Quería con todas mis fuerzas moverme. Quería soltarme y salir corriendo hasta cruzar medio mundo en una noche. El problema estaba en que su voz se había vuelto más ronca que antes, sus ojos más grises de lo que lo recordaba, su nariz todavía más fina y perfecta y su pelo, mucho más corto y oscuro coronaban a la perfección un rostro por el que cualquier mujer perdería la cabeza. Y más si la habías perdido años atrás.
Enzo Colloricchio parecía más maduro y más hombre que cuando lo conocí en aquel instituto. Eso sí, su mirada fría era muy distinta a la que estaba acostumbrada, pero producía el mismo efecto hipnótico sobre mí.
Mas por inercia que por otra cosa me acerco unos centímetros a él que se tensa por completo y no parece perder detalle de mi reacción, haciendo que estemos a escasos centímetros uno del otro. Su olor me golpea tan fuerte que casi estoy a punto de caerme. Sin darme cuenta mis ojos se clavan en su boca y ese es mi error ya que en ese momento pasa la lengua por su labio inferior convirtiendo en fuego todo el hielo de mi interior.
—Oh, ni lo sueñes Katherine —rompe el hechizo y por fin me doy cuenta de mis actos.
Pego un paso atrás sobresaltada y me libero de su agarre.
—No me toques —le exijo con una mezcla de reproche y vergüenza.
—¿Y me lo dice la que ha estado a punto de comerme la boca? —rebate prepotente.
—Vete a la mierda —suelto y le doy la espalda.
Vuelve a agarrar mi muñeca impidiendo que pueda marcharse.
—¡Déjame en paz! —grito sin ocultar mi enfado.
—Lo haré, tranquila, pero antes me responderás a unas cuantas preguntas —avisa mientras me arrastra de vuelta al tumulto.
Ignoro lo mejor que puedo el efecto que tiene su tacto sobre mi piel y aunque me tienta soltarme decido tontamente mantenerme así un rato más, hasta que volvemos con Lila y Tyler que me mira con cara de pocos amigos. Suelta mi brazo y el frío ocupa el lugar de sus calurosos dedos.
Tardo unos segundos en darme cuenta de la persona que parece acompañar a mis dos amigos. Angela Hernández, a la que solo había visto en fotos me mira fijamente para luego posar la vista en su querido novio.
—¡Ya estamos todos! —grita una Lila demasiado eufórica — Os presento, inglés este es Enzo y al revés —sigue comiéndose más palabras haciendo cada vez más difícil entenderla. —. Kate esta es Angie, Angie esta es Kate, creo que tu novio y ella se conocían muy bien.
Miro a Lila a modo de reprimenda pero no parece ni ser capaz de verme.
—Muy graciosa —se queja Angela.
—Esta me la pagas Lila —le amenaza un Enzo muy poco amable que decide sujetar a Lila casi arrancándola de los brazos de Tyler.
Empiezan a dirigirse hacia el coche y la situación es tan cómica y estúpida que no hago más que seguir al grupo. Estaba claro que huir no parecía una opción y después de la humillación ante él no iba a darle ese gusto, mucho menos frente a su preciosísima novia.
Estaba claro que Enzo se había deshecho de todo lo relacionado a su vida anterior y sentada en aquel Aston Martin Rapide me había quedado claro. Había cambiado de coche, de piso y de mucho mas que ni sabría. Mientras yo me había quedado anclada en el pasado él había hecho su vida, como si nada pasara.
Lila había caído redonda dormida nada mas entrar al vehículo y por cosas de la gravedad su cabeza se había declinado por el hombro de Tyler en lugar del mío.
—¿Se puede saber como narices ha acabado así? —pregunta visiblemente enfadado.
Miro por el espejo retrovisor y sus ojos claros parecen mirarme con una furia injustificada.
—Creo que 6 vodkas con coca cola lo explican bien —responde Tyler.
—¿Estoy hablando contigo? —pregunta tajante
Tyler suspira molesto pero opta por permanecer callado.
—Ha empezado a beber ella solita, no la he obligado —respondo dándome por aludida.
—¿Como ha estado durante la noche? —continúa interrogándome.
—Bien ¿Cómo tiene que estar?
—¿Te ha dicho algo relacionado con su padre o con lo que le pasa?
Puede que fuera el tono condescendiente de sus palabras, lo alterada que estaba por volver a verlo o el hecho de que Angela hubiera optado justo en ese momento por apoyar una mano en su muslo a modo de apoyo pero mi nivel de ira empezaba a subir aceleradamente. Había imaginado durante esos años muchas veces como sería aquel encuentro y esperaba de todo menos eso.
—¿Solo vas a preguntarme por Lila? —lanzo sin pensar.
Su mirada fría vuelve a clavarse en mi y lo encaro sin permitirme siquiera pestañear. No iba a intimidarme como lo hacía antes, eso se había acabado.
—¿Qué otra cosa que me digas puede importarme Katherine? —suelta con total tranquilidad.
—Para el coche —ordeno con firmeza.
Estaba harta de aquello. Necesitaba salir de ahí, tomar aire fresco y acto seguido un avión a Londres. No tenía ni la fuerza mental ni el corazón lo suficientemente recuperado como para seguir torturándome con Enzo en esa actitud de superioridad. Creía que podría, pero no.
El señorito Colloricchio me ignora, lo que me altera todavía mas.
—¡Para el coche Enzo! —exijo con mas ímpetu.
Vuelve a mirarme y su silencio es lo único que recibo de vuelta.
—¡Que pares el maldito coche! —grito ya desesperada.
—Kate, tranquila, mírame —me pide Tyler apoyando una mano en mi muslo.
Justo en ese momento Enzo pisa el freno y los tres pegamos un tirón hacia delante. Por suerte Tyler es rápido y sujeta a Lila para evitar que se desnuque contra el cambio de marchas.
Abro la puerta veloz y salgo sin mirar atrás. Oigo como otra puerta se abre y se cierra de golpe, no necesito girarme para saber que pasos viene detrás de mí.
Por tercera vez en esa noche agarra mi muñeca y me obliga a frenar, dándome de bruces con esos ojos grises llenos de rabia.
—¡Déjame en paz! —exijo casi suplicando.
—¡Te has vuelto una experta en salir huyendo! —grita al mismo nivel que yo.
Editado: 29.10.2024