—Se ha acabado la clase chicos. —informe— nos vemos el lunes.
Salí del salón de clase y recori los pasillos hasta la oficina de Terry donde me esperaba mi pequeña.
Aún recordaba la tarde que encontré a Noa junto Michael. Recuerdo también como no he dejado de pensar en él desde entonces y como mi mente vuelve a traicionarme imaginando que es aquel chico de hace cuatro años. Después de todo parecido a Noa, si que es.
Aparte esa idea de mi mente y continuó el recorido. Era imposible que fuese la misma persona. Me niego a creer.
—Mami. —grito mi pequeña en cuanto me vio entrar por la puerta. Me agaché para recibirla y poder abrazarla después de una larga hora de clases.
—Hola pequeña. —susurre acomodandola en mi pecho
—Irras directo a casa de mi hermano. —preguntó Terry recogiendo sus cosas.
Me incline para dejar a Noa nuevamente en el suelo.
—Amor ve por tu abrigo. —pedí. Mi pequeña asintió y corrió hasta su abrigo.— Tomaremos un café con Thony y después iré a casa de tu hermano. —le dije a Terry.
—Saludalo de mi parte y a mi hermano también. Hace algunos días que no le veo.
Me acerqué a ella para darle un pequeño abrazo de despedía antes de que Noa volviese.
—Deberías ir. Así ves tu cuadro. —propuse. Difinitivemnte no quería volver a estar a solas con Michael. No después de la última vez. No después de todos esos sentimientos.
—Oh no te preocupes. Nos veremos este sábado. Mi madre organiza una cena familiar.
En ese momento Noa se hacerca a ambas ya con su abriguito puesto.
—Pues será mejor que nos marchamos. —digo después de un momento.
Terry asiente y le lanza un beso de despedida a Noa.
—Ados tita Terry. —dice Noa mientras salimos de la oficina.
Ambas salimos de la universidad y comenzamos a caminar hacia la cafetería donde nos espera Thony. Son sólo algunas cuadras por lo que podemos ir andando.
Mi pequeña va dando pequeños saltitos mientras tararea una canción que no conosco.
—Amor ¿que cantas? —le pregunto.
—Canción piano. Miche me ensena. —explica antes de volver a empesar.
Me quedo anonadada antes de las palabras de mi hija. Y no sólo por su buena memoria para la música, más bien es por el echo de que mencionara a Michael. No sabía que le enceñaba a tocar.
—¿Cuando te ha enseñado a tocar Michael? —le pregunto.
—El día de as escondida.
Sierto. Aquel día. En el que no dejo de pensar.
—¿Te gusta que Michael te enseñe? —le pregunto. Mi pequeña asiente mientras sonrie.— Eso es bueno mi amor. Me encanta verte feliz.
—Si. Noa feliz. —exclama.
Continuamos caminando durante algunos tiempo más en silencio y con una preciosa sonrisa en nuestros rostros hasta que llegamos a la cafetería.
En cuanto entramos observo a Thony en una de las mesas junto al ventanal y ambas caminamos hasta el. Noa se lanza a los brazos de su tito mientras yo mi acomodo en la silla frente a él.
—Tito Thony, Miche enseña Noa piano. —explica entusiasmada mi hija logrando que Thony me lance una mirada de incredulidad. Ignoro su mira y comienzo a leer la carta. Pienso comerme una porción de tarta, después de todo paga Thony.
—Eso es increíble princesita. —susurra dejando un beso en su megilla.— ¿Por qué no vas a jugar un rato? —le propone. A lo que mi hija encantada se baja de su silla y corre hacia la zona de juego.
Hace unas semanas Thony descubrió esta cafetería. Y resulta ser que nos encanta, no sólo por el buen menú, más bien eta por el echo de que Noa podía divertirse en su propia zona mientras los adultos esperábamos y nos enfrentabamos a la vida real. Desde entonces lo frecuentados cada vez que podíamos.
Busque la mirada de Thony en cuanto comprobé que mi pequeña llegaba a la zona de juegos. Difinitivemente no había sido buena idea hablar de esto tema.
—Así que clases de piano ¿eh? —ironizó.
Bufé frustrada y apolle la frente sobre la madera dejando salir de una vez todo lo que habia estado guardando durante todo el día y el puto cansancio mental que arrastraba.
—No se que hacer Thony. —dije contra la madera.
Thony alargo el brazo y me acarició el cabello.
—Tranquila mi reina. —me consoló.— Quizás sea el momento de dejar las suposiciones y pasar de una vez a la acción. —susurro después de un momento logrando que mi frente se alzará y le mirara a los ojos horrorizada.
—¿Me sugieres que haga una prueba de paternidad con el hermano de Terry quien quizás no sea ese chico de hace cuatro años ni el padre de mi hija? —pregunte.— Si es eso, dejame decirte que te has vuelto loco si crees que voy a ser capas de hacerlo. —asegure.
Le mire algo iritada por su sugerencia mientras que el me miraba encogido.
—Qui–... —dijo despues de un momento. Algo en mi, quizas mi lado sadico, le gusto que su voz temblace— quizás no tan radical. —mi mirada asesina cambió a algo más parecido a la confusión.— Quizás sea mejor convenzar un rato, —sugirió ya un poco más ligero al liberarse de mi mirada— y averiguar, hacer preguntas, sin que se dé cuenta de lo que quieres saber.
Analice su sugerencia hasta el punto de hacerle entender a mi cabeza que aquello no era tan descabellado. No más que hacer una prueba de paternidad con un completo desconocido. Quizás sea el momento de dar este pequeño paso antes de llegar a ese punto. Después de todo mi instinto gritaba que era el. Pero algo, llamado cordura y sentido común, me obligaba a comprobar la información. Sentía lo mismo que aquella noche, o al menos lo que lograba recordar. Pero eso no quería decir que fuese el padre de mi hija porque si. Necesitaba pruebas y las tendría.
—Quizás sea buena idea. —dije pasando por alto el suspiro de alivio de mi amigo. Aveces podía ser un poco intomidante y Thony lo sabia.
—Bueno. Pidamos algo. Me muero de habré.
En eso coincidía con Thony. Mi estómago estaba rigiendo y era momento de abandonar mis pensamientos.
—Vale. —tome la carta y volvi a ojearla.— Un vatido de fresa estaría bien. Y para Noa un helado sabes que le encanta.
—Mi princesita se enloquesera con es helado. —aseguro Thony mientras llamaba a la camarera.— Yo prefiero un capuchino y un panecillo. Estoy arto de los batidos. No tienes ni idea de las cosas que he tenido que probar para darle publicidad. —comento haciendo una mueca parecida a cuando purbas un limo. No pude contener la carcajada que salió de mis labios mientras veía el rostro de Thony.
Era increíble lo voluble que resultaban nuentras conversación. Esa era una de las cosas que me encantaban de nuestra amistad, como lograbamos pasar de lágrimas o caras serias a carcajadas y chistes. Era imposible encontrar un mejor amigo que Thony y para mí suerte era todo mío. Tanto Noa como yo le amabamos y el nos amaba a nosotras.
No hay nada como la amistad.
***
—Encerio necesitabas esto para saber que esa princesita es tu hija. —preguntó Terry observando la prueba de paternidad.
Me gire sobre mis talones abandonado las vistas desde mi oficina para concentrarme en mi hermana pequeña.
—En absoluto. —asegure.— Pero es bueno saber que mi instinto no falla. Además servirá para callar bocas a algunos. —dije antes de volver a girarme.
Escuche como Terry se ponía de pie y se colocaba junto a mi.
—Yo tampoco necesitaba ese pedazo de papel para querer a Noa. De echo ya le quiero.
Volví a buscar sus ojos y vi el brillo de la emoción. Podía asegurar que los míos estaban igual.
—Yo también. —asegure— Es una niña encantadora. Además —brome— tiene mi talento para la música. No quieras ver como toca el piano solo con tres años.
Mi hermana rió mientras se me abrazaba. Permanecimos allí durante algunos segundos más.
—Quiero a ambas en mi vida. —asegure.— Quiero criar a mi hija y amar a su madre si ella me lo permite. Y si no la encerare en la habitación hasta que lo haga.
Mi hermana volvió a reír antes de apartarse.
—Se que lo lograrás. Eres muy fácil de querer. Y serás un gran padre. Además, —en esa última palabra su tono cambió de totalmente serio a algo más burlón— con esos estándares no tardarán en darle hermanitos a Noa.
Sabía que era una broma. Una que logró que soltara una carcajada. Pero no se podrán imaginar lo que sentí al imaginar a Mía embarazada y saber que había sido yo quien le había dejado así. Noa era mi hija, de eso no había duda, pero esa vez no tuve la oportunidad ni verla y disfrutar de esa etapa. Intentaría solucionar eso en cuanto una preciosa mujercita de cabellos rubios y preciosos ojos verdes me permitiese entrar en su corazón.
—No tiene ni idea de los deseos que tengo de ir en su búsqueda y besarla para luego decirle que soy el padre de su hija y que deseo estar con ambas. —susurre mientras Terry y yo volvíamos a los asiento.
Terry sonrio antes de sentarse.
— Debes ser más objetivo. Hacercarte de apoco. Ganarte su confianza. Lugo pasaras a todo lo demás. No te prives de disfrutar de la etapa de conquista, ni a ella. Es una de las más bonitas. —sugirió Terry.
Me recliné en mi silla y observe a mi hermana con notable curiosidad.
—¿Desde cuando eres especta en relación? —pregunte.— Que yo recuerde el mayor soy yo.
—Resulta ser que cuando te nombran a sierta mujercita se te van los años de conquistas de los que tanto alardeas y te estrellas. —bromeó— Enserio esperabas que no te ayudase con todo esto. Te recuerdo que yo soy la amiga de Mia.
Elebe las manos al cielo en un signo de derrota.
—Vale. Ganas por esta vez.
Mi hermana volvió a reír arrastrándome con sus carcajadas. Cuando las lágrimas comenzaron a ser evidentes en sus ojos, ambos intentamos calmar las risas.
—Por sierto, —dijo Terry después de un momento— ¿cuándo se lo dirás a mamá?
La sonrisa de borro de mis labios y concentre mis ojos en la mirada traviesa de mi hermana.
Esa parte sería extremadamente difícil.