Nuestra Oscuridad

Capítulo 4

#4: Guerrera

Dudamos, luego de la transmisión de la radio, dudamos, dimos vueltas por horas, al final, pasamos la noche en la tienda. Había una pequeña nevera que aún tenía unas CocaColas y algunas frutas, nos recostamos en los estantes y así, en posiciones súper incómodas, nos quedamos dormidos.

Podía escuchar a las cigarras, la noche, tan silenciosa, se había fundido con diferentes sonidos, podía escuchar el rechinar de las llamas, en algún lugar cerca de aquí algo se estaba incendiando, de vez en cuando a lo lejos, en dirección al pueblo, habían eco gritos ahogados, eso sólo era fiel recordatorio de que las criaturas cada vez causaban más estragos.

Me levanté, en el reloj daban las cuatro y media de la mañana. Pose mi mirada en las afueras de la tiendita, a través del ventanal de cristal. Sentí un movimiento detrás de mi, acto seguido pude ver por el rabillo del ojo un adormilado Víctor que se acercaba frotándose los ojos.

—¿Que haces despierta a estas horas? — tuvo que entrecerrar los ojos para ver bien la hora

—Te podría hacer la misma pregunta

—Cosas — se limitó a responder

—Cosas — los dos podíamos jugar el mismo juego

Se hizo un corto y incómodo silencio, hasta que volvió a hablar

—¿Como haces para estar tan calmada?

—¿De que hablas? —en el momento no entendí a qué se refería

—En la cafetería, el humo negro, la patrulla — enumeró — siempre mantuviste la calma y supiste que hacer

—Yo — le di vuelas unos segundos a lo que iba a decir, y luego de un suspiró le respondí — mi padre era militar, desde que tengo memoria me preparo para momentos "importantes" solía decir que "el peligro está en todos lados" hacía cosas como arrojarme piedras para ver si las esquivaba o empujarme al agua sin saber nadar — solté aire para poder continuar — creo que vivir así me ayudó a pensar rápido en todas las situaciones posibles

Se hizo un largo silencio, como si no supiera que decir, y yo tampoco estaba segura de cómo debía continuar, ni siquiera sabía si había sido buena idea contarle, no me gustaba hablar de mi padre.

—No es necesario que-

—Mi padre tampoco fue el mejor, nos golpeaba mucho, incluso a mamá, ella se suicidó por causa de eso, luego, comenzó a encerrarnos por días en un oscuro sótano — suspiro y me miró, vi en sus ojos el dolor de esos recuerdos — todos tenemos oscuridad dentro

—El punto está en no dejar que nuestra oscuridad nos domine — compartimos una cálida y cómplice sonrisa

Me sentí cómoda conversando con él, resultó ser un buen chico, hablamos un rato más, hasta que comenzó a aclarar.

—Te diré la verdad, me desperté porque me estoy haciendo del dos — contuve una risa y lo mire, sus orejas se pintaron de rojo

—Creo que allá atrás hay un baño — apunte, para volver a encontrar su mirada

—Si bueno, luego de estar casi una hora hablando se me fueron las ganas — comiences a reír y se puso colorado por completo

—Cual es la necesidad de chillar así a esta hora — se levantó Betty como momia de película

—Se llama reír, pero como es algo que nunca has hecho, entiendo que te parezca raro — le dijo entre bostezos Trev, que se habían despertado también

—Te odio más que a la vida y ya eso es mucho decir — se limitó a responder Betty

Despertamos a Violett, lo cual no fue tarea fácil, comimos lo que quedaba de fruta y nos preparamos para salir, era más o menos una hora a pie hasta el pueblo teniendo en cuenta que habíamos decidido ir por el camino largo ya que el incidente con los policías nos hizo correr sin pensarlo mucho y justo ahora nadie quería volver a la universidad.

Habían dos opciones, atravesar el bosque que sería al rededor de media hora o rodear la montaña donde estaban las instalaciones de la universidad, que si sería una hora, según nuestro confiable guía Trevor, experto en acampadas y turismo, ya que, según él, de pequeño su abuela le había hecho una licencia de cartón cuando logro ir a comprar pan sin perderse.

Al final decidimos ir por el bosque, era la ruta más corta y los árboles, según yo, serían de ayuda.

Al salir de la tiendita más forrados que regalos navideños luego de unos 10 minutos de camino comenzamos a escuchar unos gritos ahogados demasiado familiares. Pese a que sabíamos lo que estaba pasando en lo más profundo de ese bosque Violett intentó seguir los chirridos, porque ya no se les podía llamar "grito" era más agudo y irritante que eso, como pasar uñas por un pizarrón.

—Hay que ir a ver si está bien — jadeó con impaciencia

—Vi, sabes lo que está pasando, si nos acercamos probablemente tengamos el mismo final que el policía — trató Betty de apaciguar la situación, sólo con ella tenía tanta paciencia

Vi se detuvo unos instantes en los que palideció por completo, estaba segura de que repetía el momento en su cabeza una y otra vez, había notado que era una chica bastante sensible, y probablemente el trauma con su padre la había debilitado aún más emocionalmente.

Víctor puso su mano en el hombro de su hermana y le dió un pequeño apretoncito para calmarla, entonces, con la cabeza gacha se dió la vuelta y seguimos nuestro camino.

—Ya llevamos treinta minutos de camino y no veo señales de la ciudad, señor guía turístico — lo molestó Betty irritada de caminar

—De hecho, ahora que lo pienso, vamos por el camino equivocado — me detuve — el pueblo estaba al sur de la universidad y nosotros vamos hacía el norte si tenemos en cuenta hacia donde caminamos desde que salimos la tienda, así que en realidad hay que ir por allí — apunté el lado contrario y los demás solo me miraron detenidamente

—Y SE PUEDE SABER PORQUE DEMONIOS NO DIJISTE ESO HACE TREINTA MINUTOS ATRÁS — explotó Betty

—Confiaba en el guía — me encogí de hombros con una pequeña sonrisa atascada en mis labios que amenazaba por salir

—Awwwwww, eso es muy lindo de tu parte — exclamó Trev haciendo ojitos de niño al que nadie comprendía y exagerado un puchero de bebé



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En el texto hay: paranormal suspense aventura

Editado: 28.07.2025

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