Nuestra Oscuridad

Capítulo 3

#3: Oficial caído

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Podía escuchar el pitido del timbre del móvil de Violett, el departamento de policía no contestaba, ya iban tres largos intentos, la primera vez dió ocupado, así que, teníamos la leve esperanza de que alguien en el campus ya hubiera logrado contactar.

Nos habíamos quedado en las áreas verdes que habían delante de la universidad, al ser un espacio abierto, nada podría sorprendernos.

– Si... Hola, hablo desde la universidad, es para reportar a unas extrañas personas que están atacando a los chicos– explicó Violett con impaciencia, al fin habían respondido la llamada – oh!... Entiendo, muchas gracias – colgó el móvil – Dicen que hace un rato lo reportaron y ya debían estar llegando los policías

Pasaron unos largos minutos hasta que se escuchó a lo lejos la sirena de un coche de policía.

Cuando logramos ver el auto parecía como si lo condujera un borracho con insomnio de 2 años, iba de un lado al otro del camino, hasta que se estrelló contra el muro de la universidad .

Los cristales eran oscuros, así que nos acercamos lentamente para verificar el estado de los policías.

Dimos un pequeño salto del susto cuando el policía del lado del piloto salió rápidamente del auto, no entendimos su cara de miedo hasta que detrás de él luchando por salir, enredado en el cinturón, estaba el que debía ser su compañero, pero ahora mismo era una de esas extrañas criaturas.

Sus ojos brillaban, su boca se abría y se cerraba mientras salían chirridos que estaban haciendo que me doliera la cabeza. Nadie se movió, ni siquiera el policía, que estaba sentado en el suelo mirando fijamente a lo que fuera eso.

Víctor comenzó a retroceder lentamente, y los demás hicimos lo mismo. En cuestión de segundos la criatura por fin se deshizo del cinturón y se abalanzó sobre el policía, que en el último momento quiso correr, lo que ocasionó que callera de espaladas con la criatura sobre él.

Está mordió su cuello, la piel del policía se estiró hasta que se desprendió como si fuera goma de mascar. Mordió la cabeza hasta que el cuero cabelludo quedó tirado alrededor del cuerpo, mientras la criatura intentaba llegar a todos los órganos.

Fuimos apresurando cada vez más el paso, sin darle la espalda a la escena, Vic estaba apuntado de vomitar y Víctor la tomó de la mano para reconfortarla un poco.

Betty no había hecho ni una sola cara de asco, de hecho, su expresión seria no había cambiado en ningún momento. Trevor por otra parte permanecía alerta.

En un momento los brillantes ojos de la criatura se posaron sobre nosotros, nadie se movió, podría jurar que ni siquiera respiramos.

Se levantó lentamente, continuaba con la mirada fija, y por suerte, destino o milagro, se escuchó un fuerte grito en el campus que llamó su atención, se dio la vuelta y siguió el sonido.

– Salgamos de aquí, estoy seguro que a la próxima no tendremos tanta suerte – dijo Trevor

– Preferiría que no hubiera "próxima vez" – respondió Vic, que estaba totalmente pálida, a punto de desmayarse

– ¿ A donde se supone que deberíamos ir? – pregunté, si bien no conocía la ciudad, dudaba que existiera algún "lugar seguro"

– ¿No es obvio? – saltó Betty – A la tiendita esa que vende cosas deportivas – dijo con pocas ganas

– ¿La del antiguo entrenador Evans ... Para que? – reprochó Víctor

– Además de que es el lugar más cercano, ahí hay bates de aluminio

– ¿Y para que quieres uno? – volvió a reprochar Víctor, lo que causó que Betty le lanzará una mirada despectiva

– Para jugar – respondió sarcásticamente seguido de un suspiro – Para golpear a esas cosas ¿No ven películas de zombies? Hay que estar armados

– ¡Oh! Ya entiendo – respondió Víctor sonriendo, a lo que Betty respondió con una "ya era hora" sin ánimos

Al no haber otra idea mejor, nos dijimos hacia nuestro primer destino con Betty de guía. Sin embargo nunca bajamos la guardia, ni por un minuto .

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Habíamos caminado por como 10 minutos y al fin logramos llegar. Era una pequeña cabaña, decorada con distintos pósters de jugadores de béisbol, había desde recuerditos a bates y pelotas, pero todo del mismo deporte, con excepción de una pequeña área donde habían mil cosas apiladas de otros diferentes.

– Se nota que le gusta el beisbol – bromeé

Cuando llegamos la tienda estaba abierta pero no había nadie, se nos hizo raro, sin embargo no había nada, luego de cerciorarnos se que no saldría ningún monstruo de algún rincón cerramos la entrada

– Era el antiguo entrenador del equipo, y, antes de ese fue un gran jugador – me respondió Trev – y el abuelo de Betty – susurro, pero aún así está nos lanzó una mirada asesina – no le cae bien – volvió a susurrarme, acto seguido Betty puso los ojos en blanco

—¿Podemos sentarnos en lo que de verdad importa? — se quejó sarcástica

—¿Ahora que se supone que debemos hacer? — habló Violett

—Podemos buscar a sus familias — respondí sin pensarlo mucho

—Por mi parte estoy solo — respondió Trev, con una falsa sonrisa dibujada en su rostro — pero podemos ir a por el padre de Víctor y Vi

—¿Que hay de tí Betty? — pregunté

—Mis familia está en Australia, no hay que preocuparse por esos malditos, ¿Que hay de tí? — su pregunta salió de la nada, me tomó desprevenida

—¿De mi?

—¿No quieres buscar a tu familia?

—No se donde pueda estar mi madre — lo pensé por unos minutos y luego hablé —¿Cuantos bares o cabarets o casa de apuestas hay en el pueblo?

La pregunta flotó entre todos unos segundo, luego de eso Victor compartió una mirada, una de apoyo, como si le pasaran mil situaciones desesperantes por la cabeza —no se lo llegan ni a imaginar—

—Al rededor de 8, pero están algo alejados — me respondió Víctor

—Entonces vallamos a por su padre — dijo Betty, y se dió por terminado el tema



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En el texto hay: paranormal suspense aventura

Editado: 28.07.2025

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