Nuestras noches de estrellas

Prólogo

 

Thais

Nunca he sido una persona que piensa en su futuro y cuando lo hace simplemente no se visualiza siendo alguien feliz estando detrás de una computadora durante horas para poder no depender de alguien,  nunca me detengo a pensar en las consecuencias que tendrían mis acciones y eso es un problema.

Me da miedo crecer y no ser buena en algo, o no encontrar algo que me haga feliz.

Vivo en un una hermosa casa que está ubicada en la cuidad de Camden que se encuentra en la pintoresca costa de Maine y es conocido como un tranquilo puerto marítimo que a menudo está lleno de veleros que lo convierten en uno de los hermosos lugares de la zona. Es un lugar pequeño con no más de cinco mil residentes en ella, que a menudo participan en los diferentes festivales que celebran en la cuidad y cerca de Union y Rockport.

Aunque suene aburrido es un lugar sumamente hermoso, tanto por sus amables habitantes y la flora que habita en las calles por toda la cuidad; por más que recorras las calles siempre veras bellísimos árboles frondosos de colores cálidos y verdosos a cada lado del pavimento y lindas flores en el jardín de cada casa; también algo que lo hace llamativo ante los turistas son los festivales que realizan cada año, como la navidad junto al mar que se lleva a cabo la primera semana de diciembre y también los diferentes veleros que se encuentran en el muelle.

Al decir la palabra cuidad muchos piensan en una muchedumbre de personas en cada paso que das y enormes edificios en cada manzana. Aquí no es así, aquí es como si fueras unos años atrás, no hay grandes edificios ni una muchedumbre de personas en cada cruce de esquina que das, todo tiene un aspecto antiguo sin embargo tenemos lo necesario y no carecemos de lo esencial.

Vivo junto con mi madre Amelia Hall, una amable mujer canadiense, castaña de ojos celestes quien se dedica a vender propiedades en la cuidad para las nuevas familias; y en sus tiempos libres se dedica a hacer vasijas y tazas de barro.

Mi padre Ian Johnson, es un hombre Ingles pelinegro de ojos grises especializado en los negocios, quien ayuda en temas financieros dentro de la cuidad y en sus tiempos libres se dedica a completar los distintos sudokus de los periódicos. Lo sé, patético…

Lo malo de mi situación, es que están en un proceso de un día querer divorciarse y al otro están reconciliándose; esto es constante y en un cierto punto te llega a afectar.

Estoy yo, Thais Johnson, una chica de tez blanca, con pequeños ojos azules grisáceos y una larga cabellera negra azabache. Dejando de lado mi aspecto físico soy una amante del chocolate con trocitos de oreo, mimos en el cabello y maratones de películas los fines de semana con mi mejor amiga Jane.

Estoy en mi último año de secundaria  y puesto a que falta una semana para vacaciones, solo me quedan unos cuantos meses para decidir a qué universidad enviara mi solicitud.

Muchas veces las personas no cumplen sus sueños porque no tienen una oportunidad o simplemente se conforman con algo muchos más fácil y suprimen lo que de verdad anhelan. Porque si algo me recuerda mi madre constantemente es: el que quiere, puede. Cuatro palabras y sigue siendo una frase sin efecto en mí.

Solo me queda disfrutar lo más que se pueda este último verano. Siento que mi vida es un bucle constante de inoportunos eventos  y por más que trato de opacar algunos, no puedo. Mis únicos amigos son Jane, un chico de cabello rojizo llamado Andrew y un rubio de ojos avellandos. 

Y en eso basa mi quejumbrosa vida. Una chica responsable de sus estudios, pero con problemas familiares.

Pero mi perspectiva de la vida cambia cuando lo conocí a él.




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