Nuestra versión juntos

Capítulo 11

—¿Y por qué no se lo has contado? —pregunta Tyler algo incrédulo.

Sigo tumbada en la cama, mirando al techo y dándole la quincuagésima vuelta a lo sucedido la noche anterior con Enzo.

Era sábado por la mañana y la noticia de su presentación en sociedad con Angela había arruinado algo mi humor pero no podía olvidar que a pesar de esas bonitas fotos, luego de aquello lo tenía frente a mí, acariciando mis labios a centímetros de los suyos.

¿Me arrepentía de no haberle dicho nada? Por supuesto. El problema es que no sabía si contárselo haría que las cosas se arreglasen. Todavía seguía sin saber nada de Mateo y aunque eso fuera bueno no debía arriesgarme.

—Déjame anda —le pido sin saber que decir.

—Es muy difícil entenderte.

—No puedo arriesgarme todavía.

—No me jodas Kate ¿te metiste en su maldita cama y me vas a decir que contarle la verdad es lo que puede poner en riesgo a tu familia?

—Mira que mas da —intento zanjar el asunto —. Esta con esa estirada así que.

Tyler cruza los brazos y me mira como un padre regañando a su hijo.

—Vale Tyler, sí, soy imbécil, ya esta ¿contento?

—Levanta —me ordena —. Vamos a ver a tu amiga y de paso tanteas un poco el terreno.

—¿Perdona? —le miro con cierta sorpresa —. ¿Desde cuándo te has vuelto celestino?

—A ver Kate, si lo que me has contado es cierto seguís sintiendo lo mismo el uno por el otro. Pues cuéntale lo que pasó y dejaos ya de tonterías.

—No tengo tan claro que vaya a perdonarme, esta dolido y cabreado.

—Y encima es gilipollas, eso no ayuda —se burla.

Le lanzo el cojín directamente a la cara y no tarda en devolvérmelo.

—Venga, en serio, levanta. Quiero proponerle algo a tu amiga también.

Me incorporo rápidamente mirándolo con curiosidad.

—¿A Lila?

—No conozco a ninguna otra amiga tuya.

—Como vayas a proponerle algo sexual te digo ya que...

—Katherine no tengo el cerebro alojado en mi entrepierna, aunque te cueste creerlo.

—¿Entonces?

—¿Eres rubia y tienes los ojos verdes? No, pues no es contigo con quien quiero hablar.

Sopeso mis posibilidades de acabar averiguándolo y son mínimas. Cuando ese inglés se ponía modo tumba era difícil sacarle información. Además, no me parecía mala idea volver a aquella casa aunque su dueño me hubiera exigido horas atrás que desapareciera de su camino. Estaba dispuesta a aferrarme a aquel momento con Enzo hasta comprobar realmente si seguía sintiendo algo por mí.

Me visto con un vaquero sencillo y un top con el hombro al descubierto, me adecento el pelo como puedo y en tan solo media hora ya nos encontramos los dos en la puerta del edificio de Enzo. La primera vez que fui allí me quedé perpleja por la opulencia del lugar, Tyler en cambio no mostraba ningún asombro, a veces olvidaba que él provenía también de aquel surrealista mundo.

El conserje anota nuestros nombres y subiendo por el ascensor empiezo a pensar que aquello no era muy buena idea. Al menos con Tyler me sentía mas escudada y si de verdad tenía que hablar con Lila parecía la excusa ideal para aquella visita.

Toco la puerta y levanto la cabeza, si había decidido ir sería mejor mostrarme segura y firme. Enzo no tarda demasiado en abrir, con una taza de café en la mano, un pantalón de lino verde militar y una camiseta blanca. Nada mas verme no esconde su desagrado poniendo los ojos en blanco.

—Estas a nada de que ponga un cartel con tu cara en el rellano de “prohibido el paso”.

En ese momento Tyler, que se había quedado a un lado de la puerta entra en su campo de visión.

—El que faltaba —se queja aborrecido.

—Vengo a hablar con Lila —se adelanta.

—¿Ayer me torturaste a mí y hoy vienes a por ella? —espeta malhumorado.

Giro la cabeza fulminando a Tyler con la mirada. ¿En qué momento había hablado con él y por qué no le ha parecido oportuno contármelo?

—Creo que es algo que le puede ayudar, no busco molestar a nadie.

Enzo parece no inmutarse, permanece en su posición y la batalla de miradas negro-gris es épica. Para mi sorpresa es él quien decide colocarsea un lado permitiéndonos pasar y suspiro aliviado de que aquello hubiera acabado ya.

—Tienes visita —grita Enzo en dirección al pasillo.

En segundos la señorita Montgomery aparece por el pasillo, vestida con un gracioso pijama rosa y unos pelos algo alborotados.

—Te has tomado en serio lo de permanecer a mi lado —me abraza con fuerza haciéndo que me sienta mejor.

—SI vienes por lo de tus zapatos aquel señorito de allí es el que paga —señala a su mejor amigo ofréciendole a Tyler la mano como saludo.

—Tranquila, hacía tiempo que quería deshacerme de ellos y no sabía como.

Los tres nos sentamos en el sofá mientras Enzo opta por quedarse en la encimera, con su taza de café mirando el móvil sin prestarnos mucha atención.

—¿Y a que debo la visita de ambos? —pregunta Lila curiosa.

—Vengo a ofrecerte trabajo —suelta como si nada.

Lila abre ligeramente los ojos sorprendida para acabar soltando una larga carcajada. Tyler en cambio sigue con su gesto impasible dando a entender que no era en absoluto una broma.

—¿Qué trabajo? —me adelanto yo primero.

—Mis padres parecen dispuestos a abrir una pequeña sucursal de su bufete aquí y quieren que yo me haga cargo.

—Lila necesita tranquilidad y acaba de graduarse Tyler —le informo.

—Lila no necesita que le des nada, en mi empresa tiene un muy buen puesto esperándola —interviene al fin Enzo quién estaba prestando más atención de lo que parecía.

—¿Dejáis que responda ella o no es que se ha quedado muda? —nos mira mal a ambos.

Lila pasa del gesto divertido inicial a uno de más concentración. ¿De verdad estaba pensándose aquella locura?

—No me gusta el derecho corporativo.

—Ya te dije que no pretendo ser ese tipo de abogado.

—¿Entonces que me propones? —le pregunta mostrando interés.




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