No era la primera vez que me levantaba tras una noche de borrachera pero aquella con Kate había sido especialmente fuerte, sobre todo para ella a quien pocas veces había visto ahogar así las penas.
No tenía ningún gana de salir fuera, tener que ver a Enzo con su cara de perro y comerme la vigésimo quinta bronca suya por pasarme de la raya, mas todavía cuando esos días habían sido tan duros para mí y teniendo en cuenta que estaba verdaderamente decidida a mejorar. La oferta de Tyler había sido para mí como una bocanada de aire fresco y no iba a desaprovecharla.
Salgo decidida a que ello acabara cuanto antes cuando me encuentro a Enzo dormido en el sofá, con la cabeza de lado y en una posición que no parecía muy cómoda. No entendía como se había quedado dormido sentado así pudiendo estar en su gigantesca cama. Además todavía llevaba la ropa de salir y ni siquiera se habia quitado los zapatos.
Zarandeo levemente su brazo y en cuanto se mueve un poco oigo como gruñe de dolor, probablemente porque tendría el cuello destrozado de estar así durante mucho tiempo.
—¿Qué haces ahí? —pregunto confusa —. No me digas que tu también acabaste pasado de copas.
Se toca dolorido la zona de la nuca mientras abre y cierra los ojos intentando despejarse. Mira a los lados extrañado para luego fijar la mirada en mí.
—Te mataré, lo juro —espeta molesto.
—Tienes que tener el cuello como para moverte mucho —le provoco a sabiendas de que eso no ayudará mucho.
Lo miro y parece realmente cansado. Apoya la cabeza entre sus manos suspirando con cierta frustración.
—¿Algo que contarme? —pregunto sentándome a su lado —. No me digas que Angela te montó un pollo por mi culpa.
No me extrañaría en absoluto y lo peor de todo es que me sentiría muy mal por ello.
—Estoy muy harto de esta situación Lila, te lo digo en serio —suena bastante mas derrotado de lo que esperaba —. Necesito que sepas comportarte sin ponerte en peligro para que yo pueda alejarme de una maldita vez de Katherine.
Pongo los ojos en blanco, sabía que aquello tendría algo que ver con mi querida amiga.
—¿Qué ha pasado Enzo? —pregunto más ansiosa.
—Que soy gilipollas, eso pasa —se levanta exasperado.
—¿No me lo vas a explicar? —intento retenerle.
—No, no me da la gana —brama nervioso —. ¡Tú decidiste volver a meterla en tu vida, no estoy obligado a hacerlo también!
—¡Yo no te he obligado a nada! —le encaro colocándome también de pie.
—¡Y porqué está en todos los putos lados!
—Pregúntaselo a ella, a mi que me cuentas —me defiendo.
Sus ojos grises se oscurecen de rabia y rencor y sé a la perfección que no es contra mí, aunque me toque en ese momento soportarlo.
—Haz lo que te de la gana pero ya estas buscando otro sitio para verla porque no quiero que vuelva a poner un pie en esta casa, esté yo o no —suelta amenazante —. Y la próxima vez que salgas de fiesta coges y llamas al inglesito ese y de paso me dejas en paz un rato.
Y se marcha a su habitación, pegando un sonoro portazo que resuena con fuerza por todo el apartamento.
Me dirijo rápidamente a mi cuarto, me pongo lo primero que veo y salgo decidida mientras llamo un taxi. Media hora mas tarde ya estoy frente a la casa de Kate, con toda la rabia todavía acumulada por la discusión con Enzo. Toco y su madre me abre con una sonrisa discreta.
—¡Que alegría verte aquí Lila! ¿Como estas? —pregunta con voz dulce.
—Bien Begoña, voy poco a poco —respondo lo mas simpática que puedo en ese momento —. ¿Está Kate?
—Claro, está en su cuarto, ha llegado hace poco ¿No estabais juntas ya?
La miro con cierta confusión pero inmediatamente lo disimulo con una sonrisa tonta. Si Katherine había pasado la noche fuera no era muy complicado atar cabos.
—Sí, es que tengo que aclarar una cosa del lunes, nada importante.
Me mira algo escéptica pero me indica con la mano que pase. Voy directa al cuarto y llamo sin entrar. Katherine esta tumbada en la cama, con un gesto triste mientras Tyler está frente a ella con las manos en la cadera, como un padre echando una bronca a su hja.
—¿Me explicas que cojones ha pasado? —exijo sin mas.
Se tapa la cara con las manos, tal y como lo había hecho Enzo minutos atrás dándome a entender que ambos estaban bien jodidos.
—Que no sabéis beber —espeta Tyler.
—¿Que te ha dicho Enzo? —pregunta Kate con gesto arrepentido.
—Que no vuelvas a pisar el apartamento en la vida.
—Ay señor —sopla Tyler con cierta molestia —. Se besan y ahora la echa de su casa, muy normal todo.
La información que me ofrece Tyler me sorprende hasta cierto punto. Sabía muy bien y desde que la vi en el tanatorio que aquello acabaría así, los conocía y ya lo había vivido una vez.
—¿Os acostasteis? —le cuestiono
—¡No por dios!
—¿Pero te acuerdas de todo?
—Alguna que otra cosa no pero de eso sí, obviamente —se defiende.
—¿Y te besó por iniciativa suya? —pregunto confundida.
—Digamos que creo que se lo pedí —responde en tono mas bajito.
—Joder Katherine, no me lo creo —exploto de rabia e incredulidad — ¿Cómo se te ocurre hacer eso?
—¿Le obligué a algo?
—¿Y para qué le pides nada? ¿Qué buscabas? ¿Sabes la culpa que estará sintiendo ahora?
—Mira Lila no tengo ganas de discutir y menos contigo —intenta zanjar el tema pero no se lo permito.
—¿Dime la verdad, has vuelto por mí o para torturarlo?
—¿Disculpa? —se indigna colocándose de pie.
—¿Qué quieres que te diga? Enzo estaba feliz y tranquilo y de pronto vuelves, como si nada hubiera pasado metiéndote de nuevo en su vida sin importarte una mierda volver a destrozarla.
Katherine cierra los puños con rabia, mirándome como como si le hubiera lanzado un dardo al corazón.
—Ten cuidado Lila, estas empezando a confundir lealtad con sumisión.
—Vamos a relajarnos un poco —interviene Tyler.
—No te metas en esto —le corto.
—Mira, Enzo no tiene doce años, sabe muy bien lo que hace — continúa el inglés.
—Tienes razón, la que parece que tenga doce años es ella —ataco nuevamente.
No podía más. Mi cabeza daba vueltas intentando entender el comportamiento de Katherine, pero era imposible. No podía defenderla cuando un día hacía una cosa y al siguiente otra, más todavía sabiendo que todo aquello era mi culpa, porque de otra manera ella jamás habría vuelto.
Kate mantiene la vista fija en mí y no parece dispuesta a darme muchas más explicaciones, estaba harta de esperarlas y a esas alturas ya poco importaba.
—¿Querías comprobar que seguía sintiendo algo por tí? Felicidades, Kate, ya puedes volver a Londres, misión cumplida —escupo con reproche y ni siquiera espero su respuesta.
Salgo apresuradamente de la casa, sin despedirme de su madre que se levanta como un resorte del sofá.
El aire fresco del exterior no me tranquiliza en absoluto. Sigo caminando unas manzanas hasta que llamo a otro taxi para que me lleve de vuelta a casa. En momentos como aquel, la falta de mi padre se hacía más presente que nunca. Él siempre sabía cómo arreglar las cosas y me daba los mejores consejos cuando estaba en un callejón sin salida, porque dios sabe que no había nada en la vida más complicado que Enzo y Kate.
Editado: 29.10.2024