Nunca me ames

Capítulo 4

Había llegado a la universidad en moto desde la casa de Alan, donde la situación no es que haya ido muy bien, pero ese por ahora no era mi problema, fui a hacer lo que hice y fin de la historia haría como si nada hubiera pasado. 
Muy bien Sky hazte la loca. Todo va a ir perfecto. 
Llegue y me había pues la camiseta del equipo con el número que Ethan tenía como jugador. Podría ser raro o no, pero es mi mejor amigo casi somos hermanos y lo menos que quería era que nuestras amistad acabara. 
Ethan además de ser mi amigo, se parecía mucho a una de las personas que más he amado en mi vida y de la que es mejor tratar de superar o vivir con el dolor. 
No puedo creer como Ethan lograba hacer dos deportes, con el tiempo le iba a explotar el cuerpo. No, eso es muy exagerado, pero da igual. Hoy tenia practica de futbol y los miércoles de baloncesto y como yo era su gran, pero gran amiga estaba ahí. Además el practicaba deporte por los dos eso es mucho, yo solo daba mi apoyo moral, aunque no era tan vaga, yo hacía boxeo o kick boxing. 
Recorrí los pasillos hasta llegar al campo de entrenamiento y tomar mi lugar en la parte alta de las gradas y esperar a que salieran los jugadores, más abajo estaban las novias de los del equipo, pero no tenía tiempo para socializar, esta vez tenía sueño y mucha hambre. 
Aunque la verdad siempre tengo sueño y hambre, ¿eso debe ser preocupante?, No creo. 
Ya habían salido al campo y yo estaba esperando a que terminaran, la verdad me aburría, pero lo que uno hace por los amigos. Bueno tampoco era tan malo, hay que saber apreciar la semejante belleza y variedad que había en el campo. Había salido con unos que otro del equipo, pero en realidad nada serio y ahora no me interesaba nadie. 
Mentira, dijo mi conciencia. Yo solo rodé los ojos internamente y saludé a Ethan que estaba en el campo. Así paso parte de la tarde del entrenamiento, yo viendo a ese montón de hombres sudoroso entrenar hasta que terminaron y casi todos se fueron a las duchas menos Ethan, que se dirigía hacia mi todo sudoroso. 
Ugh. Que asco. 
-Hola Frozen – dijo Ethan sacudiéndose su pelo húmedo y yo solo rodé los ojos por la mención del apodo, creo que con el tiempo iba a terminar con los ojos torcido de tanto rodar –. Te ves bien con mi camiseta encogida por la lavadora – me dijo con sus ojos azules fijos en mí. 
No eran como los ojos verdes tan profundos de… 
NO, concentración Sky, concentración. 
-Me veo bien con todo, duh, cosa que tú no – le dije de manera muy obvia, pero en tono burlón. 
- Yo siempre me veo bien – dijo de forma engreída con una sonrisa -. Oye, ¿cómo te fue yendo a la casa del chico ese? – me preguntó. 
- Alan, bien – dije secamente. 
- Solo bien, ¿no pasó nada?, ¿algo raro? O…- iba diciendo, pero no lo deje terminar levantando la mano. 
- Bien, todo bien, deberías dejar de ser un poco chismoso, ya te pareces a mí vecina – dije en respuesta a sus preguntas demás. 
- Ok, no te enojes – dijo levantando las manos fingiendo rendición. Él sabía cómo a veces lidiar con mí humor. 
- Bueno, en fin buena práctica, señor musculoso – dije tratando de buscar un apodo, pero salió mal, es decir, peor. 
- Gracias y por favor no pongas apodo eres muy mala en eso, me decepcionas – dijo hablándome de con fingida tristeza y su mano en el corazón. 
- Oye, ahí está Peyton, te está mirando – dije señalando sobre su hombro. 
Peyton había sido novia de Ethan hace unos meses, ella era una pelirroja que era bonita y era gimnasta de la universidad, ya que en la universidad te brindaba una amplia gama de deportes, ella estudiaba con nosotros la misma carrera, así conoció a Ethan y se hicieron novios, pero lamentablemente ella lo engaño y vaya que fue un mal momento para Ethan. De verdad la amaba, a pesar de que la gente pensaba que él era muy superficial tenia buenos sentimientos, entonces yo como muy buena mejor amiga fui y le rompí la nariz a la chica esa. 
Que nadie me culpe, pero nadie se mete con mi amigo, a pesar de que él la había terminado. En realidad pensaba que tenía buenos sentimientos, no puedo juzgarla, pero si ya no quieres a alguien debes dejarlo no serle infiel. Aunque la verdad nunca lo había vivido y no puedo decir nada. 
Ethan se giró para ver si era cierto, pero no. En realidad si estaba ahí, pero no lo estaba mirando. Lo sé, un golpe bajo de mi parte, pero él sabía que a veces bromeaba. 
-No es gracioso – me dijo fulminándome con la mirada, yo solo me encogí de hombros. 
- Pues no es mí culpa – dije tratando de sonar inocente, sabía que el todavía tenía algunos sentimientos por ella. 
El solo se quitó su camisa y me la tiró. 
-Oye – dije en modo de protesta. Esto olía horrendo. 
- Eso te pasa por meterte conmigo. Además estas disfrutando la vista – me dijo de forma arrogante para que viera su cuerpo. La verdad sí estaba bien trabajado, pero vamos es mi mejor amigo como mi hermano y ni siquiera quiero verlo así. 
Todos sabemos a quién quieres ver así, dijo mi subconsciente. 
No puedo con esto en verdad. 
- ¿eso no es incesto? Somos prácticamente hermanos y… - estaba diciendo, pero me interrumpí al ver detrás de Ethan al chico que estaba junto Peyton y como no era Tyler el actual novio de ella. 
Ah, me faltó una parte de la desastrosa historia de amor de Ethan, Peyton lo engaño con un jugador del equipo, el cual era Tyler. Desde entonces no es que se lleven muy bien, mucha tensión. 
Ethan volteo a donde yo tenía fija mí mirada y los vio a ellos dos sonriendo muy acaramelados juntos, mucho miel y azúcar para mí. Me sentí mal por Ethan, nadie merece que le hagan esto, pero a veces no elegimos de quien enamorarnos, solo lo hacemos sin medir si esa persona nos hará sufrir o no. 
-Genial, se ven tan lindos juntos – dijo de manera sarcástica después de echarles una última mirada. 
- Ay, tonterías, ella se pierde a este bombón de ojos azules – le dije en modo halagador, porque aunque no lo demostraba, a él le afectaba no mucho, pero si un poco. 
El solo me contestó con una sonrisa y negando la cabeza. 
-Si supiera que le fue infiel contigo – me dijo y yo abrí los ojos con sorpresa sobre lo que había dicho, después negué. 
- No pasó eso, solo que me buscó sabiendo que tenía novia y yo como la fabulosa persona que soy lo rechacé – dije sonriéndole angelicalmente. 
- Eres todo un problema, Sky Anderson – me dijo. 
- Pero así me quieres, así que te aguantas – le dije en broma – oye, me tengo que ir nos vemos después. 
- Ok porque tengo que contarte sobre un problema, ¿no quieres que te lleve? – me dijo, se me hizoraro lo del problema, rara vez me decía que tenía un problema. 
- No, vine en moto – le dije sin más. 
- Tú y tu moto – me dijo rodando los ojos, él sabía que me gustaba manejar la moto. 
- Es mi bebé y lo sabes, en fin, adiós – le dije despidiéndome de él, solo me hizo una seña con la mano para irse. 
Me dirigí al estacionamiento y sentí una sensación extraña, pero no le presté atención, yo y mis ideas locas. Me monte en la moto y me fui a mi apartamento. Me bajé al momento en que llegué y saludé al vigilante, luego me encaminé al ascensor para llegar a mí piso mientras abría. 
No podía sacar de mi mente todo lo que había pasado hoy, me sentía rara nunca me había sentido así, pero en realidad esperaba que no tuviera que ver con Alan, aunque a quien engaño. 
Entré y me encontré a Blake sentada en su pijama rosa con decoraciones de ositos que consistía en un short y una blusa, estaba comiendo helado y viendo la televisión, tenía una expresión de resignación como si algo le hubiera pasado a ella. Me acerqué para saber que pasaba. Pocas veces la veía así. 
-Hola, ¿qué tal todo? ¿Estás bien? – le dije todo enseguida esperando a su respuesta. Me fui a la cocina a buscar algo de comer y cogí lo que me apeteciera. 
- No, todo está mal, mejor dicho fatal – me contestó, vaya algo pasaba después de todo – no sé porque me va tan mal en el amor. 
Ay, otra vez con eso. Al parecer a Blake no le iba bien con sus citas o sus casi parejas que conseguía era todo una caso, ella creía que nunca iba a encontrar al indicado. Tonterías. 
- ¿Y ahora qué? – le pregunté con cansancio. Me recosté en el sofá para escucharla. 
-Me fue mal en mí cita, otra vez – me habló como si estuviera indignada, a todos nos va mal alguna vez – el chico era solo un narcisista, que pensaba solo en él, no hizo nada realmente para cautivarme, ni siquiera era caballeroso – me dijo. 
- Ese es problema Blake, esperas mucho de alguien y al final te decepcionas por quien realmente es, lo mejor es no esperar lo mejor ni lo peor, solo esperar – le dije para luego seguir – no puedes ir por la vida buscando un príncipe azul cuando no lo hay, solo deberías pensar que cuando menos te lo esperes va a llegar la persona que menos pensabas – terminé de decir, ella solo resopló en respuesta. 
- ¿Y a ti cómo te fue en donde el chico ese y en el entrenamiento? – me preguntó enderezándose para saber. 
Tuve que aclarar otra vez que era Alan, después le conté todo lo que paso, omitiendo lo del casi beso, que no significaba nada y le dije sobre lo que pasó con Ethan en el entrenamiento. Ella solo me veía y asentía mientras yo le contaba. 
-Oh, pero que tarde – me dijo mirándome – a veces creo que lo que le pasó a Ethan fue por ser un rompecorazones o no sé – habló ella. 
- Ustedes y su odio mutuo, no tan odio, deben saber que son mis mejores amigos y no se pueden llevar tan mal – le dije a ella haciéndole ver lo que pensaba – bueno, me voy a dormir mañana tengo que ir a trabajar. 
Me levanté del sofá y me despedí de Blake dirigiéndome a mi habitación. Despojándome de mi ropa me metí a la cama y otra vez me puse a pensar en Alan. La verdad no sabía que me pasaba, solo fue algo insignificante, pero no podía dejar de pensar en sus ojos tan verdes y misteriosos, todo en él era tranquilo y confuso, era muy tímido y cerrado. No tenía ni idea porque me ponía a pensar en esto si apenas lo conocía, es decir, era prácticamente un extraño y no, no me atraía ni me gustaba, lo que paso fue solo un juego 
Mentiras, dijo mi subconsciente. 
Esto es increíble, y así con la duda me quede dormida. 

*** 
Al día siguiente ya me había alistado para irme en la tarde a la cafetería, había desayunado y Blake estaba atendiendo unos asuntos los cuales no tenía ni idea, me arreglé para estar presentable ya qué hoy tenía que guiar al personal a dirigir sus tareas. Buenos, no el personal, solo alguien que había tomado el puesto de Mike porque estaba de vacaciones donde su familia que vivía en Miami y lo necesitaban con urgencia allá, así que me tocaba guiar a la persona que lo supliera. 
Había llegado y me estacioné, dirigiéndome rápido porque, oh sorpresa llegaba tarde, como si eso en verdad fuera una novedad en mi vida y menos con la suerte que tenía. Fui hacia la barra donde recibía y despachaban, me cambié la blusa que era de color rojo y ajustada con unos jeans negros junto con los botines. Después salí otra vez esperar a la persona. 
Me mantuve un tiempo expectante a la entra y nada hasta que llegó un chico, uno que conocía muy bien. Esto no puede ser, mi vida no puede llegar a ser más peor. No sé qué hice para merecer esto y porque como por arte de magia tenía al frente al señor Alan White. 
A veces pensaba que esto era acoso o yo no sé qué cosa. 
Me enderecé y le di una sonrisa tensa mientras se dirigía hacía mí. Lo primero que pensé fue que se veía horrendo. Ok, no. A quién iba engañar se veía muy bien, demasiado bien con su camiseta negra con las mangas hasta los codos y sus jeans gris oscuros, su cabello se veía desordenado como siempre y llevaba sus gafas las cuales a través de ellas se podían ver sus ojos verde esmeralda, se veía tan… 
Ok, no Sky, no te importa, es un desconocido, solo utilizar la indiferencia. 
Él se acercó hasta que quedamos de frente. No sabía la verdad porque estaba aquí cuando no es que tenga la necesidad de trabajar, es decir, según lo que había oído de sus padres, pero a mí me pasaba igual, mis padres me podían pagar o no la universidad, pero yo decidí ganarme todo con lo que tenía ahorrado y mi trabajo. 
-Hola, buenas tarde, ¿en qué puedo servirle? – le dije tratando de sonar lo más amablemente posible. 
Que no sea el, que no sea el, que no sea el, me repetí tantas veces mentalmente como si lo pudiera evitar. 
-Vengo, para el puesto de mesero temporalmente – me dijo clavando su mirada en mí, yo solo se la mantuve firmemente hasta que el miro como observando el lugar. 
Cosas que nunca pensé que me pasarían: encontrarme al rarito trabajando aquí. 
-Ok, sígueme – dije seriamente y me encamine hacia un lugar donde guardaban algunas camisas y delantales para los meseros y demás. Busqué uno que fuera de una talla a la que aparecía el y seguí buscando más cosas que necesitaría. 
- Toma - dije entregándole lo que encontré. 
Después me puse a pensar ¿cuál sería su primera tarea?, creo que sería mejor que limpiará las mesas antes de que llegaran más clientes y para que estuviera lejos de mí por un tiempo. 
-Así que ¿por qué quieres trabajar aquí? – le pregunté teniendo curiosidad por lo que contestaría. 
- Solo lo necesito – dijo así sin más. Se veía algo raro en su respuesta, toda persona tiene algo que ocultar en su vida y él no era la excepción ni yo. 
Me dirigí a buscar un limpiador para las mesas y lo encontré, pero lo malo era que el estante era muy alto y el problema no es que fuera de estatura baja sino que era muy grande y no iba a pedir ayuda. 
Así que salté como una loca para lograr alcanzarlo, pero obvio no lo iba a lograr hasta que sentí la presencia de alguien detrás de mí y ya sabía quién era. Su cuerpo desprendía un olor a canela con manzana, un poco raro, pero delicioso y embriagante, estiro su mano para alcanzar lo que buscaba, pude sentir por lo muy cerca que estaba el calor que irradiaba su cuerpo. 
Dios mío, a veces pienso que esto es estúpido o raro. 
Me alejé lo más rápido que pude y tome una postura seria e indiferente, no me gustaba esto, así que salí esperando que él me siguiera al mostrador, ahí le dije todo lo que tenía que hacer y si cualquier duda estaba aquí para ayudarlo, lo típico. 
- ¿siempre vienes aquí a tomar café y eso? – le dije buscando respuestas sobre él, no es que supiera mucho. 
- Mmmmm, sí – dijo en voz baja, mientras se movía nervioso. 
-Oye, ¿por qué si siempre venias aquí nunca te había visto? – le pregunté sintiendo curiosidad, porque sabía que de pronto venia aquí por ciertas razones, pero nunca me di cuenta o era la primera vez que lo había visto. 
- Porque tú nunca me has visto – me contestó el mientras me miraba a los ojos, no sé porque a veces me perdía en su mirada, era tonto. 
- Oh – dije solo eso y él se fue hacia otra parte del lugar donde le había dicho que iba empezar. Por ahora iba a limpiar las mesas hasta que llegaran más personas a la cafetería. 
La mayor parte de la parte pasé haciendo y atendiendo los pedidos mientras Alan de vez en cuando me echaba una mano si había mucha gente. La verdad era de gran ayuda, no mucho, pero si algo. Él se mantenía en lado del todo el lugar y a veces nuestras miradas se encontraban de vez en cuando, pero el apartaba. Se sentía raro experimentar esto, casi nunca me había pasado. 
Había despachado un cliente cuando sentí a alguien otra vez frente a mí, así que levante la cabeza y me di cuenta de quién era. Era Ashton junto con un chico y una chica, que se parecían, tenían la piel entre morena y trigueña, sus ojos era color castaño y sus cabellos eran rizado. 
En realidad se me hacía raro verlo a él por aquí, pocas veces veníamos y hablábamos de cualquier cosa. Ashton podría ser más que mi amigo, pero no lo confundíamos con sentimientos y nos llevábamos bien. No éramos una relación de pareja y menos exclusivos. Eso me gustaba, nada de compromisos por ahora. Solo la pasábamos bien. 
-Hola Sky – dijo el mientras me miraba con sus ojos avellanas y me dedicaba una sonrisa, la cual correspondí. 
- Hola Ash – le saludé mientras esperaba que me dijera que hacia aquí. 
El solo me dio un beso cerca de la comisura de los labios, lo cual me dejo un poco desconcertada. No éramos tan cariñosos en público. 
-¿qué haces aquí? – le pregunté queriendo salir de la duda mientras sus amigos estaba. 
- Bueno, pasábamos a tomar un café y decidí saludarte – dijo mirándome fijamente, continuó –. Ellos son los mellizos Miller – me habló señalando a las personas que lo acompañaban. 
- Ah – logré decir. 
- Ella es Holly – me dijo señalando a la chica quien me dio una sonrisa agradable – y él es Mark, ellos están conmigo en un proyecto de la carrera – me mencionó el. 
Bueno, ahora entendia el parecido entre ellos dos, eran mellizos, al fin al cabo se tenían que parecer. 
-Mucho gusto, soy Sky – les hablé dirigiéndome hacia ellos. 
- Claro, Ashton nos contó sobre ti – me dijo la chica, Holly. 
La verdad nunca los había visto, seguro eran amigos recientes, ellos eran de otra facultad y se hacía difícil cuando era una gran universidad. 
-Venimos a hacer el pedido y después nos vamos – me dijo. 
Me dio el pedido y esperaron a que estuviera listo mientras ellos hablaban en una mesa. El chico Mark de vez en cuando me miraba, el parecía extraño, pero no me interesaba ahora mismo. Ellos recibieron el pedido y salieron, menos Ashton que se quedó frente a mí como si me quisiera contar algo. 
-Te veo luego, espero que vayas a mí apartamento, necesito contarte algo hace rato que no hablamos – me dijo antes de despedirse, pero me sorprendió acercándose a mí y dándome un beso. 
Los labios de Ashton eran suaves, pero el error fue pensar en otra persona cuando me besó, pensar aquellos ojos verdes tan oscuros y… 
Sky, enfócate, él es un extraño prácticamente. No me gusta ni me interesa. 
Traté de convencerme 
Ashton se separó de mí, yo solo lo fulminé con la mirada por hacer eso ahora. No sé porque se me dio por llevar mi mirada a donde se encontraba Alan. Ni siquiera sabía porque lo hacía y me di cuenta que nos estaba mirando, pero luego apartó su vista de nosotros. 
-No vuelvas a hacer eso e iré a tú casa cuando quiera y pueda, adiós – le dije fríamente, el solo se encogió de hombros. Sabía como era yo. 
Vi como Ash desaparecía de mi vista y eche una mirada hacia Alan quien estaba concentrado en lo que hacía. Terminé mi turno y me cambié para salir de ahí, pero antes sentí que alguien me llamó y volteé. 
-Oye, te acompaño – me dijo Alan mientras terminaba lo que hacía y se dirigía hacia mí – puedo llevarte, si quieres – me habló. 
-No gracias, tengo moto – le dje tratando de sonar amable y salir lo más rápido posible. 
Estar cerca del me hacía sentir rara y no me gustaba esa sensación. Y no era atracción. O tal vez sí. Sus profundos ojos parecen que vieran a través de mí, pero no. Era solo un rarito nerd. 
Muy sexy. 
- solo te puedo acompañar al estacionamiento – me contestó, yo solo fruncí el ceño levantando la ceja. 
- Este bien – hablé secamente y me dirigí a la salida sabiendo que él venía detrás de mí. Era inevitable sentirlo a él, su presencia era notable para mí. 
- No sabía que tenías un tatuaje – me dijo refiriéndose al tatuaje que se veía en mi espalda debido al escote de la blusa. 
Si, tenía un tatuaje de una flor de loto y una frase desconocidas para muchos en la espalda. Me la había hecho por algo que me pasó y que me marcó. Asi que quería que fuera un recuerdo de lo que viví. 
-Eso no te…- empecé a decir mientras me volteaba hacia el, pero no pude cuando me tropezaba con algo y… 
Genial.



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En el texto hay: humor, novela romántica, secretos

Editado: 21.07.2021

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