Capítulo 1

La vida es cruel.

Las personas son crueles.

Y nuestra propia mente es cruel con nosotros mismos.

En mitad de la nada, y sin nadie, vivo en un pueblo, en mitad de una isla completamente aislada de cualquier otro tipo de civilización. Dormía en la casa de una mujer que me hacía la vida imposible, pues me golpeaba cada día y, a causa de eso, mi cuerpo estaba lleno de hematomas y cicatrices.

La razón de eso es simple: cuando tenía tan solo ocho años de edad, un suceso cambió radicalmente tanto mi vida como la de mi familia: mis padres, mi hermano mayor y yo.

Pero ahora, nada de eso existía.

La cruda y cruel realidad de ahora era que, por aquello, todos los habitantes en el pueblo me odiaban. Todos, excepto una señora ancianita que me había cuidado durante todo este tiempo.

¿Por qué me odiaban? Sencillo....todo el pueblo piensa que yo maté a mi familia y por eso es que me tratan mal, además…el rumor de que estoy maldita permanece en la mente de todos los habitantes…

Mi ropa siempre está sucia o con manchas de sangre y, siempre, llevo las manos vendadas. Prefiero ocultar la verdad sobre sus heridas.

El día empezaba con normalidad: la señora Hansol gritándome para que vaya a recoger unas frutas del monte para hacer de comer, empujándome fuera de la casa y lanzándome un cubo el cual golpeó mi cabeza.

****

Toda la tripulación de Luffy hizo una parada en aquella isla con la que se toparon para tomar un descanso de todas estas aventuras y combates que estaban teniendo.
Escondieron el Sunny, donde se quedaron Franky, Brook y Usopp, y el resto bajó.

Caminaron por un sendero para explorar la isla, hasta que vieron a una niña ser empujada desde una casa y un cubo de metal siendo lanzado y aterrizando en su cabeza.

- ¡Ah! – soltó aquel pequeño quejido a causa del golpe – Ya voy - dijo algo asustada.

Pudieron ver como se frotó la frente, donde le había dado el cubo, se miró la mano y aquel líquido rojo la cubría…
Fue al pozo que había a unos pocos metros de ella, subió un cubo de agua y se limpió la frente. De su bolsillo saco un pañuelo y se lo ato a la cabeza a modo de felpa, para cortar el sangrado.

Todos los miembros de la tripulación que allí se encontraban, se quedaron completamente atónitos con la escena.

La chica iba mirando hacia abajo a la vez que se frotaba la herida y, descuidada, topó con los chicos.

- Perdón, lo siento - se apresuró a decir sin levantar la mirada y haciendo repetidas reverencias.

Ella parecía completamente horrorizada.

Fue a continuar su camino, pero entonces Luffy habló.

- ¡Soy Luffy y estos son mis nakamas! ¿Y tú? – habló con una gran sonrisa dibujada en su cara.

La chica lo miró sin comprender el por qué.

- Ah… - suspiró – Sois viajeros…no os conviene hablar conmigo…podríais meteros en problemas – dijo a la vez que volvía bajar la mirada y se giró para irse.

- ¡Espera! – habló Chopper haciendo que ella parara su paso y, sin más, se acercó hasta ella – Agáchate un poco, por favor – dijo amablemente.

Esta hizo cado a sus palabras. Estiró sus brazos para retirar el pañuelo de la cabeza a la chica y comprobar la herida, pero esta, al ver lo que iba a hacer, se reincorporó rápidamente.

- N....No…estoy bien, solo es un corte. – aquello fue lo último que dijo antes de alejarse dejándolos a todos sin saber cómo reaccionar.

Seguidamente, un señor que vio la escena, les llamó la atención.

- Está maldita, es una asesina, no volváis a relacionaros con ella si no queréis problemas con el pueblo - le comentó un señor a los chicos - Bienvenidos a nuestra isla e id con cuidado - tras eso, aquel señor mayor, se fue dejándolos aún con más dudas.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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