Nunca me ames

Capitulo 11

blake y yo caminábamos en el gran centro comercial the grove de los ángleles entre la calle third y fairfax, se respiraba mucha emoción y el movimiento entre la gente, el aire fresco de finales del verano y la combinación entre color anaranjado y los tonos ligeramente violetas que formaban el atardecer en la ciudad que era fascinante, una hermosas vista. pasamos por la fuente en donde había turistas como locales de la ciudad y músicos que demostraban el precioso arte del lugar; le había pedido a blake que viniéramos a salir, ya que necesitábamos divertirnos, pero también tenía que resolver ciertos asuntos, cosa que no le dije al contarle sobre nuestra salida. lo importante es que el centro comercial estaba cerca de farmers market y ahí es donde estaba lo esencial porque había una feria de comida.

Sí, comida, y en dónde hay comida está Sky Anderson, además no podía dejar pasar la oportunidad.

Poder salir a pensar y pasar tiempo con tu mejor amiga después de todo lo que pasó era una liberación de tanto estrés porque necesitaba tiempo para procesar todavía todo lo que había pasado.

­­—Hace rato que no hablamos de tu vida amorosa, así que, cuéntame. — dije adoptando una postura como un especialista que escucha a su afligido paciente.

Ella se detuvo interrumpiendo su caminata para girarse hacia mí.

— ¿Y ese interés?

—Soy tu mejor amiga, me ofendes. —espeté, a la vez haciendo una mueca de fingido dramatismo.

—Vaya, hasta ahora te acuerdas—habló rodando los ojos para después seguir con su camino, pero la alcancé y me puse a su lado.

— ¡Oye! Tengo derecho a saber—exclamé parándome de brazos cruzados frente a ella—. Además, hace rato que no hablamos.

Puse morritos con cara de cachorrito triste y aleteé mis pestañas.

—No pongas esa cara. —Expresó desesperada por mí insistencia—. Está bien, te diré lo que quieras, pero me tienes que contar en qué cosas andan metidos tú y Ethan.

Apenas terminó de decir aquella última cosa, evité su mirada fingiendo observar lo lindo que se veía el techo y el piso reluciente del centro comercial.

⸺Ok.

Claramente, no le iba a contar todo a Blake y sé que estaba haciendo mal porque era mi amiga y le estaba mintiendo, o bueno, omitiendo algunas cosas para no meter a más gente en este gran problema.

Blake se dirigió hacía una tienda enfrente de nosotros para después entrar, el letrero decía en grande Forever 21 y había oferta y descuentos, así que había que aprovecha. Me interné en la tienda y la busqué, la encontré en un rincón de un stand. De pronto, me acordé de algo y le quise preguntar antes de que ella empezara a contar sobre cómo le estaba yendo en su intento de buscar el amor, porque siendo sinceros casi siempre se enamoraba de alguien diferente cada semana y ella ya decía que ese era el indicado y a la semana siguiente ya la había decepcionado. A diferencia de mí, que solo buscaba un revolcón de fin de semana y adiós.

—Blake. —dijo curioseando la ropa que había, estaba sosteniendo un corto vestido negro con detalles dorados antes de voltearse a mirarme.

 —El día después de la fiesta, ¿Con quién estabas hablando en la mañana?—interrogué, ella me miró algo nerviosa, pero después fingió está viendo unos jeans—, solo quería saber.

—No es nada, solo una amiga. — habló encogiéndose de hombros para pasar al otro lado de la tienda. La seguí.

Nunca había escuchado que tuviera más amigos, además de los que están en el club de lectura y el periódico de la universidad. La mire de manera analítica, buscando alguna mentira en lo que dijo.

Me quedé viendo una blusa corta de color beige que tenía un corte en v algo escotado y de manga hasta el codo. Cogí eso, unos jeans ajustados, unos pantalones cómodos pero con estilo, unas faldas que quedaban arriba de la rodilla y una sudadera, porque la comodidad ante todo. Encontré unas chamarras y unos jersey para el clima, ya que estábamos cerca de entrar otoño y después invierno. Me decanté por unos botines, tacones y botas.

Al final llegué con un montón de cosas hasta donde estaba Blake que se encontraba mirándome extraña, viendo la cantidad de accesorios que tenía en mis brazos y que se me desbordaban, por lo cual los puse a un lado del probador.

— ¿Qué?—pregunté al ver cómo me miraba.

Esbozó una sonrisa burlona que se extendía hacia sus ojos verdosos aguamarina.

—A veces me pongo a dudar si no eres una compradora compulsiva.

—Que lindo vestido. —dije ignorando su comentario, y ella solo suspiró dramáticamente.

Desvié mi mirada hacía un vestido azul marino corto hasta las rodillas y un pequeño escote al frente.

—De verdad, lo empiezo a considerar.

Bufé y me giré hacía ella.

—El que puede, puede y el que no, que aplauda. Además, sí es un gusto y se puede pagar, no es un gasto. —pronuncié y me encogí de hombres en mi lugar, quise sacar el tema del que estábamos hablando principalmente—. Entonces, dime la verdad, ¿Qué pasa?

Exhaló fuertemente y habló:

—No es nada. Nada en absoluto. A diferencia de que tú no me hayas contado lo que pasó en realidad en ese lugar.



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En el texto hay: humor, novela romántica, secretos

Editado: 21.07.2021

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