Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos, es el comienzo de un nuevo año escolar en el Academic Magnet High School. Son exactamente las seis y media de la mañana en el reloj y el resplandeciente sol entra sonriente por la ventana del segundo piso de una linda casa de color Azul brillante, en la habitación decorada de manera dulce y elegante, abre sus ojos una hermosa joven. Su nombre es Sheriza Russell, con tranquilidad se incorpora sobre su cama, se despereza, se pone de pie y avanza hacia la ducha.
Se trata una joven verdaderamente hermosa que ha cumplido diecisiete años recientemente, su tez es blanca, tersa y tan suave como el mismísimo algodón, su cabello es de un color negro tan intenso y brillante que no existe nada comparable, es lacio y tiene un corte análogo que llega a la altura de sus hombros, su estatura es de un metro setenta, su condición social la convierte en una joven de clase alta. Sus facciones son delicadas y dulces, sus impresionantes ojos de color azul intenso se encuentran adornados con unas largas pestañas que los resaltan y los hacen ver aun más llamativos, mirarlos es enfrentarse al mar y perderse en su intensidad, sus labios son de color rojo carmesí inigualable y con una forma perfectamente definida, todas esas características la convierten en una joven demasiado anhelada. Llama la atención de cualquiera y todos quieren tener la fortuna de tener su amistad o algo más; sin embargo, la belleza física, no asegura la belleza interior y ella es la mejor prueba de ello.
Una vez que ha sale de la ducha, se prepara para presentarse en el colegio. Decide utilizar su falda roja a cuadros que le queda por encima de su rodilla y su camisa blanca de manga larga, con un saco de color negro y una corbata azul, suele vestir de manera muy formal, siendo este su estilo único. Deja su cabello suelto, se mira al espejo y sonríe satisfecha ante su reflejo. Prepara su bolsa del colegio con todo lo que necesitara para su primer día en este nuevo ciclo escolar. De manera tranquila sale de su casa y se dirige a tomar el autobús del colegio, sube a este y toma asiento en uno de los lugares vacíos. Dos paradas más tarde sus mejores amigas abordan el autobús. Se trata de dos jóvenes gemelas, ambas de cabello ondulado, castaño y que llega hasta la cintura, su estatura es de un metro sesenta y cinco, sus ojos son castaños, tez blanca, labios color rosa, sus nombres Violet y Avery Kelly la única manera en la que Sheriza lograba identificarlas es por un pequeño lunar en el cuello que Avery posee mientras Violet no.
– ¡Buenos días, Shery! – saludan las gemelas al mismo tiempo mientras toman asiento detrás del lugar que ocupa la joven.
–Verdaderamente te ves radiante, Shery– comenta Avery llamando la atención de la joven.
–Lo sé, Avery, ¿Cómo estuvieron sus vacaciones?– pregunta Sheriza con una gran sonrisa mostrando sus perfectos y blancos dientes.
– ¡Excelentes! Estuvimos en Miami – responde Violet alegremente.
– Eso explica ese tono en su piel, se ven realmente hermosas – expresa amablemente.
– Gracias, linda, ¿Tus vacaciones como fueron?
– Mis padres decidieron viajar a Europa, estuvimos en París, maravilloso el lugar, ya les mostraré las fotos, fue realmente estupendo; además, conocí a algunos franceses encantadores.
Las tres jóvenes continúan conversando acerca de esas banalidades que las hacen felices. Algún tiempo más tarde sube en el autobús el sueño de todas las jóvenes del colegio. El codiciado y atractivo Ryker Brooks, se trata de un joven de una estatura de un metro ochenta, ojos de color azul claro, pestañas largas, cabello rubio, rizado y un poco largo, con una sonrisa de comercial, unos labios de forma definida de color rosa intenso, con solo una mirada robaba los suspiros a todas las jóvenes. Obtenía lo que deseaba con únicamente una palabra o alguna sonrisa. Prácticamente ninguna joven en el instituto era capaz de negarle algo, siendo Sheriza Russell la excepción de su vida y el golpe más grande a su ego.
– ¿Puedo?– pregunta el joven señalando el lugar vacio al lado de Sheriza.
– Me ofendería si no lo hicieras, Ryker – replica Sheriza de manera coqueta, ella se divertía jugando con el ego del atractivo joven, era un juego que jamás la aburría.
– Jamás me atrevería a ofenderte, Sheriza, y lo sabes bien – responde él sonriendo, tomando asiento al lado de la joven –. Te he extrañado mucho durante estas largas vacaciones, me encontraba sumamente ansioso por volver a ver tus lindos ojos y perderme en tu mirada.
–Por supuesto, Ryker, tanto que no me enviaste ni un solo mensajito – comenta con fingida indignación y haciendo un mohín.
–Vamos Shery, no hagas eso, me matas de ternura y me provoca robarte un beso; además, no seas tan sensible, no acostumbro mandarle mensajes a ninguna, no es mi estilo, linda.
– Yo no soy como el resto de tus conquistas, Ryker, soy diferente y lo sabes bien.
– La única que juega con mis sentimientos a decir verdad pero está bien, es mi culpa por permitirte ser de esa manera conmigo – la joven se limita a sonreír divertida dirigiendo su atención a la ventana.
Al llegar al colegio, todos bajan del autobús escolar. Cada alumno se dirige al interior del instituto, Sheriza y sus amigas, avanzan por el pasillo que las conduce a sus casilleros asignados. Conforme avanzan varios de los estudiantes las saludan con entusiasmo y una gran sonrisa. Todos deseaban pertenecer al círculo social de las tres populares jóvenes; sin embargo, eso era tan difícil. Sheriza a pesar de ser tan hermosa físicamente, era un ser cruel, con un corazón frio como el hielo, como Ryker lo dijo, jugaba con los sentimientos de los jóvenes que se encontraban enamorados de ella. Era algo normal para la joven encontrar detalles en su bolso, cartas en su casillero e inclusive los más valientes se atrevían a posarse frente a ella para regalarle una rosa o algún detalle. Ella aceptaba los presentes, agradeciéndoles con un beso en sus mejillas, alimentando de esa manera las ilusiones de los jóvenes para después romperles las alas, entre más alto se vuela más duele la caída y ver caer las ilusiones de esos jóvenes era algo que ella disfrutaba hacer aunque para todos resultara cruel y malvado.