16 𝓓𝓔 OCTUBRE 𝓓𝓔 2019.
El rugido de cien mil voces llenaba el estadio, resonando en mi pecho como una ola imparable de energía. Estaban ahí por nosotros, gritando nuestro nombre. Blue Lagoon. A solo un minuto de salir al escenario, el sueño por el que habíamos sacrificado todo estaba a punto de volverse realidad.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
Mi corazón latía con fuerza, cada pulso cargado de adrenalina. Este no era solo otro concierto; era el concierto. Nuestro último show de la gira, en el imponente Neyland Stadium de Tennessee. A veces me preguntaba si todo esto no era más que un sueño, una ilusión que desaparecería al abrir los ojos.
Pero no, era real.
—Chicos acérquese —llamó la voz nuestro representante.
Los cinco miembros de la banda nos dispusimos a acercarnos, todos creando un circulo así como en los equipos de fútbol americano, claro que sin los cuerpos de tales jugadores, aunque hablo por ellos, claro, porque yo estoy hecho lo que hoy en día se llama "papasito".
Sí, lo sé. Modesto no soy. Pero, ¿quién necesita modestia cuando estás a punto de hacer historia?
—Nenitas esta noche es la gran noche de sus vidas, han llegado muy lejos y nos ha costado cada gota de sudor —habló Jackson con aquella voz cargada de orgullo y la misma emoción que nosotros.
Y claro que lo entendía. Éramos la primera banda que Jackson representaba. Él era tan novato como nosotros, pero en los últimos tres años nos habíamos esforzado por avanzar juntos. Ninguno de nosotros habría llegado tan lejos si no fuera por los demás. Somos lo más parecido a una familia, así que entiendo por qué Jackson hablaba con tanto entusiasmo. Después de todo, este concierto también era su boleto de salida de la casa de sus padres. Con casi 35 años encima, ya le urgía encontrar la puerta de escape. A los 24, sus padres habían perdido toda esperanza de que se fuera por su cuenta, así que le dejaron la casa con la excusa de que la "cuidara". En realidad, solo querían un mayordomo gratis mientras ellos se iban de vacaciones por el mundo, viviendo sus mejores años. Así que sí, para Jackson, nosotros éramos más que una banda; éramos su única esperanza de dejar de ser el Cenicienta del siglo XXI.
Pero algo me molestaba, algo que no había compartido con nadie. A veces me preguntaba si la fama, las luces, y el ruido eran solo una cortina de humo. En esos breves momentos de silencio, cuando el bullicio de la multitud se apagaba y quedaba solo el eco en mi mente, me preguntaba: ¿Esto es lo que realmente quiero?
Era difícil admitirlo, incluso para mí mismo. Después de todo, había pasado tanto tiempo construyendo esta carrera que no podía permitirme dudar. Nadie esperaba que yo cuestionara la vida perfecta. Así que enterré esos pensamientos, como siempre.
—Claro, aun más cuando se te olvidó pagar la calefacción —soltó bromeando con sarcasmo Demián.
Jackson soltó una pequeña carcajada, aunque sus mejillas se pusieron un poco rojas de la vergüenza por la broma del rubio. Pero no era un chiste; vivimos 15 días de auténtica tortura, con el calor sofocándonos hasta el punto de sentir que nos freía el cerebro. Fue un milagro que lograra volver a hablar con una sonrisa en su rostro.
—Quiero que esta noche disfruten y muevan ese culo hasta que les duela, quiero que recuerden quienes son, demuestren que valió todo el esfuerzo.
Éramos conscientes de todo lo que habíamos luchado por llegar a este momento. Habían lagrimas, sudor y algunas discusiones de por medio, nada había sido sencillo pero valió la pena, todo por este preciso momento.
Miré a mis compañeros y vi el reflejo de mi propio cansancio en sus rostros. Sí, habíamos hecho sacrificios. Demian había dejado a su novia, Zack había abandonado la universidad, Christian había renunciado a su familia para seguir con la banda, y yo... bueno, yo había dejado atrás la única cosa que aún me hacía sentir humano: la autenticidad.
Por fuera, éramos estrellas; por dentro, no estaba tan seguro.
Cada uno de nosotros hizo un sacrificio distinto por esta banda, Zack, Demián, Christian, Brittany a su manera, aún cuando desde pequeña este fue su sueño, todos nos esforzamos por un solo objetivo y ese era "Blue Lagoon". Estabamos destinados para el éxito.
—¿Se acuerdan cuando nuestros rivales se burlaron de lo que sería nuestra banda, colgando sus calzones en su limusina? —el recuerdo regreso a mi cabeza con gran odio.
Detestábamos a Apolo 5 y su grupo de retrasados, realmente era la Boyband más detestable existente en la faz de la Tierra. Era unos niñatos de papi,
—Claro, ahí también estaban tus calzones ¿verdad, eran los que tenían agujeros? —comentó Zack provocando que las mejillas de Kendall se tiñeran de un color carmesí.
—Guarda silencio Cullen —gritó Kendall apenado ante el recuerdo.
Christian levantó su mano desviando la atención a él, mientras los demás aguantabamos una risa al recordar aquella escena de Kendall corriendo detrás de la limusina.
—Tengo una pregunta —habló Christian.
Jackson entrecerró sus ojos enjachando al moreno.
—Será mejor que bajes la mano si la pregunta es acerca de mis calzones.
Christian asintió en silencio bajando su mano y apartando la mirada decepcionado.
Si siguen hablando del tema nos dará hasta navidad.
—Lo que Jackson quiere decir es que esta noche es nuestra por lo tanto vamos a reclamarla como tal — tomé la voz animando al grupo —. ¡¿Quienes somos?!
—¡Blue Lagoon! —gritaron.
El aire estaba cargado de tensión y expectación. Podía oler la mezcla de sudor, el polvo del estadio, y algo de desinfectante que aún persistía en el aire. Escuchaba los pasos apresurados de los técnicos, el zumbido de los amplificadores, y, sobre todo, los rugidos de la multitud que esperaba ansiosa. Mi mente estaba dividida entre el presente y el pasado, entre el chico que solía tocar en un garaje vacío y el hombre que estaba a punto de enfrentarse a una multitud de cien mil personas.