—Mami.
El gritito de Noa fue lo primero que escuche al volver al apartamento. Luego, lo primero que hice, fue abrazarla bien fuerte contra mi pecho y llenarme de su aroma a bebé.
Esa era mi pequeña. Mi bebé.
—Hola cariño. —susurre alegandola un poco de mi para contemplar su cariño.— ¿Te has probado bien con Martha? —preguntó mientras me pongo de pie llevándola conmigo.
Ella se acomoda en mi cintura mientras asiente. Ese pequeño gesto es tan común en nosotras que ya es hasta imperceptible. Ya no necesito ayudarla a acomodarse contra mi para estar más cómoda. Ya mi bebé sabe como hacerlo.
Cuando, está mañana, había llegado de la universidad de impartir mi propia clase le había pedido el favor a Martha de cuidar a Noa mientras yo iba a recibir mi clase. Me había retrasado más de lo esperado pues mis amigos no me habían dejado marchar hasta que les recordé que mi bebé me esperaba solita en casa y que yo necesitaba volver con ella.
No creo que algún día me acostumbrase a no estar con ella todo el tiempo.
—Se ha comportado muy bien. —me aseguró Martha desde la esquina del salón, muy cerca de la cocina.
Asentí en su dirección.
—Gracias Martha.
Ella sonrió y le echo una última mirada a Noa antes de asentir.
—No pasada nada, Mía. Ha sido una verdadero placer cuidar a esa princesita. —aseguro antes de darse la vuelta y volver a la cocina.
Me gire hacia Noa y le sonreí encantada con tenerla entre mis brazos.
—¿Qué has echo con Martha? —pregunte entusiasmada dejando el bolso en cualquier sitio y trasladándome a la sala de música que se había convertido en el salón de juegos de mi hija sin que nadie lo pronosticase.
A Noa le encantaba pasar tiempo en este sitio, lo mismo si era sentada en el piano junto a su padre o viendo caricaturas en la gran televisión que había oculta frente a los sofá. Pasaba tanto tiempo aquí que ya hasta Michael había renunciado a su salón de música y comenzó a llamarlo cuarto de juegos.
—Hemo eto galletas. —sonrió encantada.
Comprobé su ropa y encontré rastros de harina y sonreír.
—¿Le has ayudado a Martha? —Noa asintió sonriendo— Eso es bueno cariño. Me alegra que te hayas divertido.
Mi hija se bajo de mi regazo y salió disparada de la habitación. Pensé en seguirla pero no estaba segura de que fuese una buena idea. Quizás me había echo un dibujo que quería que fuese una sorpresa. Así que me acomode en el sofá y me deshice de la chaqueta que aún llevaba.
El calor era cada vez más insistente en aparecer pero la lluvia de primavera no le dejaba mucho chance.
Eso me recordó que se acercaba el cumpleaños de Noa y que tendría que preparar su comida preferida y hacerle un pastel. También tendría que verificar que día de la semana caía y si estaba muy cerca.
Me avergonce al darme cuenta de que no recordaba ni que día era. Últimamente estaba muy distraída. Entre la buena relación que tenía con Michel, la universidad y las preocupaciones sobre Lilibeth se me había olvidado hasta el día en que estábamos.
Pero quien puede culparme si es que Michael no me deja ni prender la alarma el mismo se encarga de despertarme todas las mañanas como un reloj con piernas y unas habilidades que eran de cuestionar.
El pensamiento logro hacerme enrojeser un poco.
Me obligue a respirar y a calmarme cuando Noa volvió al salón. Llevaba una fuente con algo dentro que no lograba distinguir. Cuando estubo frente a mi me di cuenta de que eran galletas.
Me había guardado galletas.
—Para mami. —susurro ofreciéndome una después de dejar la fuente en la mesita del café.
Se me deshizo el corazón al ver la ternura que se cargaba mi hija en este momento. Con su vestido azul que hacia contraste con su cabello oscuro y sus ojos grises. Era toda una monada que me miraba con un brillo especial en sus ojitos y me ofrecía una pequeña galleta que se había molestado en preparar para mi.
El gesto me hizo sonreír y contener las lágrimas a la vez.
Mi preciosa bebé había estado toda la tarde ayudando a Martha a hacer galletas para mi.
Mi sonrisa se ensancho y me obligue a tomar la galleta pronto para no hacerle un desaire a mi propia hija.
—Gracias corazón. —susurre inclinándome para dejar un beso en su mejilla. Mi hija enrojecio y me sonrió.— Deben estar riquísimas.
Dicho esto me lleve la galleta a los labios y le di un pequeño mordisco.
Estaba riquísima y pronto comprendí que mi hija no las había echo o no como ella pensaba, pero aún así el gesto me encanto.
—¿Guta? —preguntó curiosa e ilusionada.
Mi pobre hija estaba ansiosa por saber mi respuesta y aunque la galleta no estuviese tan rica como estaba sabía que mi respuesta seguiría siendo la misma. Me alegro no tener que mentir.
—Clara que me gusta mi vida. —asegure dejando la galleta en el plato y devolviendo a mi hija a mi regazo para abrazarla.— Están riquísimas y mamá ama que las hayas preparado para mi.
—Pa papi tamben. —sonríe aún más ante la afirmación de mi hija.
—Pues claro que le dejaremos a papi. —asegure— Aunque no le digas que las has preparado para mi porque se enfadara. Mejor le decimos que son todas para él.
Mi hija soltó una risita contagiosa ante mi broma que logro que mi corazón se saltarse un latido antes de comenzar a ir más rápido.
Asintió apresurada a mi concejo y yo sonreí.
—Recuerda no decirle nada.
Estuve jugando con Noa un largo rato después de comernos juntas algunas galletas y dejarle unas cuantas a Michael. Cuando Noa se aburrió de pintar y jugar con sus cartas de colores y números le puse caricaturas y fui en busca de mi bolso para comprobar las fechas.
Faltaban solo unos días para el cumple de mi hija. En realidad era este próximo fin de semana y estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para que fuese una pequeña fiesta espectacular. Solo seríamos Michael, Terry, Thony y yo. Aunque después recordé a Sam y me plante decirle a Michael que lo invitase. Sus abuelos, aunque no estaba del todo segura, seguro vendrían también si se lo comentaba a Michael o a Terry así que lo mejor era dejar que ellos decidiesen.
Así que entre a mi aplicación de WhatsApp e hice un grupo con los contactos que tenía de los invitados. Como era de esperar los mensajes no tardaron en llagar pero no precisamente de los que esperaba.
Thony: De qué va el nombre del grupo?
Thony fue el primero en escribir. Pero pronto aparecieron algunos más.
Terry: Es q no vez? Se llama "Preparativos de fiesta". Mía piensa hacer una fiesta y nos pide concejo.
Ame el apoyo de Terry.
Thony: pues claro que veo el nombre pero no se de que fiesta va.
Sam: Yo no se que hago en el grupo como para preocuparme por a que fiesta. Aunque no descarto ir a alguna.
En la cena había conseguido el número de Sam asi que no había dudado en incluirlo en el grupo. Pero me sorprendió igual que se incluyese en la conversación.
Terry: A nadie le importa tus opiniones así que tienes por que meterte en conversaciones ajenas. Mía, ¿por qué lo has metido en el mismo grupo?
Sam: Para incordiarte y hacerte ver que soy mucho mejor amigo que tú.
Ya sabía la razón.
Decidí que era buen momento para meterme en la conversación y poder orden a todo así como aclarar el propósito de todo esto.
Yo: Se acerca el cumpleaños de Noa y quería que todos me ayudasen con la fiesta y eso.
Pd: acepto sugerencias.
Cuando vi que se volvía un mar de mensajes y discusiones me di cuenta de que era buen momento para salir del grupo y volver con Noa.
Me extraño un poco no ver ni un solo mensaje de Michael entre los del grupo pies el también estaba incluido. Así que me dije que debería estar en una reunión o conduciendo.
Decidí mandarle un corto mensaje antes de volver con nuestra hija.
Yo: Ya estoy en casa. Cuando llegues hablamos. He tenido una tarde fantástica. Estoy ansiosa por contarte.
Pd: TE QUIERO.
Guarde el móvil de vuelta a mi bolso y fui en busca de Noa para estar con ella. Me entretuve con la película y la vimos juntas hasta entrada la noche. Aún no anochecia pero comenzaba a ser tarde.
Me lleve a Noa a arriba y le di un baño para bajar a cenar y a esperar a Michael.
La deje con Martha en la cocina para ir a darme mi propia duche y cansada como estaba pase de volver a arreglarme por lo que rebusque en las camisetas de Michael y me puse una como pijama con unos pantalones cortos que no se veían por debajo de la camiseta enorme.
Amaba ponerme su ropa. Más su esta estaba cargada de su aroma y calidez. Además, sabía que a Michael le gustaba verme con su ropa siempre le hacía sonreír.
Cuando salí del vestidor me encontré a Michael entrando en la habitación. Al verme con su camiseta sonrió y vino hacia mi en cuanto me vio. Me envolvió entre sus brazos y me regalo un pequeño beso antes de volver a separarse manteniendo la sonrisa.
—Hola.
Dios amaba ese tono grave de su voz.
—Hola. —dije en el mismo todo o al menos lo intenté.— ¿Hace cuanto has llegado?
Bajo sus besos a mi cuello y barbilla.
—Hace unos minutos. —dijo y el aliento en mi cuello erizo mi piel— Nuestra hija me absorbió un rato. Me ha preparado galletas.
Sonreí.
—Me lo ha contado.
Se alejo dejando los besos de mi cuello.
—¿Cómo te ha ido hoy en clase? —preguntó.
—Ha sido tal como lo recordaba. —asegure entusiasmada— Me ha encantado volver.
El pareció perderse en mi sonrisa antes de devolvérmela.
—Me alegro mucho. —aseguro— Eh visto los mensajes de tu nuevo grupo. ¿Qué quieres hacer para nuestra pequeña?
—Aun no lo se. —porque sonreír como idiota siempre que estaba con él— Quiero que esté con todos los que la quieren pero que no sea muy ostentoso. Algo intimo. —recarque. —El pareció estar de acuerdo.— Por cierto debes llamar a tus padres y decírselo. Ellos también están invitados. Solo será una cena y regalos pero no quiero que falten a su cumpleaños.
El pareció leer algo entre líneas.
—¿Qué no me has contado? —preguntó.
Me avergonzaba tener que contárselo pero antes de conocernos, o de reencontrarnos, solo eramos Thony y yo con Noa en este día. Pero quería que mi hija tuviese lo que antes no le pude ofrecer, una familia y muchos regalos de las personas que la amaban.
—Solo quiero que disfrute de su cumpleaños con toda su familia. —intente quitarle importancia— Sería la primera vez.
El pareció entender.
Asintió y dejó un beso en mi frente.
—Será como quieras que sea y si tu crees que Noa estará feliz con todas esas personas en esta casa, —sabía que lo hacía solo para bromear, el también amaba mucho a su familia— así será.
Asentí.
—Será mejor que te duches y bajes con nosotras. La cena ya debe estar lista. —dije empujando su pecho para que me dejase ir.
Me dejo ir y yo me dispuse a salir de la habitación pero su voz me hizo voltear y detenerme.
—Amo como te queda mi ropa. —fue lo que dijo.
—Y yo te amo a ti.
Di la vuelta y salí de la habitación pero sabía que estaba sonriendo tanto como yo.
Editado: 31.05.2024