Nuestra versión juntos

Capítulo 6

Después de algún que otro mensaje cruzado con la señorita Montgomery y una ardua negociación logro convencerla no solo de salir si no de permitirme llevar a Tyler con nosotras y darle así otra oportunidad de caerle bien a la chica de ojos verdes más dura que conocía. Estaba claro que Lila pasaba por horas bajas porque nunca en la vida había sido capaz de conseguir que cediera en algo.

No es que necesitara a Tyler por nada en especial, pero me había acompañado a ese viaje sin sentido paralizando su vida en Londres y no quería que estuviera metido en casa de mis padres durante días. Además, su presencia era una garantía de que mi conversación con ella no acabara en el mismo sitio de siempre. Al menos con él podía desviar algo de la atención sobre mí.

La noche anterior al llegar a casa y tras mi charla con Lila me había puesto a indagar un poco más en la vida de Enzo y Mateo Colloricchio. A fin de cuentas, en Londres no me dejaba acceder a periódicos locales más pequeños y al menos mi búsqueda me había regalado tres valiosas informaciones.

La primera, a Mateo Colloricchio parecía realmente que se lo había tragado la tierra.

La segunda, Enzo había limpiado su imagen por completo.

Y la tercera, Angela Hernández era una mujer muy afortunada.

Encontrar a la chica que le había robado el corazón a alguien tan codiciado había sido como robar un caramelo a un niño. Era una joven prometedora en el mundo del derecho, con ascendencia casi de la realeza española y una belleza que rivalizaba con muchas top model. Eso sí, tenía unos aires de grandeza que podían verse en tal solo tres fotos. Celos a un lado no parecía para nada el tipo de Enzo, no del Enzo que conocí.

En las pocas fotos que había visto de ambos se veía un Enzo sonriente y relajado. Se había dejado el pelo más corto y formal dándole un aire maduro que multiplicada su belleza, junto con esa misma mirada de ojos claros que tanto me había torturado ese tiempo.

Termino de vestirme algo tarde mientras Tyler me espera mirando el móvil en el salón. Gracias a dios mis padres no estaban y eso nos daba algo de intimidad antes de llegar a la discoteca. Mas aun cuando desde que llegué solo hacían que echarme en cara que me fuera de allí de aquellas formas y sin darles más explicación.

—Como se te ocurra acercar esa cosa que tienes entre las piernas a Lila y te aproveches de su vulnerabilidad te mataré dolorosamente —le amenazo, primero que nada.

—¿Por quién me tomas neurótica? Yo no necesito aprovecharme de nada, con este físico y mi acento enigmático puedo tener a la española que me plazca —se regodea feliz.

Algo de razón tenía en cuento a eso. Tyler entraba perfectamente en la categoría de tíos buenos y su punto de extranjero era un tanto llamativo, eso sí, tal y como estaba Lila lo último que necesitaba era que él estuviera toda la noche intentando ligar con ella. No habíamos salido para eso.

—Por cierto —empieza a hablar mientras nos dirigimos al taxi —. No crees que deberíamos hablar un poco sobre tu chico.

Le recrimino con la mirada, pero ni se inmuta.

—No es nada mío Tyler, deja de decir eso.

—Bueno tu ex, lo que sea.

—Lo último que necesito ahora es hablar de eso. Quiero que pasemos una única noche tranquila y que Lila se divierta un rato. No tardaremos en volver a Inglaterra y podremos seguir con nuestras vidas.

—Si lo dices por mí no tengas prisa Kate, he terminado de estudiar y no me vendría mal un año de relajación—propone eufórico.

—¿Un año de relajación o un año acostándote con infinidad de mujeres de otra nacionalidad?

—Cada uno se relaja como quiere —aclara ofendido.

Le pellizco con malicia mientras entramos en el coche. El taxista nos da conversación y eso ayuda a que me relaje. A fin de cuentas era un momento de desconexión y no sería tan difícil torear las preguntas inquisidoras de Lila Montgomery durante unas horas.

Llegamos a la discoteca y me siento como una verdadera extranjera. Cuatro años no son muchos pero entre que no conocía el local y que sentía como si toda esa gente tuviera la piel demasiado morena para lo que estaba acostumbrada no terminaba de sentirme ubicada. Estaba abarrotado y me extrañaba que Lila hubiera escogido un lugar así para "relajarnos".

El local era verdaderamente grande, en la puerta unas enormes letras blancas iluminadas por una luz azul te daban la bienvenida a "Casablanca". El sitio buscaba imitar en cierta forma la Acrópolis de Atenas, teniendo varias columnas blancas enormes decorando su entrada. Era realmente elegante y daban un aire muy distinto a la ciudad.

Esperamos durante una media hora hasta que al fin aparece la señorita Montgomery. Estaba preciosa, con un vestido amarillo ajustado que conocía de su época de instituto y unas sandalias transparentes. El cabello suelto y un mini bolso a conjunto. Aun estando tan pibón se podía ver que no se había esforzado de a conciencia en su look, al menos no como lo hacía cuando salíamos por ahí lo que delataba en cierta forma su estado de ánimo.

Yo en cambio había optado por una falda corta rojo oscuro y un top negro ajustado con el cuello alto. Buscaba sencillez, pero sabía que si me quedaba corta llamaría demasiado la atención en un lugar así. Con todo miraba alrededor a los mujerones con sus vestidos de brillo y me sentía bastante poco arreglada.

—¿Si te repito mi nombre esta vez recibiré al menos una mirada de tu parte? —rompe el hielo Tyler mirando fijamente a mi amiga.

La rubia lo mira de arriba a abajo impasible y lejos de inquietarlo diría que le encanta.

—Lila Montgomery —le ofrece la mano —. Y no creas que decirte mi nombre es la carta para que te metas en mi cama, no estoy para eso ahora mismo.

—Tyler Davies —le devuelve el saludo con su mejor sonrisa —. Y tengo mucha paciencia créeme.

—¿Davies? ¿No se puede ser más inglés o qué?

—Lo dice los que solo saben decir joder y mierda cuando están en desacuerdo con alguien —se burla con una pronunciación algo graciosa.




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