Nydameth: Escamas escondidas

06

Día 20, mes 5, año 4224 del calendario imperial.

Bridget Nytheris Basset

Los días después de la exhibición pasó en un cerrar de ojos, cuando me di cuenta ya habia pasado semana y media. Había acordado encontrarme con Hilary lo más pronto posible, pero debido a que tuve una serie de inconvenientes con la perra de Olena; la lince bastarda que trató de comerse al pobre Charles, y que por involucrarme de una manera para nada amigable fui castigada, apenas tuve tiempo para cumplir mi palabra.

Hoy era sábado, había despertado antes del amanecer para poder contemplar su salida, y aprovecharía el tiempo para pasar la mañana con Hilary, pues se lo debía. También quería saber porque diablos habían borrado el Drak'thelir del registro imperial, cuando en la biblioteca del abuelo el Drak'thelir aparecía como la lengua más vieja de Nydameth.

Seria divertido oír a Hilary tratar de enseñarme un idioma que ya se leer, escribir y hablar, pero me daba curiosidad la manera en que enseñaba este "Xalysia". ¿Quién había borrado el Drak'thelir y apropiado de su simbología para crear una lengua falsa?

Ciertamente me da pena hacer a Hilary intentar enseñarme, me disgustaba un poco no haber aclarado el hecho de que ya sabía.

Ahora me veo tonta. Y yo podré ser muchas cosas, menos tonta.

[...]

Habré estado quince minutos en la biblioteca, leyendo un libro de herbologia mientras esperaba a que Hilary apareciera, había llegado media hora antes de lo que acordamos por carta. ¿Debería empezar a llamarlo Damián, no? Es incómodo estar diciendo "Hilary esto, Hilary aquello, Hilarry tal" y así constantemente. Parace un trabalenguas.

Cuándo llegó no pude evitar mirarlo de arriba a abajo, era tan poco común verlo vestido de una manera informal. Vestía un jean negro, su habitual camisa Blanca y su característico suetes de hilos rojos..

Estamos a nada de iniciar verano, hoy hace demasiado calor, ¿Acaso él no tiene calor? Yo otra vez me puse un vestido, no soporto el calor, me sofoca. Extraño mi casa, quiero hundirme en la nieve y no volver a sentir este maldito calor.

Hilary trajo un bolso lleno de libros y notas que, al parecer, él mismo había redactado a lo largo de su existencia. Lo cual noté porque habían desde pequeñas notas desprolijas y torpes que, a medida que avanzaban, se convertían en hojas enteras escritas con una caligrafía más delicada y limpia.

—¿No conoces la comodidad?— Le pregunte divertida, apoyando mis codos sobre la mesa para descansar mi mejilla derecha sobre la Palma de mi mano, sonriendole en forma de saludo.

Él solo me miró sin gracia y rodó los ojos. Palmeó un poco mi cabeza y se sentó delante mío, con una expresión más relajada.

—Espero que, de la misma manera en que miras como me visto, le prestes atención a las lecciones..— Me advirtió, sonando como un dulce regaño, mientras abría los libros y los distribuía por la mesa.

Si tuviera que describirlo como maestro, diría que es del tipo paciente y atento, y exigente. Sumamente exigente.

¿No es la cuarta vez que repite lo mismo? ¿Se habrá dado cuenta que hago muecas cuándo lo escucho pronunciar?

Él da las lecciones de manera completa y agradable, ante mi más mínimo gesto me explicaba sin problema. Él me informa con una pasión inexplicable, disfrutaba hacer esto, y eso lo hacía más llevadero de oír.

Hilary conocía muy bien el "Xalysia", aunque este idioma este base en puras terminologías Drak'thelirianas y cada que se equivocaba debía morderme la lengua para no corregirlo. Sino, mi pequeña mentira terminaría y me vería en la obligación de justificarme.

Y Hilary es el tipo de persona que, hasta que no le des una respuesta coherente, no parará de interrogarle.

De a ratos cometía uno que otro error, bastantes diría yo, pero él solito se daba cuenta y terminaba por sonrojarse de sobremanera por la vergüenza mientras desviaba el tema.

Eso era tierno en él..

Maldito hombre.

A medida que avanzábamos, y terminábamos con el tercer libro del montón, no pude evitar desviar mirada de las páginas del libro para observarlo a él.

No solo su apariencia hacia ver a Hilary atractivo, su inteligencia y forma de ser también lo eran. Y no solo era inteligente y bastante conocedor, sino que también tenía una profundidad y sensibilidad, que aunque muy pocas veces la muestra, roban más de un suspiro.

A mi ya me ha robado algunos.

¿A quién no le conmueve un tipo así?

Damián Hilary es alto, casi tan alto como yo, de piel palida pero no de manera en que lo haga ver enfermo. Su cabello es de un negro profundo, como el que se ve al mirar al horizonte del bosque en medio de la noche más oscura, apenas le llegaba a los hombros y siempre lo peinaba hacia atrás.

Y sus ojos rojos eran lo más llamativo en él.

¡Santos ancestros! Sus ojos son del mismo carmesí de la sangre, de ese hipnótico rojo que baña el cielo en días de eclipse.



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En el texto hay: cazadores, magia, fantasia

Editado: 07.11.2024

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