Nuestro pequeño error

Capítulo 9: Un sueño estúpido.

Aquella mañana  estaba demasiado cansada para ir a trabajar. Cuando desperte de otro de los sueños que hace años me perseguían, salí de mi habitación y busque a mi pequeña. Su contacto siempre alejaba esos sueños. 

Desde que desperte al día siguiente de aquella fiesta cada vez que surgía algo relacionado con los recuerdos de aquella noche, algunos sueños visitaban mis noches. No era sueños malos. No al principio. Se trataban de pequeños momentos de aquella noche confusa y nunca me molestaron. Eran recuerdos tan bonitos y cálidos que disfrutaba de ellos. 
Pero algo cambio cuando me entere que estaba embarazada. 

Esos sueños cambiaban según avanzaba mi embarazo y después de que naciera Noa fueron a peor. Me despertaba de pesadillas donde todo había sido un sueño. Donde no tenia a mi pequeña o mi vida era completamente distinta. Otras noches trataban sobre alguien malvado que intentaba hacerle daño a mi pequeña y yo no podía hacer nada. Ahora esos sueños eran los mismos o peores. 

En una de esas fatídicas noches descubrí que abrazar a mi pequeña y asegurarme que estaba allí, que estaba segura, me calmaba y lograba volver a dormir junto a ella. 

Ahora me dirigía a su habitación para poder abrazarla y tranquilizar a mi acelerado corazón. Cuando la vi allí, acurrucada en el medio de la cama echa un ovillo logre sonreír. Mi hija era mi salvavidas, mi fuerza, lo era todo para mi. Me hacerque cuidadosamente a ella y me acomode a su lado. En algunos segundo sentí como buscaba mis brazos y se acomodaba entre ellos. Sonreí nuevamente y sentí como el sueño volvía. 

Me desperte con unos suaves besos en mi megilla. Intente alargar el momento y continuar durmiendo, pero alguien más deseaba lo contrario. 

Noa se sentó sobre mi y comenzó a despertarme. 

—Mami venda. —me llamaba. Continue con los ojos cerrados para averiguar qué hacía. Sentí como se movió en la cama y comenzó a dar saltitos.— Mami. Deayuno. Mami. —continuaba llamándome. 

Continue con los ojos cerrados. Quizás se diera porvencida y continuará durmiendo. Pero sabía que aquello era imposible. 

Mi hija abandono la cama y salió de la habitación. En ese momento abrí los ojos y me sente en la cama. El día comenzaba y hoy sería más largo de lo normal. Mi hija me esperaba abajo y tendría que preparar el desayuno. Quizás llame a Thony y salgamos a dar un paseo. 

Mientras bajaba las escaleras escuche a mi hija. Parecía que hablaba con alguien y no dude en buscarla. 

La encontré en el salón con el teléfono en la mano y hablando con alguien. 

—Tito, mami no quele hacel deayuno. —escuche como decía. 

Me aserque automáticamente y le quite el teléfono. Mi hija grito por mis actos. 

—Hablo con tu tío y te preparo el desayuno. —le dije. Parecía que aún estaba enfadada por que le quitase el teléfono.— Piensa en lo que quiere y te lo haré. —asegure. 

Vi como mi hija volvía sonreír y como se le iluminaba el rostro. 

Me aserque el teléfono al oído y continúe la conversación que mi hija había iniciado. 

—¿Thony? —pregunte. 

—¿Quién más? —bromeo— ¿Por qué no has ido al trabajo? Ya es tarde. 

—No me sentía muy bien para ir. Tengo que pensar Thony y respirar un poco. —susurre. 

—Lo mejor será hablar con ese tipo y averiguar si es él. —aseguro. 

—No creo que pueda. —vi a mi hija jugando en la alfombra y me deshice de los pensamientos que venían a mi cabeza.— ¿Por qué no vienes? Daremos un paseo y me ayudas a decidir todo esto. 

—Estaré allí en algunos minutos. —aseguro Thony.— Porsierto tu hija acaba de despertarme. ¿Quién habrá sido quien le enseño a utilizar el teléfono? —preguntó irónico. 

Sabía que mi hija era amuy inteligente, pero aquello iba en dirección a mi. Por protección había enseñado a Noa a utilizar el teléfono en marcaron rápido y el único número era el de Thony, así que le tocaba lídear con las quejas de mi hija a casa rato. 

—Te espero. —susurre haciéndome la to ta ante su comentario irónico. 

—¿Mía Montés acabas de hacerte la tonta? 

—Te quiero, Chao. —susurre. 

—Como me cuentes te mató. —escuche que decía antes de colgar. 

—Lo siento. —susurre antes de ponerme de pie y comenzar mi día. 

Thony llegó en el mejor momento. Ya nos habíamos duchado y preparado. Estábamos listas para nuestro paseo. Esepto un pintor crucial: el desayuno. 

A mi pequeña se le antojaba churros y chocolate y como lo había prometido lo cumplí. Le escribí a Thony para que conprara churos por el camino mientras yo preparaba los demás vicadillos del desayuno y buscaba el chocolate. Tanto mi hija como yo eras muy fans del chocolate y siempre que podíamos intentábamos disfrutar de él. Cuando Thony entró por la puerta mi hija se puso a gritar como loca porque su tito habia llegado al fin y porque traía los churros. 

Los tres juntos disfrutamos de un desayuno llebo de risas y bromas. Antes de irnos tube que lavarme el rostro por las ocurrencias  de mi hija y la cabeza loca de mi amigo, los cuales me habían llenado de chocolate las megillas. Pero ellos no se quedaron atrás. Thony tubo que lavar su cara porque se la llene de mantequilla y mi pequeña corrió por toda la planta baja mientras la perseguía para abrazarla y pasarle algo del chocolate de mis mejillas. 

Amaba estos días que pasábamos juntos y las bromas que nos hacíamos. Amaba a mi familia. 

Cuando baje las escaleras, busque  mi abrigo y me dispuse a esperar a Noa y Thony. Una sensación de nostalgia me recorio el cuerpo cuando vi aquella puerta que mantenía cerra desde hacía algunos años. Mi cuerpo de traiciono y de pronto me vi acercándome a ella. 

Esa puerta no se abría desde hacía unos meses atrás y no tocaba lo que habia dentro desde mi embarazo. Había tirado la toalla. Renunciado a mi verdadero sueño. Por mi hija. 

Quizás algún día pueda hacerlo. Recomenzar y vivir esa vida que deje atrás, volver a ella. Soñé. 

—My Girl, ya etamos. —grito yhony mientras bajaba las escaleras. 

Observe por última vez la puerta y volví al presente. No sueñes con algo imposible. Nunca podrás volver a esa vida. En realidad nunca estuviste en ella. Me regañe. 

—Vamos chicos que ya casi es medio día. —dije mientras Thony dejaba a Noa en el suelo y yo buscaba su abrigo. 

Thony esperaba mientras yo cerraba la puerta del porche y guardaba las llaves. 

—¿Estas bien? —preguntó cuando nuestros ojos se conectaron. 

—Si. —vi un poco de reproche en su mirada y decidí decir la verdad.— No quiero arruinar el día. Solo pensaba un poco. Luego hablamos. 

Vi como su expresión se suavisaba un poco y al final como asentia. 

—Vale. Venga vamos. 

Veo a mi hija acomodada en un pequeño mantel sobre el sesped de un parque. Hemos paseado durante todo el día y almorzamos en un italiano muy mono. Habíamos ido a tantos sitios que ya no recordaba los nombres. Primero a un pequeño parque de diversiones donde todos disfrutamos por igual. Paseamos por un pequeño mercadillo donde vendían de todo un poco. Noa se veía encantada con la variedad a su alrededor incluso hizo que Thony le comprara un cuaderno de dibujo y otros juguetes y dulces. 

Ahora estábamos en un pequeño parque serca de casa. Habíamos ido allí a ver el atardecer y después iríamos al cine a ver una película o a cenar, aún no lo decidimos. 

Mientras Noa intentaba dibujar algo en su cuaderno Thony y yo la obserbavamos e intentábamos hablar. 

—¿No tienes pensado hablar con ese chico, el hermano de Terry? —pregunta athony de un momento a otro. 

—No tengo la menor idea de lo que voy a hacer ahora. —asegure siendo totalmente sincera.— Es que todo podría complicarse. Te imaginas que si sea ese chico y me reproche por todos estos años o que intente quitarme a Noa. —Solo con mencionarlo se me erizaba la piel— No quiero ni imaginar las otras opciones. 

Thony me miró contrariado mientras parecía analizar mis palabras. Después de un momento asistió. 

—Quizás tengas razón. Pero—Sabía que no terminaría allí siempre había un pero— y si no es así. Si la acepta. Si quiere reconocerla y quien sabe darse un oportunidad juntos. ¿No has pensado en esa parte? 

Un lucesita se encendió en mi interior y el echo de imaginarme sintiendo la misma seguridad que sentí aquella noche me agrado, me agrado mucho. Pero la vida no era un cuento de hadas. 

—Thony deja de hacerte historias. La vida no es un cuento de hadas. —asegure. 

Vi como Thony desistia y volvía la atención a mi pequeña. Noa había abandonado el cuaderno y ahora estaba unos pasos frente a nosotros jugando con un pequeño cachorro. La vi tan feliz y sonriente y no pude evitar hacer lo mismo. Se veía tan bonita y feliz que me lleno el alma de paz y alegría. 

Noa alzó la mirada y busco nuestras miradas. 

—Tito, adudame. —grito mi pequeña mientras continuaba jugando con el cachorro. 

Thony dejo sus cosas sobr ela manta y fue con mi hija. No pude evitar sacar mi teléfono y tomar un foto de ambos jugando. Pero algo me impulso a ir más allá y inclinándose hacia delante tomé el cuaderno de dibujo de mi hija y con su pequeño lápiz comenze a dibujar. 

Hacia meses que no dibujaba a lápiz y años que no lo hacía en lienzo, pero de alguna forma se sintió tan familiar. Con un poco de destreza media oxidada, comenze a dibujar. Hacia pequeñas y seguras líneas que enmarcanban el rostro de mi hija yvsus pequeños rizos. Dibije su pequeño cuerpesito y acomode el paisaje a su alrededor. También dibuje al cachorro e incluso a una parte del cuerpo de Thony. 

Ese sentimiento que me llenaba al dibujar volvió a surgir tan fuerte como la última vez. Siempre había sido un sueño poder dedicarme a esto. Dibujar y pintar a mi antojo. Exponiendo mis cuadros y siendo comoletmanete feliz. Pero eso no se cumpliría. No podía llebar mi sueño acabo porque tenía cosas más importantes que hacer. En aquel entonces fue pagar la universidad y ahora se trataba de mantener a una niña pequeña, mi niña pequeña. 

Deje el cuaderno a un lado y oculte el dibujo terminado. No podía caer en la tentación. Mi hija es más importante. 

Es solo un sueño estúpido. Un sueño que nunca llegaras a cabo. Me reproche. 

—Chicos. —les llame— Es tarde. Deberíamos irnos. —Dije mientras comenzaba recoger todo. 

Pronto Thony llegó a ayudarme y mi hija comenzó a dar slatitos a nuestro alrededor. 

—Mami, pueto teel un catoro.  —preguntó mi niña hacercanse a mi. 

Dios como le digo esto sin herirla. 

Me agaché frente a ella e intente sonar lo más amable posible. Cosa muy fácil de llebar a cabo con solo mirar los ojitos tiernos de mi pequeña. 

—Mi amor, ahora no podemos tener un cachorro. —susurre y vi como comenzaba brillar sus ojitos por las lágrimas.— Un cachorito lleba mucha atención y nosotras estamos todo el día en la universidad. El cachorito estaría muy solo en casa y se pondría triste. —mi hija cambió su rostro y enmarcó sus cejas dejándome entender que estaba procesando todo lo que decía. Amaba su inteligencia.— ¿Tú quieres que esté triste? —pregunte intentando convencerla. Noa nego y comenso a sonreír.— Terminamos de recoger y nos vamos para casa. ¿Tienes hambre? 

—Chi. —grito y comenzó a correr a nuestro alrededor. 

—Eres una madre increíble. —susurro Thony con todas las cosas recogidas y listas para ir al auto. 

—Tengo algunos trucos. 

Busque la manita de Noa y juntos fuimos hacia el coche. 

Había sido un día increíble. Y terminaría de igual forma, con mi pequeña familia, en casa.  
 




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