, dejando un espacio en medio el cual atraía la atención, debido a que justo del techo colgaban más flores con luces parecidas a las que se colocaban en navidad, quedé impactada con la cantidad de detalles atractivos en decoración, seguramente habían contratado a personas realmente profesionales, y eso quería decir que no escatimaron en gastos para realizar un evento tan extravagante.
—Señorita Smith, vayamos a esa mesa —murmuró mi jefe, llevándome de su brazo, se comportaba como todo un caballero en ese lugar y por un instante, olvidé que siempre se podía ser como un ogro conmigo. Caminamos a unas cuantas mesas más adelante, sin embargo, antes de poder llegar, alguien se interpuso en nuestro camino, un hombre que aparentaba edad de 50 años o más, debido a las canas que se asomaban en su cabello.
El sujeto portaba un fino traje negro con una corbata de moño, lo primero que noté fue su costoso Rolex reluciente en la muñeca, no obstante actúe con naturalidad observándolo mientras saludaba a mi jefe.
—¡Patrick, pero qué sorpresa tan agradable! —inició enérgicamente. El jefe le dedicó una sonrisa, seguido de un apretón con la mano.
—Lo mismo digo Jonh, es un placer verte nuevamente —contestó con naturalidad, pero algo en su tono de voz me parecía a que estaba nervioso, yo conocía a mi jefe lo suficientemente, como para darme cuenta de que ese no era su tono característico que demostraba seguridad y autoridad.
El hombre dirigió su atención a mí, y con una amplía sonrisa preguntó a Patrick.
—Y quién es esta bella dama que te acompaña —expresó con un dejo seductor. Yo tragué saliva y apreté la mano de mi jefe por instinto.
—Esta hermosa dama —indicó Patrick viéndome al rostro y por un instante olvidé una vez más como respirar. Es mi novia —continuó y me sonrió.
《 No te desmayes Chris, solo no te desmayes 》
Supliqué, ya que realmente el jefe estaba haciendo tan bien su papel, que comenzaba a creerme esa patética mentira.
—¡Vaya, esto es una gran sorpresa! Megan se podrán muy feliz por ti —apuntó dándole un golpecito en el hombro.
Pude sentir como el cuerpo de mi jefe se tensó al escuchar aquel nombre, que al parecer para él aún tenía un cierto sentido importante, aunque intentara ocultarlo y repitiera mil veces que todo quedó en el pasado y ya esa mujer no significaba nada, yo sabía en el fondo que estábamos ahí, porqué le importaba mucho lo que Megan pensara. Que asistiera a su boda y se tomara la molestia de contratarme como una fachada, para hacerles pensar que yo era “su novia” todo apuntaba a un sentimiento comprimido que el orgullo no le permitía aceptar.
—Sí, también me siento feliz por ella —respondió, tratando de sonar convencido. La verdad me sorprendió notar que después de todo, mi jefe terminaba siendo como los demás mortales, y no podía negar que sentí pena por él, no deseando estar en su situación.
—Mira —señaló Jonh—. Ahí viene —prosiguió y todos miramos hacia donde el hombre indicaba, justo delante de mis ojos se aproximaba una esbelta mujer con vestido blanco ajustado al cuerpo, y cabello negro recogido en un peinado alto, su cuello era adornado por un hermoso collar de diamantes que brillaba bajo las luces del salón. No podía negar que esa mujer parecía una modelo sacada de revista y tenía la capacidad de bajar la autoestima automáticamente.
Solo me limité a respirar sintiendo mi corazón latir con fuerza, las manos me sudaban y me apenaba que el jefe se diera cuenta, intenté soltarlo, pero al parecer sé encontraba mucho más nervioso que yo y estaba apretando con tal fuerza que empezaba a dolerme.
—Lo siento —se disculpó aligerado un poco, siguió observando a la bella dama hasta que ella quedó de pie frente a nosotros, mostró una amplía sonrisa de dientes perfectos y blancos para saludar a Patrick de forma cordial y animada.
—Patrick, qué grata sorpresa —manifestó.
—Lo mismo digo, Megan te ves hermosa —contestó con un dejo tranquilo. Ella no dejó de mostrar esa sonrisa jamás y luego sus ojos verdes se posaron en mí, me examinó con cautela y movió los labios para preguntar.
—Y esta belleza quién es, me encanta tu vestido querida, te queda como guante, perfecto, muy lindo —halagó y sentí la garganta como se cerraba. Traté de responder y cuando estaba dispuesta, a hacerlo, mi jefe me interrumpió.
—Megan, déjame presentarte a mi novia, ella es Christina —declaró. Y pude notar un ligero toque de disgusto en el rostro de la mujer, empero lo supo disimular, ya que me abrazó de forma repentina dejando un beso en mi mejilla.
—¡Qué éxito, todos somos felices! —marcó de manera amable para luego separarse, pero sujetando mi mano con suavidad.
—Realmente les deseo mucha felicidad —expresó, y aunque sus labios pronunciaron esas palabras, no sé porqué sentía que estaban llenas de falsedad. Espero poder asistir a su boda pronto —comentó a modo de secreto. Mi jefe sonrió dedicando un gesto cordial y me atrajo derrepente hacia su cuerpo tomando mi cintura.
—Créeme que serás la primera en saber cuando demos ese paso, aunque con esta mujer creo que será más pronto de lo que imaginas —dijo viéndome al rostro, sus ojos azules me dejaron sin aire, se veía tan dulce cuando no gritaban a nadie, y por un instante, solo por ese momento corto me di cuenta de que él no era tan malo como aparentaba.
—Ay, pero que bellos se ven ustedes dos juntos —soltó Megan con emoción.
—Sí, cariño, ellos hacen una pareja perfecta —intervino el hombre, quien luego se identificó como padre de la novia. Era de esperarse, ese hombre daba la impresión de ser alguien sumamente poderoso y adinerado.