Obsesión

12.

 

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Por segunda vez en ese día empuje la puerta del despacho sin llamar y entre caminando lentamente, Fleur me rebaso y se sentó de primera en uno de los sillones luego de abrazar con afectó a su madre. Me desparramé a su lado ganando una mirada reprobatoria de parte de Safira, le sonreí con gracia.

La verdad es que me sentía un poco ansiosa al no tener idea de que era lo que quería hablar esa intimidante mujer con nosotras.

— No tienes por qué estar nerviosa Acacia. — hablo mirándome fijamente a la vez que me tuteaba. — Desde aquí huelo tus nervios y tu corazón va un poco más rápido de lo normal.

Le lance una mirada apenada y luego mire a su hija, ¿porque no me había dicho nada? Fleur se encogió de hombros, rodé los ojos resoplando en voz baja.

— Bien chicas, necesitó hablar de algo importante con las dos. A partir del día de hoy sus salidas de la Academia serán reguladas, se irán a la cama a las diez en punto o por lo menos a esas horas deben de estar en su habitación. Pero sobre todo tienen prohibido acercarse al bosque, esta regla ya es vieja para ti Fleur, pero espero que tú también sepas acatarla Sia. — hablo seriamente Safira adoptando su postura de directora estricta.

Rodé los ojos y me abstuve de decirle que en todo ese tiempo que había estado en su academia, tres semanas para ser exactos, no había salido al pueblo los fines de semana tal y como hacían los estudiantes del lugar que salían a divertirse.

— ¿Quedo todo claro?

— Si.

— No... ¡Ay! Digo si... ¿porque me pegas? — susurré sobando la zona lastimada. Fleur me ignoro y se levantó de su silla tomando con fuerza mi brazo, la imite haciendo una mueca y la seguí hasta la puerta.

— Chicas ¿a dónde van tan deprisa? Todavía no hemos terminado de hablar.

Las dos nos quedamos rígidas en nuestro sitio y con las mejillas ardiendo de la pena volvimos a sentarnos bajo la divertida mirada de la alfa. La directora se aclaró la garganta y volvió a ponerse seria.

— He visto que tus habilidades con las plantas son espectaculares Acacia. — asentí rápidamente, todo lo que tenía que ver con la naturaleza se me daba bien, demasiado bien diría yo y hasta me atrevería a decir que más que bien. Me sonroje un poco y mire atenta a la mujer que tenía delante, algo me decía que iba a pedirme algo o que quería hacerlo. — M-mi hijo Kaztiel se ha imprimado de un árbol, pero creo que eso ya lo sabes. Hemos estado viendo a varios brujos y hechiceros, incluso ancianos y curanderos, pero ninguno ha tenido la respuesta para este caso. Hasta que hace unos días hable con tu madre y ella muy amablemente me dijo que podía ser que el árbol en realidad podría ser una chica o chico, nunca se sabe, que fue hechizado y por ende condenado a vivir toda su vida como una planta.

Abrí la boca sorprendida, no podía creer lo que estaba escuchando. Pero, ¿sería posible todo eso que me estaba diciendo? A veces hasta a mi madre se le podía ir un poco la olla.

— Pero directora yo...

— Creemos que una bruja fuerte y con habilidades como las tuyas puede ser capaz de anular tal hechizo y traer de vuelta al alma gemela de Kaztiel. Por favor ayúdanos.

— No creo que pueda... ¡Nunca he hecho un hechizo de esa magnitud y mucho menos roto alguno!

— Mi hijo merece ser feliz Sia, ya ha sufrido mucho... — hablo ella con una enorme tristeza pintada en sus ojos. Parecía que lo que le había pasado a su hijo mayor también la afectaba a ella, incluso Fleur a mi lado se había hundido en su asiento y apretaba ambas manos sobre la falda de su uniforme.

Respire profundo, mis manos estaban sudando de lo nerviosa que me había puesto y sentía un extraño sentimiento oprimiéndose en mi pecho, justo en mi corazón. ¿Sería que la directora había logrado conmoverme con sus palabras?

— Bien. Lo haré. Pero quiero que sepa que no le garantizo que todo vaya a salir bien, y si faltó a clases no quiero ser amonestada con detención o reportes, voy a necesitar mucho tiempo para poder estudiar los hechizos que puedo usar para llevar a cabo el ritual. — me pare de un salto. — Tengo mucho sueño, así que me gustaría irme a la cama. Yo le avisare cuando esté lista para realizar todo. Buenas noches.

Y salí corriendo por la puerta.

Algo en todo eso sentía mal, pero no sabía por qué. Era como si un fuerte dolor me atravesara el estómago cada vez que hablaban sobre el árbol de Kaztiel. Suspire apoyando la frente sobre la puerta del baño de chicas donde había terminado encerrada en uno de los cubículos.


Tenía que ser por ese extraño vínculo que sentía cada vez que estaba con las plantas.  Tal vez era como un tipo de señal que me estaba enviando la naturaleza.

 

 

 

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