Volví del trabajo y lo primero que vi fue a mi hermana y su mejor amiga en la cocina, estudiando.
Andrea, al verme, se levantó y vino a darme un fuerte abrazo.
—¿Qué tal te ha ido hoy?
—Agotado, como siempre —respondí, sin muchos ánimos.
Leany levantó la cabeza de los libros y me dedicó una sonrisa tímida. No hablaba mucho, apenas había interactuado un par de veces con ella. A pesar de ser amiga de Andrea desde que eran niñas, hasta hace poco ni siquiera sabía su nombre.
—Hemos pedido pizza, te he dejado un poco en el microondas.
Asentí como agradecimiento.
—Gracias, pero creo que mejor iré primero a darme una ducha.
Subí las escaleras y me quité la ropa llena de tierra.
El trabajo en la granja era una mierda. Demasiada carga y muy poco dinero a final de mes. El cuerpo me dolía horrores, y al principio el agua caliente conseguía relajarme los músculos, pero después de tantos meses, el dolor parecía estar adquiriendo un estado crónico.
Al salir, me coloqué la toalla en la cintura y, de camino al armario para ponerme el pijama, mi móvil vibró en la mesita de noche.
Abrí la notificación, era un mensaje.
Número desconocido: Hola.
Sawyer: Hola. ¿Quién eres?
Número desconocido: Alguien con ganas de conocerte.
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Editado: 17.04.2025