Maratón 3/3
—Necesito que me ayudes con esto Félix. —dije más para mi mismo que para el, pues era obvio que me iba a ayudar, aún así lo vi asentir— Saquemos cuentas. Hace más de tres semanas que sucedió lo de la cena de mi madre.
—Si señor. —no era necesario que lo afirmara yo ya lo sabia.
—Se publicaron dos artículos en revistas distintas en su momento. —continúe enumerado.
Mía casi me mata cuando se las enseñe. Entendía que ella no estaba acostumbrada a esto pero había sido yo quien había gritado a los cuatro vientos que eramos novios y les había dejado con la intriga de quien se trataba en realidad.
—Y las revistas han llamado unas ¿20 veces?
Asintió.
—En realidad solo eran 18 hasta ayer. —puntualizó.
—Y hoy han vuelto a llamar.
—Tres veces señor y todas distintas personas.
—¿Y solo quieren una entrevista en exclusiva? —pregunte aún con mi duda mientras retomaba el paseito de perro encerado por mi oficina.
—Eso parece señor.
Confiaba en la opinión que me pudiese dar Félix y el parecía estaba convencido de ello.
—¿Crees que sería buena idea darla?
—Si tanto usted como la señorita Mía están de acuerdo, puede que si sea conveniente hacerlo. —opinó— Así se los quitarían de encima de una vez y después de algunas semanas perderían el interés tras la misma.
Sabía que tenía toda la razón. Era lo más lógico y también lo más suicida. Mía no se lo tomaría bien.
***
—¿Una entrevista? —preguntó mientras se metía en la cama.
Había esperado justo hasta este momento a solas para sacar el tema. Mía era de las personas que no funcionaba bien a altas horas de la noche y más si estaba muy cansada. Claro que había sus excepciones pero no podía aprovecharme de ellas en este caso.
—Si. Han llamado algunas revistas pidiéndolas después de lo de la cena. —le informe— No les tome relevancia pero han ido aumentado en número las llamadas. Félix me ha aconsejado que demos alguna para que pierdan el interés de una vez y creo que tiene razón.
Cuando llegó junto a mi la abrace contra mi costado y ella se acomodo justo sobre mi pecho.
Esto era buena señal.
—Nunca he dado una entrevista. —la escuche susurrar.
—Yo solo he dado unas pocas por cosas de mi madre o de la empresa pero tampoco como para tener experiencia.
—¿En serio crees que es buena idea hacerlo? —preguntó mientras me miraba.
—Si. —conteste— Pronto perderán el interés en nosotros y pasarán al siguiente. Solo hay que darle un poco de lo que quieren.
La habitación se quedó en silencio durante un tiempo donde solo se escuchaba nuestra respiración. Por un momento llegué a pensar en que se había quedado dormida.
—¿Hablaremos sobre Noa? —preguntó después de un momento.
—Solo si es lo que quieres.
No tenía la intención de exponer a mi hija de esa forma pero si ella quería contar la historia completa y dejar que aquellas personas que vivían en nuestra sociedad y las que criticaban a todo lo que se le pasase por delante dijesen que era una caza fortunas o que me metía a la niña por los ojos, esa era su decisión y viviríamos con ella.
Yo no me avergonzaba de nada de lo que habíamos vivido pero comprendía su miedo al mundo. Y me sabía muy bien nuestra historia como para creer las patrañas y habladurías de los demás.
—Quiero hacerlo. —dijo después de algunos segundos— Quiero contar nuestra historia y demostrarle a todos e incluso a mi misma que soy una madre excelente y lo mucho que los amo a ustedes. —siempre tan valiente— Pero necesito que me ayudes con ello. No quiero exponer tampoco a Noa a los malos comentarios que vendrán después.
Ella no tenía que pedirlo pero aún así asentí y la abrace aún más fuerte contra mi.
Amaba a Mía especialmente por cosas como aquella pero en especial por ser ella misma.
***
La presentadora que nos atendía, una chica muy guapa en realidad, acababa de presentar el programa. Resulto que nos encontraron un hueco en medio de un programa en vivo para trasmitir nuestra entrevista.
Observe a Mía que estaba sentada junto a mi y lo preciosa que había quedado después de pasar por el personal de vestuario.
—Así que aquí tenemos a la comidilla de la sociedad. —anuncio la presentadora llamando mi atención.— Michael Lewis ¿no es así? —yo solo asentí— Resulta que ahora se han convertido en la pregunta más buscada en Google para las madres de familia. "¿Quién es la misteriosa novia del empresario número uno en la ciudad?"
No me extrañaba que tantas entrevistas estuviesen interesadas cuando toda la sociedad se hacía la misma pregunta.
—Resulta que no sólo es mi novia, —le dedique una corta mirada llena de sentimientos a Mía— sino que es el amor de mi vida.
La presentadora, Lana creo que se llamaba, sonrió encantada.
—Todos sabemos quien eres tu Michael pero en realidad nos interesa saber quien es está hermosa mujer que se ha robado tu corazón al parecer.
Mía también sonrió y me miró buscando una respuesta a su pregunta silenciosa.
Asentí.
—Lana, ¿verdad? —preguntó Mía girandose hacia ella. Asintió— Déjame decirte que te ves hermosa. —siempre tan amable y hermosa.
Lana casi se sonrojo.
—Gracias querida. Tú también estás espectacular. —Mía ni siquiera se inmutó más allá de una sonrisa.— Resulta que mi público quiere conocerte. Porque no nos cuentas un poco de ti.
—Será una placer hacerlo. —Resulta que a Mía se le daba mejor controlar las cámaras que a mi. Todas las amban incluyéndome— Sería maleducado no presentarme formalmente. —Lana asintió— Mi nombre es Mía Montés y soy profesora de Historia del Arte en la universidad pero lo que verdaderamente amo es pintar.
—Y se le da genial. —agregue yo mientras tomaba su mano frente a todos y le sonría encantado.
—¿Has echo alguna exposición Mía? —preguntó Lana llamando nuestra atención.
—En realidad no. Aún no se me ha dado la oportunidad pero se que algún día podré cumplir mi sueño.
Yo me encargaría de ello. Todos los sueños que quisiese se los cumpliría.
Lana volvió a sonreír.
—Estoy segura de que lo lograrás cariño. —aseguro— ¿Por qué no nos cuentan un poco de su historia? ¿Cómo se conocieron?
Dios la sonrisa no había quien me la quitase del rostro.
—Resulta muy divertida nuestra historia. —comenté sin más.
—Michael tiene razón. —volvió a sonreírme.— Resulta que nos conocimos hace casi 5 años.
—Pero cuanto tiempo. —comento Lana sorprendida— Michael me sorprende que aún no le tengas un anillo puesto en el dedo a esta chica.
Yo sonreí y me mantuve en silencio.
Pronto. Pensé.
—No todo es tan fácil. —Aseguro Mía volviendo a la historia— Y no lo digo por mi que yo lo amo con locura. —Eso no hizo más que agrandar mi ego— Resulta que nos conocimos de casualidad en una fiesta y ambos nos atraímos mutuamente. Pero no todo es color de rosa pues ambos también estábamos un poco borrachos y nunca nos llegamos a presentar adecuadamente.
Lana parecía cada vez más sorprendida.
—Dios siempre eh dicho que una buena historia si que engancha. —comento sin más antes de volver a concentrarse en Mía.— ¿Cómo se encontraron entonces?
Mía me observo y volvió a sonreír.
—Nunca lo hicimos. —soltó— Y lo peor de todo es que poco después me entere que estaba embarazada. Ya sabes un descuido en medio de la borrachera. —Ella lo soltaba tan fácil y Lana no sabia donde meterse de la sorpresa— Pero no me arrepiento de nada que conste. Mi hija es lo más importante para mi.
La sala entera se quedó en silencio y estaba seguro de que el país también lo había echo.
—¿Un-una niña? —preguntó Lana.
Asentimos.
—Fue por causa de nuestra hija que nos reencontramos hace unos meses. —comenté finalmente.
—Oh tienes razón. —dijo Mía sonriendo— Noa es lo más bonito que nos ha sucedido —y apretó mi mano.
—Bueno esto si que es impactante. —susurro Lana— Felicidades chicos me han dejado sin palabras. —aseguro con un poco de dramatismo— Pero no solo a mi, al parecer hay muchas personas más en mi estado
Mía y yo solo sonreímos durante lo que quedo de programa.
***
En algún lugar de la cuidad alguien más observaba las sonrisas en sus rostros mientras maldecia a la maldita que se había interpuesto en su camino hacia Michael.
—Juro que me las pagarás. —prometió mientras apuntaba hacia el rostro sonriente de la nueva sensación de la cuidad.— Me las pagarás por alejarlo de mi.
Editado: 31.05.2024