Capítulo 16

Los siguientes días fueron una mierda, la frase 'iremos lento' desapareció de la mente de ambos. Después de la introducción de las reglas, todo fue muy rápido. Ese mismo día, después de escribirlas, me colocaron un brazalete muy delgado en la muñeca, se aseguraron de hacerme entender que no tenía permitido quitármelo por nada del mundo. Si lo hacía me castigarían y a decir verdad, ya no quiero más castigos, así que acepte dejarlo allí, agradecía que no me molestara.

En las noches, siempre tenía que tomar de un biberón, al principio me negué rotundamente, incluso ahora hacía todo lo posible para no tener que beber de él, pero sin poder lograr mi objetivo ni querer recibir un castigo por haber roto alguna de sus estúpidas reglas, cerraba los ojos imaginando que era un simple termo, me gustaba tomar de termos, un termo con una tetilla de silicona.

— Hora del baño, princesa —. Jonathan entró al cuarto, enojada, fruncí el ceño, revolviéndome en la cuna, me alejé lo más que pude de él. Me enojaba más el chupón que se había mantenido en mi boca desde la noche anterior, gracias a una extraña cinta que rodaba mi cabeza. Mis manos estaban atrapadas en dos 'manoplas' impidiendo que las usara para quitarme la cinta de mi cabeza. Anoche había sido duro, ellos querían que usar un chupete, pero por nada del mundo quería hacer uso de ese artefacto, ya me sentía lo suficientemente pequeña como para que me agregaran algo como eso, pelee bastante, rompí dos reglas en menos de 10 minutos. Axel se enojó mucho cuando le escupí el chupete en la cara, luego se fue, y pensé que había ganado, pero llegó con otro chupete, forcejeando lo ajusto a mi cara, luego con ayuda de Jonathan me pusieron las manoplas. Muerta de vergüenza me oculté en la parte más lejana de la cuna. Así pase la noche.

Refunfuñando intenté evitar que me cargara, la pijama era muy pequeña e incómoda, no era una pijama, era un body de bebé, otra cosa que me habían obligado a utilizar. La falta de brasier me molestaba, nunca fui de esas chicas que al llegar a casa se quitaban el brasier, al menos agradecía que me dejaran usar una franela de ropa interior, aunque prefería el brasier.

Aún no lograba entender por qué hacían esto, porque me hacían esto. No era una niña y menos un bebé, pero era obvio que ellos no lo entendían, no lo querían entender o bueno, no les importaba.

Sin lograr alejarme más, sus manos me tomaron por el hombro, moviéndome, logró levantarme fácilmente, llevándome al baño. Dejándome de pie en la suave alfombra, tomó mi mano, ya libres de las manoplas, intente quitarme la correa de la cabeza.

— Ni se te ocurra, corazón —. Su advertencia fue muy ligera, pero a pesar de ello decidí hacer caso: "Tienes dos minutos para quitarte la ropa y entrar en la tina" Avisó saliendo. Suspirando me miré en el espejo. Desabrochando los botones del body lo levanté, dejándolo en el suelo, luego le siguió la franela y mi ropa interior, rápidamente entre en la bañera. Agradecía que Jonathan le pusiera más espuma que Axel, así lograba mantenerme sentada y cubrir mi desnudes, no tenía que encorvarme en el agua.

Después de unos segundos volvió a entrar con la mirada en su celular, tomando unos cuantos muñecos de hule los dejo flotando en el agua. Entregándome el jabón en barra, me indico que me limpiara mientras él lavaba mi cabello.

El baño ha sido lo peor de todo esto, luche mucho los primeros tres baños. En el cuarto baño fue el peor, me acusaron de no cumplir mi promesa y me advirtieron que si seguía así me iban a obligar a usar el pañal. Lo que menos quería era eso, por lo que traté de contenerme.