Capítulo 1

#1: Nuevo comienzo
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La alarma sonó a las 7:00 a.m, me quedé un rato mirando al techo, me sentía realmente bien, hacía mucho no lograba dormir. Me levanté y pasé al cuarto de baño al mirarme al espejo vi mi rostro, no estaba tan demacrado como de costumbre, lo que hacía una buena noche de sueño.

Terminé en el baño y busqué algo para ponerme, lo primero que encontré fue una sudadera verde militar con el diseño de un girasol, lo acompañé con shorts de mezclilla cortos y unos converse desgastados. Sólo acomodé mi cabello con mis dedos y no me molesté en atarlo, lo dejé suelto.

Ni siquiera pensé en desayunar, así que sólo tomé mi mochila negra que tenía diseños de Pink Floyd, la que tenía sólo un cuaderno y un bolígrafo y mi móvil.

Bajé las escaleras, me percaté que sobre la mesa había una nota justo al lado de un plato con un sándwich de jamón y un poco de dinero.

“ Come algo antes de salir y utiliza el dinero para el almuerzo en la cafetería, suerte en tu primer día, con amor, Mamá ”

Al parecer ya se había ido a trabajar, realmente se estaba esforzando por comenzar desde cero, y se lo agradecía, pero este cambio es algo que debo ir asimilando yo sola, después de todo ella no fue quién...

— Vamos Abby, no vuelas a traer esos recuerdos ahora — susurré para mí misma

Fueron 15 minutos hasta la universidad, no era nada del otro mundo, pero si se veía que no le daban mucho mantenimiento, en pueblo en si parecía abandonado.

Podía notar la mirada curiosa de una que otra persona, pero nadie se me acercó. Ya estaba entrando a mi cascarón de antisocial cuando sentí como un brazo bastante fornido pasó sobre mis hombros, instantáneamente puse los ojos en blanco mirando a quien había llegado

— Hola zanahoria — me saludó Trevor, ¿Acaso se iba a tomar en serio la petición de mi madre?

— Hola entrometido — decidí no ser odiosa, después de todo estaba intentando tener una nueva vida

— ¿Donde están esas sexys ojeras de ayer? — bromeó

— Sólo te diré que la cama estaba muy cómoda

— ¿Cuanto llevas durmiendo incómoda, caso estabas secuestrada? — soltó a modo de broma

— 17 años durmiendo en el suelo y 1 mes sin pegar ojo — respondí, seria

Noté un largo silencio de su parte, así que miré sobre mí hombro, tenía una expresión perdida, como intentando descifrar si lo que acababa de decir era una broma o en serio, si sentir pena por mí, disculparse o seguir bromeando, así que decidí ayudarle con la difícil situación.

— Es broma — forcé una risitas, le tomó unos segundos en volver a su expresión de "no tengo preocupaciones, todo está chill"

— No juegues así, que me preocupo en serio — dijo con un tono entre molesto y divertido

— Ni nos llevamos bien, ni nos conocemos, no hay motivo para que lo hagas — le solté

— Eres mi vecina, nos presentamos ayer y tú madre me dijo que te cuidara — enumeró lentamente — así que para mí ya somos amigos

No sé si quería creer que en serio quería ser mi amigo que simplemente no tenía ánimos para discutir, pero no respondí. No me había dado cuenta pero ya estábamos frente a la dirección, lo sabía por el pequeño cartelito, me había acompañado, y no me di cuenta.

— La dirección... — susurré

— Supuse que no sabrías llegar, yo he estado aquí muchas veces, entra y pide el horario, te espero aquí — lo soltó todo tan deprisa que siempre solté un "ok" y entré.

A diferencia de la fachada del edificio la dirección estaba bien arreglada, las paredes tenían un color amarillo que a mí en particular me resultó inquietante, habían varias imágenes de gatos y un estante con figuras de rata, que espero, no estén disecadas.

Paseé la mirada por todo el lugar, y en el gran escritorio junto a la ventana había un señor alto y delgado, según yo, el director.

— Buenos días, soy Abigail James, soy nueva llegué ayer, mi madre se comunicó con usted, he venido por el horario de clases, me han dicho que debo recogerlo aquí — le hablé segura pero con respeto y esperé la respuesta que nunca llegó.

Simplemente abrió una gaveta y sacó una hoja de papel, extendió el brazo con una gran falta de interés y me dió mi horario. Lo observé, incrédula, como era posible tanta falta de modales, hasta yo que crecí como a quien no le importa se como comportarme.

No iba a perder tiempo ahí, tomé la hoja de mala gana y salí de ahí, dándole un tirón a la puerta. Estaba molesta, mi humor era terrible, y este trato de parte de un adulto me enojaba aún más, odio a los adultos y eso no va a cambiar nunca.

Levanté la mirada y me encontré a Trevor sentado, esperando, me miró sonriendo y se me vino a la cabeza la imagen de un cachorro esperando que vuelva el dueño, casi sonrió pero lo aguanté.

— Ese señor en muy maleducado — dije mientras observaba el horario

— ¿Ni siquiera te miró? — preguntó a los que asentí y río — Está drogado, tú tranquila, vamos — la respuesta me descolocó por un momento, pero luego le vi todo el sentido teniendo en cuenta la imagen de la ciudad — ¿que tienes a segunda hora? Ya no te da tiempo llegar a la primera — preguntó tranquilo mientras cambiaba a mi lado

— Historia del arte ¿Me llevarás? — lo molesté

— Claro, es el primer paso para conquistar chicas — respondió riendo

— Puede ser que sea lesbiana — dije indiferente

— También me van los tríos — bromeó

— No seas perverso — le regañé

Puede que aún no fuéramos muy amigos pero gracias a sus tontería me había logrado olvidar de todo, de mis padres, lo que había hecho, mi vida hace un mes, y se sintió bien.
Caminamos unos minutos a entonces me se detuvo.

— Espera aquí, iré a buscar a unos amigos, mi salir está al lado del que debes ir, y tomo clases con ellos — me explicó, a lo que asentí y siempre me quedé ahí — no te metas en problemas — finalizo

No habían pasado 5 segundos y una chica rubia con rasgos exagerados pasó junto a mi y me chocó, lo que provocó que los libros que traía terminaran en el suelo. La miré de arriba a bajo, una chica mimada, fue la impresión que me dió. Aparté la mirada y decidí ignorarla, o al menos lo intenté.