Obligada a casarse con un príncipe alemán

Capítulo 4

— Ya mi temeraria hija abandonó el castillo, y como siempre arrastró a su inocente prima con ella—anunció el rey Archibald negando con la cabeza y con una sonrisa socarrona en su rostro.

— Mi escurridizo hijo dejó nuevamente a su hermano gemelo al cargo. Desde niños lo hacen y aún piensan que no soy capaz de diferenciarlos—negó el rey Magnus, con igual sonrisa en el rostro— Pero hablando de la verdadera problemática que nos concierne. ¿Estas totalmente seguro que tu hija se dirige al casino de Ashton?—preguntó  dubitativo.

—Mi querida y amada esposa era preciosa, pero jamás fue buena en tecnología. ¿De quién crees que mi hija sacó sus dotes de hacker y funcionamiento de logaritmos? Hace dos meses llevo enlazando a sus direcciones IP todos los folletos publicitarios de ese hotel con casino incluido, y teniendo en cuenta que hay un parque acuático, créeme, mi hija no eligiría otro—afirmó Archibald.—Todavía recuerdo la vez que hackeamos la NASA y queríamos dejar nuestros reinos, para ser astronautas y ser los primeros monarcas en llegar al Cosmo — recordó  Magnus, sonriéndole a las locuras de antaño.

— Ni me lo recuerdes, a nuestros padres les faltó poco para encerrarnos en la torre más alta y votar la llave.

—En fin querido amigo, solo espero que la Diosa de la Divina Providencia haga su trabajo y esas dos tempestades se crucen y se enamoren.— Es lo que más espero amigo, aún siento gran aflicción al pensar que mi pequeña princesa piensa que deseo que se case sin amor— se encogió con pesar el triste padre.

—Todo se resolverá amigo mío, solo piensa en la cara de sorpresa que pondrán cuando se encuentren aquí ,y se den cuenta de que se enamoraron de la persona que tanto detestaban— intentó reconfortarlo Magnus.

— Ya me imagino la cara de mi hija hecha todo un poema, y despotricando como solo una Windsor es capaz.

— Pobre de mi pequeño, creo que ya le voy enviando mis condolencias— rió el rey, recuperando la alegría en sus ojos.

— Oye, tampoco así Magnus, que la fiera es de mi creación— le recriminó burlón a su amigo— además, mi hija también se llevará una sorpresa, no es solo uno... Son dos en el paquete, y lo sabes.

—No dudemos que será la reina más feliz de la historia, después de todo tendrá doble alegría— replicó perspicaz Magnus.




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