Nunca seré el Mismo: 1✓

03✓

Capítulo 3.

Terminé mi labor en la empresa antes de que acabe la tarde y como tengo mucho tiempo libre ahora, decidí ir por un café a una cafetería nueva en la ciudad. Subí al coche cuando mi chófer llegó y le indiqué la dirección. Estamos en otoño, mi época favorita del año y la que más espero. Es casi una pasión por el color naranja de las hojas, del pie de calabaza y de su frío sabroso. Me encanta, me gusta y lo disfruto. Supongo que resentiré mucho al mudarme a Estocolmo.

—¿Ya le dio la respuesta al Sr. Beckinsale?

Todos están expectantes a mi respuesta para con mi padre. La mayoría desearía que me fuera hoy mismo de ser necesario, pero no lo haría. Antes solucionaría la cagada que ha hecho el maldito de Víctor al manchar mi apellido con una infidelidad y encima con una pueblerina de Brown.

—Esperen a fin de mes la reunión. —. Fue mi única respuesta ante la pregunta, y antes de que vuelva a preguntar bajé del coche.

La cafetería en si era pequeña pero linda y acogedora, minimalista en cuanto a decoraciones. La conocida campana sonó al segundo de abrir la puerta y varios pares de ojos se fijaron en mi, algunos sonriendo coquetos, otros de miedo. A los Beckinsale nos tienen respeto y estima, hemos hecho de Beckinsale un pueblo grande y productivo. Somos los principales productores de varios productos que son enviados a Lisboa al finalizar. Somos fundamentales y llevamos alimentos a varios portugueses.

—¿El menú de los cafés? Por favor. —. La chica es amable al pasarme la cartilla del menú.

Había una gran variedad pero mi favorito siempre sería el late con calabaza y espuma de vainilla, aparte me pediría una porción de pie. Internamente me encontré sonriendo, mi abuela paterna era la mejor horneando ese pie.

De pronto elevé mi mirada y me encontré con aquel rostro angelical que captó mi atención desde el día de la fiesta. Ella está en una mesa apartada leyendo un libro de Jane Austen. Dejé de lado la cartilla y mi orden para ir a saludarla.

¿Qué demonios haces, William? ¡No somos así!

Detenerme nunca fue una opción, siempre iba por lo que quería y ella no es la excepción.

—Lansford.

Ella elevó la mirada del libro y me sonrió con amabilidad.

—Sr. Beckinsale, que agradable sorpresa. —. Fue cortés y educada, se puso de pie para saludarme.

—Will, para Sr está mi padre. —. Le ayudo para que vuelva a su silla mientras que yo ocupo la de delante de ella.— ¿Todo en orden, Lansford?

—Entre lo que cabe… no sabes cuan difícil es encontrar algo que verdaderamente te apasione y que complazca las expectativas de los demás. —. Ella hace su libro a un lado y se enfoca en mi, parecía triste.

—La universidad, tiempos difíciles te azotan, eh. —. Sonreí y ella correspondió.

—Cumplí 18 hace poco, creí que al salir sería todo fácil pero la realidad de la universidad me tomó de los cabellos.

Un año más grande que el mañoso…

—¿Te puedo hacer una pregunta personal sin sonar entrometido?

—Puedes. —. Asiente con la cabeza.

—¿Qué le has visto a Víctor? Eres inferior a él y están juntos.

Ella se calla por al menos unos minutos y en definitiva no comprendo a mi maldito medio hermano. La chica es linda y culta, cualquiera dejaría su vida al lado por estar a su lado. Lastima que los playboys no son de fiar…

—Han hecho esa pregunta tantas veces que ya se la respuesta y es: me gusta su forma de ser y tratarme, es culto y tierno. Eso me agrada en un hombre.

¿Tierno? ¿Ha dicho tierno? A leguas se nota que Víctor se creó una versión de él mil veces mejor para que Lansford no sospeche.

—Eres mucha mujer para él. —. Dije antes de al menos pensarlo, la chica se volvió roja al igual que un tomate.

Pensé en la infidelidad de mi hermano y lo maldije, he perdido la cuenta de las veces que lo he maldito por ser un inservible de mierda. Ella no sospecha ni un poco que le andan viendo la cara de imbécil con una morena.

—Es perfecto para mí.

Reí, no le discutiría su fantasía.

La chica anterior que estaba por tomar mi orden se acerca.

—Quiero el late con calabaza y espuma de vainilla y un pie de calabaza… y para la chica, lo que ella desea.

Lansford parpadeó sin creerlo.

—¿Me estás invitando un café?

—Eso estoy haciendo, ahora pide por esa boca lo que quieres.

Ella resopló y algo incómoda por mi mirada observó atentamente el menú de la cafetería. Tras un rato leyendo y observando uno a uno los café pidió algo cargado de azúcares.

—Un capuchino y una porción de pastel de chocolate, por favor.

La camarera se aparta con nuestra orden, quedando solos nuevamente.

—Fan de Jane Austen, ¿Eh?

Tomé el libro, pareciera nuevo de no ser por los daños que la portada tiene.

Orgullo y Prejuicio.

Reí, que cliché me parece está chica.

—Tu tienes vibras de que lees a Stephen King.

It me late más que leer un romance poco creíble.

Anteriormente lo había dicho pero ahora lo rectifico.

El romance en libros, películas, series y en la vida real me parecen una estupidez, una perdida de tiempo grande. Es más divertido una aventura corta de una noche que una vida larga y amargada al lado de una persona que en cualquier momento va a dejar de amarte, te va a dejar y va a exigir parte de lo que te has jodido trabajando en la vida. ¿De que vale enamorarse si eso se apaga con el tiempo?.

—Es lindo leerlo, y vivirlo debe ser una sensación inexplicable.

Sus ojos avellanas se iluminan, le causa ilusión una creencia que veía yo muy insípida.

—Eres muy dulce, me empalagas. —. Lansford soltó una carcajada, al menos alguien sabe cuando soy sarcástico. He perdido amistades por mis comentarios creíbles y fuera de lugar.

—Y tu un limón agrio.

Esbocé una pequeña sonrisa pero al ver que lo hice me retracte y la borré, ahora me mantenía serio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.