Había pasado tres dias. Tres duas en los que Mía deambulaba por mi casa casi todas las tardes. Tres días desde que la había visto plantada en la puerta de ni casa y me pareció lo más natural de mundo. Tres dias donde no la veía al llegar porque estaba encerrada en el estudio, y cuando la veía era porque salía por la puerta y se encaminada al ascensor para marcharse. Había pasado tres días en los que no había logrado nada y aún me encontraba en el mismo sitio. Ni un solo paso en adelante. Estaba estancado sin saber como acercarme a ella.
En los tres últimos día había venido completamente sola, lo que hacía preguntarme dónde estaría Noa durante ese tiempo. Tenía claro que no estaba con ni hermana pues ya le había preguntado. Aquello me carcomia por dentro.
Aquella tarde había regresado a casa después de cenar junto a Sam y algunos nuevos clientes. Me había encerrado en mi estudio nada más llegar y a sabiendas de que hoy tampoco avanzaria. No sabia como hacerlo sin soltar que era el padre de Noa.
Cuando el reloj marcó las 5:00pm supe que ella ya estaba en el estudio. No permitía que nadie entrara mientras trabajaba pero eso no impedía que viese los avances cada noche. El cuadro comenzaba lentamente a tomar forma. Había pasado el primer día recopilando los materiales y trayendolos a casa. El segundo había sido tan poco productivo como el primero, ya que se había dedicado a cubrir la habitación y acomodarlo todo. Y ayer ya comenzaba a ser más productivo.
Las líneas a lápiz de los edificios hoy, al cuarto día, se podian observar mas claras y consisas. Así como algunas nubes interpuestas en el cielo. Tenía mucho talento, no se podía negar, pero también había que admitir que era un proceso lento y trabajoso. Aquello me veneficiaba a más no poder y yo aún no avanzaba.
Intente concentrarme en el trabajo que aún tenía pendiente para evitar ir hasta la puerta del estudio. Nunca tocaba ni entraba, pero permanecía allí más tiempo del necesario para, al final, regresar a lo que antes hiciese.
De pronto un pequeño remolino de cabellos oscuros atravezo la puerta de mi estudio y corrió hasta esconderse tras una de las butacas frente a mi. Observe la butaca durante un rato esperando a que azomase su cabecita.
No lo hizo.
Cuidadosamente me levante y me aserque a ella. Me pare junto a la butaca mientras la observaba detrás.
—¿Qué haces Noa?
Ella llebo uno de sus deditos a sus labios y pidió silencio. Asentí siguiéndole la corriente mientras me colocaba en cuclillas junto a ella.
—¿De quién nos escondemos? —susurre.
Ella sonrió y se aserco a mi cara para hablar.
—Tuego a la esctondidas con mamá. —Continúa sonriendo.
La observo curioso antes de que una idea rebolote en mi cabeza.
—¿Y tú madre lo sabe? —vi como negaba antes de asomarce sobre la butaca.— Cariño esconderse de mamá sin que ella lo sepa no está bien. —asegure. Noa me observo confusa.— Si ella no sabe que te escondes se preocupara por no saber donde estás y se pondrá muy triste si no te encuentra. —aseguro y veo como procesa todo aquello.
Sus ojitos se cristalizan durante un segundo mientras dice.
—No quelo mami tiste.
Sonrio antes de cogerla en brazos y ponerme en pie.
—Tranquila si. Si llegamos a tiempo no se pondrá triste. —asegure llendo hacia la puerta.
Cuando llegamos al estudio no me moleste en llamar a la puerta y entre directamente. Aún con Noa en mis brazos observe la habitación basia. Al parecer había salido a busca a Noa.
—Esperemos a que vuelva. —dije mientras dejaba a Noa en el suelo. En algún momento me entran ganas de tocar y sin pensarlo me dirijo al piano donde comienzo una suabe melodía. Después de un momento Noa se acerca y le hago un lugar junto a mi.
Continuó tocando mientras observo su carita sonriente y la invito a tocar algunas teclas mientras le enseñó a hacerlo.
***
Llebo un rato buscando a Noa cuando escucho como el piano comienza a sonar. No me puedo creer que lleve todo este tiempo en el estudio y yo estuviese buscandola como loca.
Bajo los escasos escalones que había recorido y vuelvo al estudio. Al llegar desido entrar en silencio y sorprenderla pero la sorprendida resultó ser yo.
Mi pequeña esta sentada frente al piano mientras el hermano de Terry le enseña a tocar algunas notas de la pieza. Lo que más me solprende es la complicidad que se nota entre ellos y los sentimientos que surgen en mi ante la imagen.
Ese sentimiento de seguridad vuelve a implantarse en mi trayendo consigo una sensación de esas que te dejan claro cuando las cosas están bien y solamente pueden estar bien como estan. Esta imagen de mi pequeña junto a este hombre me hace imaginarme a mi hija junto a su padre y el echo de que ellos se parezcan tanto físicamente y esa duda en mi de si es o no es su padre no me deja una buena sensación en el pecho.
La melodía termina y después de un momento mi pequeña se gira y al verme su mirada se ilumina con un brillo muy especial. Creo que la mía hace lo mismo al verla ya que esa sensación de familiaridad y seguridad que tengo junto a ella me recore por entero. Mi cuerpo me traiciona y cometo el desliz de observar a Michael dándome cuenta de lo atractivo que se ve sin el saco y con las mangas remangadas y como me observa el también.
—Noa. ¿Cuántas veces te he dicho que no desaparescas sin decirme nada? —le regaño justo cuando llega a mi evitando volver a verle.
Mi hija aparta su mirada y acepta el regaño. Me inclinó y dejó un beso en su frente. Por mucho que me enfade con ella no puedo permanecer enfadada durante algo más que unos segundos. Es la única familia que me queda, además de Thony y ahora Terry, así que para mi es difícil enfadarme con mi princesita.
—No tiene por qué preocuparse. —interviene Michael— La encontré en mi estudio y la traje directamente aquí. Pero usted no estaba.
Me incorporó y le observo. Dios esta guapísimo. Pienso.
No seas estúpida Mía. Que aun no sabes si es él. Me regaño por mis pensamientos.
—Lo siento si le interrumpió. —me disculpo. Se que el es una persona muy importante y que siempre tiene mucho trabajo. De echo hoy regreso temprano y se encerró en su estudio a trabajar. Eso me había comentado Martha. No puedo evitsr ser curiosa cuando se trata de este hombre— Me preocupo mucho por la seguridad de mi hija. Es mi única familia. —aseguro.
Le veo obserbar a Noa que se encuentra junto a mi como si no le solprendise esta informacion, despues de un moebto su mirada regresar a mi y me recore enterita dejando una sensación extraña en mi piel.
Sus manos en mi piel se deben sentir increíbles. Pensé. Entonces me di cachetadas mentales por pensar en esas cosas de un completo desconocido.
—No tiene por qué disculparse. Y con respecto a la seguridad de Noa, este sitio es totalmente seguro para ella.
Asiento. Por supuesto que este apartamento es seguro para una niña. De echo mi casa no se aserca ni en un millón de años en comparación con la seguridad de aquel sitio para Noa. Y eso que no es a prueba de bebés.
—Si me permite me gustaría volver a trabajar. —digo después de un momento.
Michael asiente y se acerca a ambas. Mi corazón comienza a acelerarse de un momento a otro al notar su proximidad. Y mi mente no deja de imaginar lo bien que se sentiría si me besase en ese mismo instante. Esta tan serca que incluso logró captar su perfume el cual me deja totalmente embelzada. Me mira a los ojos durante un segundo antes de inclinarse y ponerse a la altura de mi hija.
—Nos vemos luego princesita, ¿si?
Mi hija asiente antes de recorer los escasos dos pasos que lo separan del hombre y darle un abrazo. La imagen logra sorprenderme mientras un remolino de emociones se desatan en mi interior.
Quizás si sea él. Quizás si quiera a Noa y no te pida su custodia por no buscarle. Si supiera cuanto le he busca quizás nos deje formar parte de su vida. No puedo evitar pensar en todas esas cosas mientras los observo abrazados. Admite de una vez que deseas que sea ese chico del que te enamoraste después de una sola noche. Admite que deseas volver a sentirte de aquella forma.
Es imposible que sea el. Sólo es mi mente buscando una seguridad que hace años que perdí. Pero sería preciosos que fuese el. Después de todo es muy buena persona. Me lo ha demostrado ellas pocas veces que nos hemos visto. El brillo de sus ojos me lo grita.
—Ados Miche. —dice mi hija cuando se ronde el abrazo.
El deja un beso en su coronilla antes de incorporarse y volver a colocar sus ojos en mí.
—Señorita Montés. —se despide. Me trata de usted. Camina con paso seguro asta la entrada pero antes de partir su voz buelbe a mis oídos.— Si necesita algo, —le busco con la mirada y lo encuentro junto a la puerta entreabierta.— no dude en ir en mi busca. Estaré encantado de ayudarte. —Logra sorprenderme con su comentario pues me ha tratado de tú cuando hace un momento me llamaba por mi apellido.
—Le tomare la palabra. —aseguro antes de verlo partir.
Por alguna razón vuelvo a sentir una sensación de pérdida mientras Michael desaparece de la habitación. Una sensación que no estaba mientras el abrazaba a mi hija.
Dios. Necesito salir de esta casa antes de que ese hombre logre que me vuelva loca.
***
Escucho unos toques en la puerta de mi despacho. Ordenó que entren con un simple adelante, antes de obsevar a Félix entrar por este.
—¿Qué sucede Félix? —preguntó dejando los documentos que revisaba.
—Señor, —se hacerca a mi mesa y deja un sobre sobre mi escritorio— ha llegado esto para usted.
Tomo el sobre en las manos y observo el remitente. Al comprobar de quien se trata abro rápidamente el sobre sacando los documentos y buscando la respuesta.
Al obtener lo que busco sonrio plácidamente y me lebanto de mi silla para ir en busca de una copa. Cuando regreso a la mesa busco mi teléfono y marcó a la persona que espera esta llamada.
—Positivo. —anuncio.
—¿De qué carajos hablas, Michel? —pregunta Terry a travez de la línea.
Sonrio antes de responder.
—Es totalmente seguro hermanita. Tienes una preciosa sobrina de tres años.