Capítulo 3

Una vez llegaron al barco, sin decir palabra, Zoro se encerró en su habitación…necesitaba estar a solas y descansar.

En la cocina, el resto se encontraba sentado alrededor de la mesa, cenando:

- Tuvo que ser una persona realmente importante para que Zoro llore, y sobre todo, de la forma en la que lo hizo – comentó Nami, sacando el tema del que nadie hablaba pero el cual todos querían conocer sus respuestas.

- Él dijo que pensaba que estaba muerta – habló Chopper - ¿Habrá visto a alguien por el pueblo que conocía?

- Dijo “muerta”, eso significa que se trata de una chica – señaló Robin – Tal vez una mujer del pueblo.

- Podría… - soltó Nami en un suspiro.

- Ver a alguien que dabas por muerto…debe de ser muy duro – dijo Luffy a la vez que pausaba su comida y bajaba la cabeza.

Los recuerdos de su hermano se agolpaban en su mente, es por eso por lo que agitó su cabeza y le dio otro bocado a la comida.

Tras la corta charla, todos se fueron a sus respectivos dormitorios, a la cubierta o a donde quisieran…todos excepto Sanji, que se quedó preparando un noveno plato de comida.

- Este estúpido Marimo ha hecho que me sienta mal… - susurró Sanji a la vez que colocaba la comida junto con un tenedor y un vaso de agua en una bandeja.

El cocinero cogió el plato y se encaminó hacia el dormitorio en el que se encontraba el espadachín. Una vez enfrente de la puerta, la tocó.

- ¿Zoro? – preguntó, pero al no haber respuesta, volvió a tocar - ¿Estás despierto? Voy a entrar – avisó antes de girar el pomo y adentrarse.

Al entrar pudo ver, en la cama, un bulto cubierto por una manta de espaldas a él. Al afinar los oídos, pudo escuchar los casi silenciosos sollozos del espadachín. Sanji se apresuró a dejar la bandeja sobre la mesita de noche que había junto a la cama y se sentó en el borde de esta.

- Eh, Zoro – dijo antes de soltar un suspiro – No sé qué te habrá pasado, ni soy el más indicado para intentar consolarte…pues siempre estamos peleando – soltó una pequeña risa nostálgica por lo bajo –, pero estoy preocupado…aunque, si como dices, has encontrado a alguien que pensabas que ya no estaba, deberías salir de aquí e ir a buscarla, ¿no crees?

Ante sus palabras, Zoro calló sus sollozos.

- Te he traído la cena, deberías de comer algo – dijo dando una suave palmadita en el hombro de su compañero y saliendo de la habitación.

Aunque realmente no tenía hambre, quería agradecer al cocinero por sus palabras de alguna manera…es por eso por lo que se comió la mitad de la deliciosa comida que preparó Sanji. Finalmente, volvió a meterse en la cama y, tras soltar unas cuantas lágrimas más, se quedó completamente dormido.

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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