¡nuestra Historia!

¡Un viaje de Descubrimiento! - II

—¿Un letrero sin nada escrito? —comentó Hospite.

—Entonces, deberíamos darle un nombre, ¿no crees?

—¿Un nombre?

—Sí. Si esto está sin explorar, significa que soy la primera en llegar. ¡Ja! Comete esta, Portugal —exclamó con una clara expresión de burla y orgullo; en ese preciso momento, Portugal, en alguna parte, estornudó.

—En ese caso, ¿cuál sería un buen nombre?

—Es cierto... veamos... Oh, lo tengo.

La isla a la que España había llegado, pronto fue bautizada como San Salvador. Un lugar totalmente inexplorado se mostraba ante España, mientras Hospite no dejaba de tomar notas en su libreta. Sin más tardanza, España empujó la puerta con toda la fuerza de su cuerpo y ésta empezó a ceder. El polvo y el comején cayeron de las grietas en la puerta sobre ellas, y finalmente la pesada estructura fue abierta. Del otro lado, había un lugar muy, muy apartado del resto; había árboles que eran altos y la vegetación espesa, la luz del sol encandilaba sus ojos tras tanto tiempo en la oscuridad. Estaba descuidado en gran manera.

—Esto resultó muy diferente a lo que esperaba —expresó España.

—¿Qué esperaba, España? —preguntó Hospite.

—Verás, mi adorable aventurera, mi verdadera razón para esta expedición era encontrar una manera de llegar con India.

—¿Con India?

—Sí. Normalmente tendría que atravesar un largo corredor entre las "habitaciones" de Europa para llegar a la suya, cosa que me toma mucho tiempo. Un día miré por la ventana de mi habitación y pensé: "¿No habrá forma de llegar por otro lado?", ya que no podía ver mucho más allá de lo que podía ver a través de ella. Entonces, se me ocurrió la idea de ir por el otro lado.

—¿Entonces sus razones son porque era muy perezosa para tomar el camino?

España volteó la mirada y silbó.

—N-no es por eso.

—¡Terminó en una expedición que tardó dos meses y nueve días por su pereza!

—Pero valió la pena. Llegamos con India, aunque no es como esperaba que fuera. Ella debería estar más adelante, este lugar no es como lo recordaba.

Más tarde, España inició su exploración por todo el lugar. No tardó en encontrar vestigios de civilización oculta entre la espesura de la vegetación. Luego, mientras deambulaba entre las estructuras, ante ella apareció un joven no tan alto como ella, pero él estaba marcado con cicatrices y le llamó la atención que en sus vestidos portaba algunos fragmentos de oro.

—¿Ustedes venir del cielo? —preguntó él.

—No, no, yo venir de Europa —contestó España—. Mi llamar España.

—¿Por qué habla así, España? —preguntó Hospite.

—Para que me entienda.

—Tú, Ser hermoso —le habló el joven a Hospite.

—¿Eh? ¿hermoso, yo?

—¿Por qué ella hablar como tonta? No entender nada de lo que ella decir.

—¡¿Qué dices?! —exclamó España, luego se encogió de hombros por la vergüenza—. Cambiando de tema, ¿Qué te hizo esas cicatrices?

—Algunas veces, personas de habitaciones cercanas venir a atacar. Yo sólo defender mi territorio.

—¿Otras habitaciones? Supongo que hablas de India y sus amigos... pero ¿Por qué ella atacaría a alguien? Suele ser muy amigable.

España se distrajo mientras divagaba y aquel joven se acercó a Hospite para olfatearla de la cabeza a los pies.

—Esto... ¿España? Necesito algo de ayuda, por favor.

—Oye, oye, ¿quieres hacer un trato? —sugirió—. Te daré... ¡un espejo! A cambio de esto —señaló el oro en su ropa—. ¿Qué te parece?

Cuando aquel joven vio el espejo, se quedó maravillado, y de la misma manera España miraba con ojos llenos de deseo las pequeñas piedras de oro en su ropa, los aretes que colgaban de sus orejas y las pulseras que adornaban sus muñecas. La ingenuidad del joven lo llevó a aceptar el intercambio sin dudar, pues nunca antes había visto algo como un espejo. A pesar de que el joven estaba marcado por cicatrices, en especial una que partía su ceja y le daba un aspecto bastante varonil, su tez bronceada y facciones bien definidas le daban mucho atractivo.

Luego de conocer al joven, éste las guió por todo su territorio con gran amabilidad, España insistía en que le mostrase todo su oro y él accedió a cambio de más regalos de poco valor. Para Hospite, era algo difícil de ver, pero no podía intervenir abiertamente.

Y así, pasaron algunos meses y Hospite, siguiendo la expedición de España, conoció muchos y distintos lugares de los que tomó notas e hizo dibujos. Algunos lugares eran ricos vegetación, había arboles con frutas que ni España ni Hospite habían visto antes; un lugar en particular tenía una gran tortuga, y más tarde España nombró aquel lugar como Isla de la Tortuga.

Pasados algunos meses desde su llegada, España y el joven mantuvieron una buena amistad por algún tiempo, pues su relación se basaba en regalos mutuos, la curiosidad que ambos sentían hacia el otro y la colaboración entre ellos. Parecía que todo marcharía bien por un tiempo, sin embargo, ocurrió algo inesperado.



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En el texto hay: recuentos de la vida, aventura, comedia y drama

Editado: 05.10.2023

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