Nuestro felices para siempre

Capítulo 4: Seguridad

Astrid

Despierto con el calor del cuerpo de Matt detrás de mí, su brazo me mantenía pegada a su cuerpo y me sentía tentada a permanecer en la comodidad que me brindaba. Ambos estábamos desnudos. Los recuerdos de la noche anterior pasan por mi mente rápidamente y mis mejillas se sonrojan.

Había dormido con Matt. En más de un sentido.

Y en realidad no era la primera vez que pasaba.

La relación que mantenía con Matthew, más allá de nuestro matrimonio que obviamente no era perfecto, podía llegar a ser un poco confusa. Matt y yo manteníamos una relación física, todo se basaba en un horario donde se tenían los días en que lo haríamos y en realidad la hora no importaba. Sin embargo, el día de ayer no estaba marcado para ello.

Cierro mis ojos por un instante y suspiro para luego ponerme en pie, alejándome del calor que me rodeaba y me hacía sentir serena. Camino hacia el baño y siento mi cuerpo temblar mientras me doy cuenta que dejamos el balcón abierto.

Mientras el agua cae por mi cuerpo, pienso en todos los meses que habían pasado desde nuestra boda. En ocasiones, sentía que Matt correspondía mis sentimientos, especialmente cuando estábamos en nuestra cama y nos mirábamos en silencio. No importaba el día, simplemente nos observábamos fijamente a los ojos y había emociones que no podía reconocer en su mirada azul.

Cuando termino de ducharme, camino envuelta en una toalla por la habitación y cuando giro mi rostro hacia la cama noto que Matthew ya se había despertado. Detengo mis pasos y no sé qué debería hacer a continuación, pues siempre nos veíamos por las mañanas hasta el desayuno.

—Deberías ir a ducharte— le digo antes de darme la vuelta para buscar la ropa que usaría ese día.

—Astrid, espera— responde y vuelvo mi cuerpo hacia él.

No debería sentirme tímida al ver su torso desnudo, pero mis mejillas se sonrojan y trato de mantener una expresión natural en mi rostro.

Se va acercando a mí y mis manos sujetan con fuerza la tela de la toalla tratando de calmar mi acelerada respiración.

—En la fiesta de cumpleaños— frunzo mi ceño ya que no entiendo lo que está diciendo. —Ese día te presentaré como mi esposa— siento que mi corazón deja de latir.

—No tienes que hacerlo. Están bien las cosas en la empresa de esta manera— contesto y muerdo mi labio inferior.

—Pero aquellas chicas no deben de ser las únicas que piensan que no digo el nombre de mi esposa para mantener relación con otras mujeres. No quiero que esos rumores se mantengan ni mucho menos que vuelvas a escuchar algo así— dice manteniendo sus ojos sobre los míos.

Quiero besarlo. En el momento en que dice aquellas palabras, sólo podía pensar en saltar sobre él y unir nuestros labios. Pero eso no era algo que pudiera hacer con completa comodidad, ni siquiera sabía cómo podría reaccionar ante ello. Además del primer beso en nuestra boda, nunca había iniciado uno entre ambos.

—Te veo en un par de minutos— asiento y lo veo caminar con dirección al baño.

Camino al armario y comienzo a buscar qué usaría hoy. Tomo un pantalón de vestir junto a un blazer ambos de color azul marino y una camisa de color blanco. Unas zapatillas de tacón bajo de color negro y comienzo a cepillar mi cabello que anteriormente ya había secado. Lo peino en una cola alta y luego me maquillo naturalmente.

Salgo de la habitación y bajo al comedor, tomo asiento en mi lugar correspondiente mientras espero a que Matt baje de nuestra habitación.

Desde nuestra boda hasta el día de hoy, basábamos nuestros días en una rutina. Al menos esa era una de las cosas que no habían cambiado desde que este contrato comenzó. Me sentía segura al saber que cada mañana al despertar, lo encontraría a mi lado y luego de ducharnos, ambos desayunaríamos en el mismo comedor para juntos marcharnos con rumbo a la empresa.

—Buenos días— escucho la voz de Matt saludar y levanto mi mirada que se encontraba en mi regazo.

—Buenos días, señor Taylor— responden al unísono.

—Ya que ayer cenamos con mis padres, puedes pedirle a los tuyos que cenen con nosotros mañana— eso era lo correcto.

Un par de veces a la semana nos poníamos coordinábamos para cenar con nuestras familias, de esa manera podíamos demostrarles que nuestro matrimonio iba bien. Aunque lo que sucediera en esta casa, sólo nos concernía a Matthew y a mí.

—Reservaré una mesa en algún restaurante, no quiero que mis padres cocinen más Salmón— digo y él asiente conforme con mi decisión.

—Puedes tomar mi tarjeta cuando la necesites— responde y asiento.

Salimos juntos y subimos al auto, en el camino hacia la empresa nos mantenemos en silencio. Siento su mirada sobre mí en ocasiones y me pregunto qué pasará por su mente.

—Cuando vuelvas a escuchar esos rumores, no te quedes callada— dejo de observar por la ventana y me vuelvo hacia él.

—No quería hacer un drama por ello— digo en voz baja.

—Puedes reaccionar de la manera en que lo desees. Estamos casados legalmente, tengo que responder por ello— asiento y siento que el auto se detiene.



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En el texto hay: matrimonio, contrato, amor

Editado: 05.03.2022

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