2020
???
Lilith
Odio ser impulsiva, de tantos defectos que podía tener, la vida me dio el "gran detalle" de ser impulsiva y gracias a eso ahora no tengo la menor idea de en donde me encuentro.
¿Qué carajos estaba pensado? No, es que en ese momento ni siquiera pensaba, dios, estoy al borde de una crisis existencial, ¿Qué se supone que hare ahora? no tengo mis maletas, no tengo a donde ir ni mucho menos donde quedarme y ni siquiera puedo regresar a Los Ángeles, todo está mal, muy mal.
—Disculpe —me acerco a la primera persona que veo pasar—. ¿Sabe de algún hotel o algún lugar donde pueda quedarme?
La señora me da una sonrisa cálida y amable que extrañamente me resulta bastante familiar.
—¿Qué hace una chica tan linda como tú por aquí cariño?
—Créame, yo me pregunto lo mismo.
Al parecer mi comentario le causa gracia porque suelta una pequeña carcajada.
—¿No tienes a donde ir? —pregunta curiosa.
—No, por eso le pregunte si sabe de algún lugar —murmuro.
Se queda unos segundos pensando y yo rezo para que sepa dónde puedo pasar al menos esta noche.
—Los hoteles han cerrado por la tormenta invernal que se aproxima y el único hostal que conozco está bastante lejos de aquí y la única forma en la que podrás llegar es caminando porque como ves... — señala a nuestro alrededor— todo esta vacio.
Si creía que nada podía empeorar pues estaba muy equivocada, ¿En dónde se supone que dormiré? ¿En una banquita de algún parque?... pensándolo bien creo que en este momento es la única opción que me queda, no creo que sea tan malo.
—Oh, gracias de todos modos —suspiro derrotada y me doy media vuelta para alejarme.
—Sé de otro lugar —vuelve a hablar y volteo de inmediato hacia ella.
—¿Cuál es? —la miro esperanzada.
—Podrías quedarte en mi casa —me sonríe—. Mira, no puedo dejarte a tu suerte sabiendo que probablemente no hay lugares donde puedas quedarte y peor aun con esta tormenta que se avecina, cariño.
Cualquier persona racional diría que no, pero yo no soy una persona racional después de todo, digo, solo tengo dos opciones; dormir en un parque y arriesgarme a que cualquier loco me robe o dormir calientita en una cama donde no corro peligro, al menos eso espero, no creo que esta señora tenga intención es de hacerme daño, se ve decente.
Ella espera mi respuesta mientras yo la miro con los ojos entrecerrados.
—¿Está muy lejos? —no me haría gracia tener que caminar mucho.
—Esta a unas tres cuadras de aquí, toma —me tiende la bufanda que traía puesta, ofreciéndomela.
—No es necesario est...
—Tómala, debes estar muriéndote de frio —le hago caso y me la pongo—. Anda, vamos antes de que obscurezca.
Caminamos unos diez minutos hasta que llegamos a una casa mediana, bastante bonita, ambas entramos y si por fuera me pareció hermosa por dentro lo es aún más, el decorado antiguo la hace acogedora y está a la temperatura exacta para evitar congelarse.
—Siéntete como en casa, puedes colocar tu abrigo por allá —señala el perchero que está situado al lado de la puerta—. Preparare chocolate caliente ¿quieres un poco cariño?
—Si, estaría bien, gracias —le devuelvo la sonrisa que al parecer nunca pierde de su amigable rostro.
Desaparece hacia donde supongo es la cocina. Después de varios minutos asoma la cabeza por la puerta.
—Sabes que puedes sentarte ¿cierto? —suelta una pequeña risa cuando me ve parada—. ¿Quieres venir a ayudarme con el chocolate?
—Oh créame, no creo que le guste que la ayude —me mira confusa pero al escuchar lo siguiente su mirada cambia a una divertida—. No soy muy buena cocinando, lo único que lograre será explotar su casa.
—Qué más da, yo te enseño a hacerlo.
Voy a donde ella se encuentra, una cocina igual de hermosa como el resto de la casa.
—No nos presentamos —dice colocando cosas de cocina en una mesa pequeña—. Y ya que dormiras aquí creo que sería apropiado saber tu nombre.
—Lilith Harvey —le tiendo la mano y por un momento su sonrisa flaquea.
—Lilith —murmura—. Que lindo nombre, yo soy Susan.
La ayudo a verter leche en una pequeña olla.
—Y dime Lilith ¿Qué hacías merodeando por ahí sola casi en medio de una tormenta?
—Es... una historia larga —probablemente si escucha porque termine aquí piense que estoy loca.
—Bueno, no creo que te vayas hasta que la tormenta se calme —toma asiento en una silla—. Así que tengo demasiado tiempo para escucharte y tú para contarme.
Tiene razón, así que se lo cuento todo desde el principio, no sé porque, creo que es la confianza que emana o la necesidad de desahogarme desesperadamente con alguien o tal vez ambas.
♣♣♣
Hace una semana
Los Ángeles, California
—Eso se ve asqueroso —fija la vista en el recipiente, haciendo una mueca de repulsión.
—¡No sé qué salió mal! —trató de disminuir con un trapo el humo que sale del horno—. Seguí la receta al pie de la letra.
No acostumbro a cocinar, la mayoría de veces lo hacen Daksh o Stacy y cuando no, pedimos comida a domicilio. Por alguna extraña razón hoy me dieron ganas de poner a prueba mis dones culinarios, pero ahora que veo el resultado, entiendo porque nunca cocino y que de dones culinarios no tengo nada.
Vuelvo a fijar la vista en el recipiente que contiene lo que se supone que es "lasaña", la cual está demasiado quemada y parece más un pedazo de carbón. Tenía esperanza de que quedara como la que vi en internet.
—¿Segura qué la seguiste? —cuestiona Stacy, sentándose en el sofá—. Yo no lo creo, en ese estado ni siquiera es comestible.
Trata de disimular la carcajada que suelta haciéndola pasar por una tos pero le sale fatal.
—¡Oye, claro que se puede comer! —exclamó, ofendida—, solo le quitas lo quemado y listo.