Nuestra pequeña familia.

Capítulo 19: El anillo de la familia.

—¿Cómo te fue hoy? — le pregunte a Mía al verla entrar en la habitación. 

Se había pasado la tarde y parte de la noche con Thony y mi hermana en el apartamento del primero. Sabía que querían un momento entre ellos, después de todo era amigos y está semana habíamos estado algo ocupados para ellos. 

Sabía que se veían para almorzar o en la universidad pero seguía siendo muy poco tiempo según Thony y le alegraba que ella se llevase tan bien con ellos y que le ayudarán a distraerse de vez en cuando. 

—Bien. —dijo mientras se despojaba del abrigo y se encerraba en el cuerto de baño. 

Claramente pasaba algo y me inquietaba su reciente actitud. 

Espere pacientemente a que abandonará el cuarto de baño mientras me debatía que podría haber sucedido. 

Quizás no era anda importante pero me preocupaba igualmente. 

Mía abandono el baño envuelta en un albornoz y se volvió a encerrar en el vestidor. Difinitivemnte algo le sucedía. 

Mía regreso a la habitación con una de mis camisetas que le quedaban enormes y se metió en la cama dejando un enorme espacio entre nosotros  no mas grande que el silencio de la habitación. 

Me di cuenta de que estaba muy tensa y mi preocupación creció. 

Me acerque a ella y la abrace contra mi. Se relajo después de unos minutos pero continuo sumisa en sus pensamientos y algo alejada de todo a su alrededor. 

—¿Qué sucede cariño? —no hubo respuesta— ¿Qué va mal? 

—Michael. —volvió a guardar silencio. 

—¿Pregunta lo que quieras cariño? —le anime. Claramente estaba nerviosa y quería preguntarme algo. Yo siempre la escucharía y le intentaría responder con la verdad. 

—¿Quieres formar una familia? —preguntó de repente y al ver que me quedaba en silencio sumido en mi confusión continuó— Quiero decir que ¿si quieres tener más hijos? 

Lo pensé un segundo en el que ella aprovecho para girarse entre mis brazos y observarme en silencio. 

—Pues claro que quiero cariño. 

Pensar en formar una familia con Mía ya era un echo. Noa formaba parte de nuestra familia y estaba locamente enamorado de ella. Pero pensar en más hijos, frutos de nosotros. Me llenaba de felicidad pensar en ello. 

—¿De verdad? —preguntó con un brillo diferente en los ojos. 

—Amaría ver una pequeña versión tuya. Con esos ojos verdes que me vuelven loco. —Y ella sonrió mientras sus ojos se iluminaban.— ¿Estabas preocupada por esto? 

—No es que... Los chicos se han puesto a hablar del tema y no se que me ha pasado. —La abrace contra mi mientras ella se acomodaba sobre mi pecho.— Supongo que estoy un poco cansada. —susurro. El sueño comenzaba a alcanzarla— Ha sido un día largo. 

Escuche como su respiración se relantizaba contra mi pecho sumándose en un sueño tranquilo que vele hasta que mis propios ojos se cerraban. 

*** 

Cuando feliz entro en mi oficina anunciando que alguien me esperaba afuera, lo menos que imaginé fue ver a mi padre entra poco después. 

Mi padre no acostumbraba a visitar la empresa y mucho menos anunciarse. Casi siempre irrumpia en la oficina y se ponía a hablar de cualquier cosa o a preguntar cosas como el chismoso y gobernado por mi madre que era. 

Porque cuando a Míriam Lewis le interesaba algo y quería parecer discreta —en especial con sus hijos— mandaba a su marido en su lugar. Y es que nadie sabía decirle que no a mi padre pues era un hombre encantador que sabía manipular muy bien para sacar información. 

Así que lo que menos espere fue que se acomodará en uno de mis sillones y se me quedase mirando sin decir nada, analizándome. 

—¿Sucede algo? —pregunte después de varios minutos en completo silencio. 

O ese no era mi padre o sucedía algo vastante grabe. 

—Eh estado pensando mucho en ti últimamente. —dejo saber sin dejar de mirarme. 

—¿En que esaptamente? 

Me picaba mucho la curiosidad. Mi padre era muy reservado con sus cosas y está no era su actitud regular. 

—Eh estado mirando la vieja colección de joyas de la familia. Esa que pertenecía a tu abuela —su madre. 

—Continuó sin saber a donde quieres llegar. 

En realidad no tenía la menor idea de en qué se relacionaban la colección de joyas de mi abuela con que mi padre estuviese pensando en mi. 

—Resulta un poco obvio que vas muy en serio con Mía. —continuó sin responder a ninguna de mis interrogantes. 

—La verdad es que si que va un poquito en serio. 

No sabía para que hablaba en realidad si es que ni me prestaba atención. 

—Así que he decidido que es buen momento para darte esto. —rebusco en uno de los bolsillo de su chaqueta y saco una pequeña caja de terciopelo colocándola en la mesita frente a el.— Se puede decir que te pertenece por derecho y creo que Mía es la opción correcta en este caso. 

¿Por qué no entendía ni una de sus palabras? 

Me lebante de mi asiento con la vista de mi padre completamente concentrada en mi —por una vez en el rato que lleva aqui— y me acerque hasta la mesa tomando la caja envuelta en terciopelo para observaba. 

—¿Por qué me has dado esto ahora? —pregunte. 

Si era una herencia de mi abuela perfectamente podría habérmelo entregado después de su muerte. 

—Solo ábrelo. —sonrió. 

Me senté en otro de los sillones junto a mi padre y me mantuve observando aquella pequeña caja durante unos segundos antes de abrirla. 

La sorpresa que me lleve me dejó paralizado. Allí, dentro de la caja, se encontraba el anillo de compromiso de mi abuela. Ese mismo anillo que le había regalado mi abuelo al pedirle matrimonio. El mismo anillo que se mantuvo en su dedo hasta el día de su muerte. 

Y ahora me preguntaba: ¿Por qué mi padre me lo entregaba? 

—¿Qué... —No me salía la voz— que significa esto? 

Observe a mi padre aún con la sorpresa y la confusión instaladas en mi rostro. 

El solo sonrió antes de inclinarse hacia mi para responder. 

—Es el anillo de la familia. —explicó— Me hubiese pertenecido a mi por derecho para entregárselo a tu madre, pero tu abuela aún vivía en ese entonces. A ambos nos pareció lo más correcto entregártelo a ti. El siguiente en la línea familia. —no sabía que decir a todo ello. Mi padre pareció darse cuenta por lo que continuó—  Creo que es un buen momento para entregártelo. Pareces ir muy en serio con Mía. 

No parecía una pregunta pero me vi en la obligación de responderla igualmente. 

—Vamos en serio. —asegure. 

Mi padre volvió a sonreír. 

—Pues espero ver ese anillo pronto en su dedo. —casi fue una amenaza— Y creo que ya va siendo hora de que mi nieta lleve mi apellido. —eso fue una advertencia. 

—Lo verás a su tiempo papá. —asegure— Solo necesito prepararlo como es debido. 

Mi padre ensancho su sonrisa y se puso de pie. 

—Tú hermana estaría muy dispuesta a ayudarte. —aseguro— Ya debo irme. 

Esa tarde no pude volver a concentrarme en mis proyectos. Pasé la mayoría de las horas restantes observaron el anillo que mi padre había dejado, el anillo de la familia y no puede evitar pensar en verlo en las preciosas manos de Mia o imaginárme esperándola en el altar para comenzar una vida juntos, como marido y mujer. 

Ese pensamiento me sacó una sonrisa. 

Tenía una nueva misión. 

Pronto tendría que hablar con Terry. 

*** 

—Hola cariño, —escuche la voz de Michael a través de la bocina del teléfono— ¿sucede algo? 

Tragedia saliva al sentir una nudo en mi garganta. 

—Nada amor. —asegure a pesar de sentir todas las emociones confusas de mi interior— Solo te llamaba para decirte que recogeré a Noa dentro de un rato. Sabía que hoy te tocaba a ti buscarla pero vamos con Terry por un helado y me hacia ilusión. 

—Me parece genial. —aseguro— Yo ya iba saliendo para casa. —informo— Las esperaré si. Diviertanse. 

—Nos vemos dentro de unas horas. —dije y la sonrisa volvió a mis labios— Te amo. 

Sabía que sonreía cuando dijo. 

—Yo más. 

Y colgó. 

Mi sonrisa desapareció cuando vi a Terry acercarse al auto desde la farmacia con mi reciente compra. 

Habíamos acordado que hoy realizarimos la prueba y luego de saber el resultado —positivo o negativo— buscaría el valor para contarle a Michael. 

Esa parte me seguía pareciendo aterradora. 

Terry entró nuevamente al auto y dejó la reciente compra en el asiento de atrás. Ni si quiera me atrevía a ver el contenido. 

—¿Estas bien? —preguntó Terry mientras se colocaba el cinturón. Solo asentí.—Mía todo va a estar bien, sea cual sea el resultado. 

Le sonreí débilmente y asentí a sus palabras, aunque eso no eliminasen mis miedos a todo esto. 

Terry encendió el auto y nos incorporamos al tráfico justo cuando mi teléfono sonaba notificándome la llegada de un mensaje. 

Al sacarlo me di cuenta que se trataba de Thony. 

Thony: paquete en el auto. En camino. :) 

Sonreí ante su ocurrencia y respondí. 

Yo: Todo controlado. Nosotras también en camino. 

Me ahorre el uso de las caritas que tanto le gustaban a Thony pues no estaba de humor para seguirle el juego. 

—¿Quién era? —preguntó Terry mientras se concentraba en el semáforo que comenzaba a cambiar. 

—Thony. Ya recogio a Noa. —le informe mientras mis labios se curvaban en una pequeña sonrisa al pensar en mí hija. 

Justo después sentí un fuerte golpe contra el costado del auto y por último como empezamos a dar vueltas por la calle y como mi conciencia comenzaba a apagarse. 

Ni siquiera pensé en el dolor que comenzaba a aparecer en mi cuerpo, o en como saldríamos de esto. No pude pensar en nada más allá de la sonrisa de mi hija y lo bien que se escuchaba cuando Michael me decía que me amaba. 

La oscutidad sólo se vio interrumpida cuando los recuerdos de las personas que más amaba se interpusieron al dolor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.