Aquella mañana me encontraba muy cansada, eso era un echo, pero no sabía el por qué.
Había dormido plácidamente pero aún así me encontraba cansada. Como si en realidad no hubiese dormido nada.
El cuerpo me dolía y las extremidades se me notaban pesadas.
Lo raro de todo aquello era que el sol me molestaba al intentar abrir los ojos, —esos también estaban cansados— yo siempre cerraba las cortinas porque odiaba que me despertase en las mañanas.
Seguro que era fin de semana y por eso el despertador no había sonado.
Dios, Noa ya debe estar despierta.
Abri los ojos lentamente y mire extrañada a mi alrededor.
¿Estaba en una habitación de hospital?
Observe la intravenosa cerca de mi muñeca y la horrible bata que cubría mi desnudez.
Dios, si que estaba una habitación de hospital.
No recordaba muy bien lo que había pasado y por qué estaba en esa habitación de hospital.
Observe minuciosamente la pequeña habitación. Tenía un pequeño sofá bajo la ventana que daba al exterior y si que tenía las cortinas abiertas.
Era vastante acogedora y ame el precisos detalle de globos y flores que había junto a la cama. La cama tenía sábanas muy suaves y era cómoda.
Justo entonces la puerta se abrió y una enfermera entró en la habitación. Parecía ir muy distraída mirando los papeles en su mano, pero en un momento de su andar alejo la vista de sus papeles —Las anotaciones de la guardia, pense— y callo sobre mi.
Al principio pareció tranquila, pero cuando su mente se dio cuenta de lo que veía en realidad, se sorprendió mientras ahogaba un pequeño jadeo.
—Ho-hola. —Me costaba horrores hablar y ni voz parecía cansada y soñolienta.
Pero, ¿qué me había pasado?
—Hola querida. —volvió en si y eliminó la sorpresa para acercarse a mi.— ¿Sabes donde estás?
Preguntas típicas de hospitales.
—En un hospital. —casi parecía una ironía.
Ella se puso a revisar mis controles y comprobó mis constantes.
—¿Recuerdas que te paso? ¿Por qué estás aquí?
Hice un poco de memoria.
Recuerdo que había llamado a Michael. Que me encontraba nerviosa porque tenía algo que hacer.
Recuerdo ir en el auto con Terry y que chalabamos.
—Recuerdo ir en coche con una amiga. —respondí— Recuerdo tener algo importante que hacer pero no el que. —le explique.
La enfermera me sonrió y se alejo.
—Eso es bueno cariño. —aseguro— Esperame aquí si, iré a por el medico. Tiene que saber que has despertado.
¿Despertado? Pensé confundida. ¿Cuánto llevaba dormida?
Me quedo observando la luz que entra por la ventana mientras intento recordar algo más. Recuerdo la oscuridad en la que me encontraba hace unas horas y a Terry pero continuo sin recordar lo que hacía con ella, por qué me encontraba tan nerviosa.
Un carraspeo me llama la atención hacia la puerta donde un señor con bata blanca ingresa en la habitación.
—Buenos días señorita Montés. —me sonrie— Veo que ya ha despertado. —No aún duermo— ¿Como se siente?
Me obligó a devolverle la sonrisa.
—Un poco cansada y algo confundida. —acepto.
El sonríe mientras comienza a revisarme.
—Eso es un poco normal dada su condición.
—¿Condición? —preguntó confundida.
—Lleva casi 24 horas inconsciente debido al accidente automovilístico que sufrió ayer de tarde. —continúa revisandome.
—¿Accidente?
Se aleja un poco para verme a los ojos.
—Ayer tuvo un accidente junto a su amiga. —me informa.
—¿Terry? —se me corta la respiración para luego comenzar a alterarse— ¿Cómo esta? ¿Dónde...?
—Señorita Montés, —el médico llama mi atención— debe calmarse. —exige— Su amiga solo sufrió algunos rasguños y ya se ha ido a casa junto con su familia. No tiene nada de que preocuparse. —me asegura y yo siento que puedo volver a respirar— Usted sufrió una contusión celebrar leve y ha estado inconsciente hasta hace un momento. Debía permanecer en el hospital, —ne explica— aún debe hacerlo. Sus constantes cerebrales son buenas y aún no ha habido riesgo ni complicaciones. A sobrevivido a las primeras 24 horas sin percances y a logrado despertar. Eso es un buen indicio. —asegura.
Me recuesto nuevamente en la cama de donde me había incorporado hasta sentarme sin darme cuenta.
—¿Esa es mi condición? —preguntó volviendo a mi pregunta inicial.
El doctor me observa confundido y luego sonríe.
—Según las indicaciones de su amiga y su familia, usted tenía sospechas de estar embarazada.
¿Embarazada? Mierda.
Retrasos de la conversación que mantuve con Terry y con Thony el día antes del accidente llegan a mi mente.
Observo al doctor con expresión confundida y preocupada.
—¿Estoy...?
No me siento capaz de terminar.
—Si señorita Montés. —asegura— Usted está embarazada. Felicidades a tenido mucha suerte.
—¿Y el esta...?
El doctor asiente con una sonrisa.
—Perfectamente. —se limita a decir.
Una lágrima se me escapa y es cuando me doy cuenta de la estúpida sonrisa que tengo en el rostro y la contradicción que significa las lágrimas que se desbordan por mis ojos.
Estoy embarazada.
Y me bebé esta bien.
El está bien.
Suelto un pequeño sollozo mientras asimilo los echos.
El doctor me regala una sonrisa que me llega al alma mientras intento devolvérsela entre tantas lágrimas.
—Mami. —escucho el grito desde la puerta y al girarme me encuentro a Noa sonriendo encantada mientras que a mi se me desbordan las lágrimas de los ojos.
—Hola cariño. —susurro entre hipidos.
Ella corre hacia mi saltándose de la mano de Terry y se sube a la cama de un salto tirándose a mis brazos. La recibo con ellos abiertos y la aprieto contra mi pecho mientras dejo besos en su cabecita y siento su sonrisa contra mi pecho.
—Hola bebe. —le susurro con una sonrisa mientras las lagrimas continúan cayendo— ¿Me has extraño mucho?
Ella se retira un poco y me sonríe mientras asiente con su cabecita. Yo limpio mis lágrimas y le devuelvo la sonrisa.
—Eh etado con tita Terry y abuela. —me explica— ¿Por qué etamos en el hospital mami? —pregunta mientras inclina la cabecita a un lado y me mira con esa expresión curiosa— ¿Etas enfelma? ¿E duele la pacita?
Mi sonrisa se ensancha ante la ternura de mi hija.
—No cariño. No me duele la pancita. —le aseguró.
Vuelvo a abrazarla y ella se acomoda junto a mi. No pienso soltarla en un rato.
Busco a Terry con la mirada y la veo despedirse del doctor antes de acercarse a la cama.
—Hola. —le sonrío.
—Hola. ¿Estas bien? —pregunta.
Asiento.
—Vastante, ¿y tú?
—Algo. —susurra.— Podría estar mejor. —asegura antes de sonreír. El doctor a dicho que cuando estés preparada puedes llamar a tu ginecólogo de confianza para hacer la pruebas. Ya sabes, lo rutinario.
Pensar en poder ver pronto a mi bebé me llena de alegría.
—Gracias por estar aquí Terry.
Ella se acorta la distancia y toma mi mano libre.
—Somos familia Mía, siempre estaré aquí.
Intento no moverme mucho pues Noa a comenzado a dormitar entre mis brazos. Es vastante rato pues ella no está acostumbrada a dormir a estas horas. Entonces me doy cuenta de que seguramente no durmió bien anoche o que ha estado muy estresada. Es solo una niña pero sabe cuando algo pasa a su alrededor.
—Deberías descansar un poco. —sugiere Terry.— Pareces cansada.
—¿Donde está Michael? —preguntó a pesar de saber que tiene razón. Sigo algo cansada.
—Ha tenido que salir con mi padre a un asunto. —responde— Le llamaré. Cuando despiertes nuevamente estará aquí. —asegura y me regala una sonrisa.
—Terry —me observa a la espera— Eres una excelente tía —aseguro— y serás una madrina increíble.
Ella solamente sonríe antes de acomodar las mantas.Abrazo un poquito más fuerte a Noa mientras me dejo vencer por el cansancio.
***
Ne alejo del grupo de personas que se agrupan en aquel pasillo de comisaría justo después comprobar de quien se trataba la llamada.
Descuelgo antes de que se caiga la llamada al saberme con un poco más de privacidad.
—¿Qué sucede Terry? —preguntó preocupado mientras tenso los hombros al imaginarme cualquier cosa que pueda salir por los labios de mi hermana.
—Estoy en el hospital. —anuncia.
—¿Susede algo con Mía? —preguntó preocupado.
No he recibido ninguna llamada de las enfermeras con ninguna noticia por lo que me preocupa la respuesta que pueda darme Terry.
—Mía se encuentra bien. —asegura— Pero si que sucedió algo con ella.
—Terry puedes dejar de divagar y decirme que pasa. —le exijo al borde de un infarto.
—Mía despertó, —me salto un latido— hace algunos minutos. Ya los doctores la han revisado, hasta ahora se encuentra perfectamente. —mi corazón vuelve a latir tras sus palabras y esta vez con más fuerza que antes— Pero supongo que quieres venir para hablar tu mismo con el doctor.
—Estaré allí dentro de unos minutos. —aseguro antes de colgar sin permitirle decir nada más.
Vuelvo con los señores justo a tiempo para oír el final de la converzacion.
—Ya tenemos la orden para la señorita Lilibeth. —le informa el abogado a mi padre tras reunirse con los oficiales.
—¿Ya tiene las pruebas? —pregunta mi padre a lo que el solo asiente.
—Lo más probable es que valla a un hospital siquiatra debido a su historial..—anuncia el oficial que nos había atendido al llegar.
—Mientras no le haga daño a mi familia me vale. —asegure.
Lo sentiría mucho por sus padres pero Lilibeth había sobrepasado el límite al provocar el accidente.
—Estoy de acuerdo con mi hijo.
Los oficiales no demoraron mucho en retirarse. Tenían sus propias tareas por cumplir.
—Debo irme. —le informe a mi padre.
—Ya despertó ¿cierto? —preguntó con una sonrisa. Asentí efusivamente.— Ve con ella. —ordenó— Yo termino aquí.
No tuvo que decirlo dos veces.
Editado: 31.05.2024