Obsesión

15.

 

 

 

 


 

Capítulo 15.
 

 

 

 

Nature sonrió mirando mi cabello trenzado. Sentía que habían pasado horas desde que había llegado a este lugar, pero por alguna extraña razón me sentía inmensamente feliz ahí sentada en el regazo de la guardiana mientras nos balanceábamos suavemente en el columpio. 
 


 

— El señor oscuro vino un día a nuestro palacio. — habló de pronto con voz baja, gire un poco la cabeza para mirarla mejor. Una triste sonrisa se formo en sus labios. — Era el cumpleaños de Sunny así que decidimos hacer una gran fiesta y invitar a todos lo que quisieran venir, ese día lo conocimos pero no sabíamos quien era... Déjame decirte Acacia, que el mal no siempre es como lo pintan. Sata, el señor oscuro, era un hombre hermoso y seductor. Nunca imaginábamos que debajo de esa fachada dulce y amable se escondía nuestro asesino. 
 


 

— ¿Como lo descubrieron? — pregunte ansiosa. 
 


 

— Es tarde... Podemos hablar en otro momento, ahora debes de regresar. 
 


 

Salte en mi lugar y me gire hacia ella, Nature me sonrió con ternura pero sus ojos se veían preocupados. 
 


 

— Se que el desarrollo de tus poderes ha sido doloroso y que has tenido bajas muy fuertes así que he preparado un regalo para ti mi niña. — la mire confundida, Nature cerro sus ojos rosas y se acerco hasta mi frente donde poso sus labios por un momento. — Nos veremos muy pronto, pero por favor hasta entonces cuídate. 
 


 

La guardiana comenzó a ser borrosa frente a mi y cuando me di cuenta estaba cayendo del cielo, chille asustada y cerré la boca cuando caí de picada en el agua. Patalee y nade hasta superficie. Genial. Mire al cielo de tonos naranjas furiosa. Esa guardiana descuidada me había tirado al lago, que por cierto estaba tan helado que me hacia temblar desde la punta de los pies hasta los dientes. Gruñendo fui hasta la orilla. 
 





 

...
 




 

— Oh por todos los cielos. — un suspiro cansado se escapó de mis labios cuando por fin me detuve enfrente de los enormes portones de la academia. Temblando de frío camine hasta el puesto del guardia, el hombre lobo moreno de la vez pasada abrió los ojos cuando estuve cara a cara con el. 
 

 

— ¡Princesa! ¿Que hace fuera de la Academia? 
 

 

Lo mire cansada, eso mismo quería saber yo. La próxima vez me encontrara con Nature iba a hablar seriamente con ella sobre los lugares en los que podía hacerme aparecer y en los que no. El guardia se había quedado mirando fijamente mi rostro y comenzaba a sentirme incomoda. 
 


 

— Disculpe, ¿hay algo mal con mi rostro? 
 


 

— ¡No! Por favor perdóneme, es solo que sus ojos son muy hermosos. 
 


 

Lo mire por unos segundos antes de suspirar. 
 


 

— ¿Podría llamar para que manden un auto a recogerme? Estoy segura de que si camino un poco más voy a morir del cansancio. 
 


 

— ¡Claro! — exclamo el guardia mientras sacaba un aparato negro de su abrigo. Curiosa mire el objeto. — ¿Directora Safira? 
 


 

Unos segundos después escuche como la dulce voz de la directora salía de la cajita. Cuando el lobo menciono mi nombre la voz de la mujer se alzo y casi parecía gritar, suspire apoyándome contra la pared mientras lanzaba miradas de reojo al hombre. 
 


 

— Señorita, en unos minutos vendrán por usted. Por favor entre en la caseta, debe de tener frio, creo que hay un par de mantas dentro. — abrí la boca para negarme rápidamente pero antes de que pudiera decir algo una suave manta me cubrió el cuerpo. — Espero que no se enferme. 
 


 

Sonreí agradecida apretando firmemente la sábana entre mis dedos y entre en la pequeña caseta. El guardia se acerco ofreciéndome una taza con chocolate caliente. 
 


 

—No voy a aceptar un no por respuesta señorita, te ves muy pálida. 
 


 

— Gracias. 
 




 

... 

 


 

Cuando baje del auto unos pequeños brazos se envolvieron sobre mi cuerpo, trate de soltarme pero me resultó imposible. 
 


 

— ¡Fleur! Basta. Estoy bien. 
 


 

— Sia, estábamos tan preocupados. No sabes lo que hemos pasado tratando de encontrarte. — chillo ella con grandes lágrimas en sus ojos. Suspire cansada y le devolví el abrazo. — ¿Le ha pasado a tu cabello? 
 


 

— ¿Que tengo? 
 


 

— Parece como si te hubieras metido al lago a nadar y no te hubieras secado bien. 
 


 

— Ah, bueno creo que tal vez si nade en el lago de alguna forma. 
 


 

— ¿Estuviste en el lago todo este tiempo? ¡Fueron dos días! Dos días Acacia, Ander casi se vuelve loco buscándote y tu estabas bañándote en el lago. 
 


 

— Fleur, no me estaba bañando en el lago, hablemos más tarde estoy un poco cansada... ¿Donde están todos? — pregunte extrañada mirando hacia todos lados, no había ningún lobo correteando por ahí o grupos de amigos. 
 


 

— Ven, sígueme. — gruño enrollando su mano en mi brazo, tiro de mi hasta que rodeamos el gran castillo y llegamos hasta el jardín trasero. 
 


 




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