Capítulo 16.
Capitulo 16.
Después de ese día cuando volví a ver a Elizabeth mis días comenzaron a ser pesados y molestos, ni siquiera tenía ganas de salir de mi habitación para evitar encontrarme con ella. Siempre por alguna extraña razón me la encontraba en los pasillos y la mosca se las arreglaba para terminar en el suelo y luego los gritos de Kaztiel hacían de coro por todo el pasillo, como en este momento.
Suspire recargando mi espalda en la pared mientras mirada un punto fijo en el techo, Kaztiel gruñía rabioso y Ander trataba de no saltar sobre él. Mire a mi hermano con advertencia.
— Para de una vez. — bufe suspirando cansada. Los ojos naranjas del lobo me miraron. — Deberías de ser un poco más cuidadoso... Si pudieras ver lo que pasa en verdad.
Eleve una mano en el aire, y a pesar del temblor en ella, una ventisca fuerte de aire entro por la ventana, el cuerpo del lobo se movió unos metros. Lo mire de reojo antes de pasar por su lado caminando con tranquilidad.
— ¡No entiendo que le pasa! — gruño Ander llegando a mi lado.
Encogí uno de mis hombros sin darle mucha importancia, también había pensado que Kaztiel estaba actuando de forma exagerada, pero había dejado de importarme... o tal vez no del todo, porque cada vez que lo hacía un horrible dolor atacaba mi pecho.
Lo más extraño es que cuando Eli no estaba cerca Kaztiel volvía a ser el de siempre, incluso me molestaba y hacia bromas. Pero luego aparecía ella y sus ojos eran nublados por esa horrible obsesión. Se ponía agresivo y posesivo. Ya no sabía ni siquiera que esperarme de él. Incluso hubo una vez que casi termine llorando de lo frustrada que me había sentido, pero Ander había aparecido justo a tiempo para derribar al lobo de un solo golpe.
— ¡Acacia! — gire la cabeza lentamente y mire a una de mis compañeras de clase acercase con paso apresurado. — Sia, Fleur te está esperando en las escaleras principales. La directora ha pedido que vayan a su oficina.
— ¿Tiene que ser ahora?
— Es urgente.
— Tengo que ir...
— Ten cuidado — Ander beso mi mejilla y se alejó lentamente por el pasillo.
— Gracias Dee.
— No es nada, tengo que irme. Espero que no estés en más problemas.
— Esta vez prometo que no he hecho nada malo. — sonreí con maldad ganándome un golpecito de parte de mi compañera.
— Nos vemos en clases... por cierto gracias por el ramo de flores, a mi mamá le gustaron bastante.
— No fue nada.
Agite mi mano despidiéndome mientras seguía caminando hacia las escaleras principales, a lo lejos puede ver la blanca cabellera de la loba.
— ¡Ahí estás, Cece! ¿Dónde te habías metido? — exclamo exasperada.
— Ya sabes, escuchando el concierto de gritos de tu hermano mientras la odiosa de Elizabeth lloraba en el piso.
Fleur frunció el ceño antes de rodar los ojos muy molesta. Hasta la tranquila Fleur había llegado a su límite y eso me tenía un poco sorprendida porque mi mejor amiga era dueña de una paciencia aterradora.
— ¡No la soporto! Hace unos días Kazz me grito por su culpa. — sus ojos se ensombrecieron y un triste puchero se formó en sus labios.
Su hermano nunca le había gritado antes. Pero Kaztiel estaba vuelto loco e incluso se decía que había peleado con varios lobos que habían tratado de acercarse a la mosca cuando el profesor de historia los había puesto en el mismo equipo para hacer una tarea. También Ander dijo que amenazo al pobre Félix cuando se había negado a hablar con Eli.
Y aunque al principio a Fleur le había agradado Eli, con el pasar de los días comenzó a comprender como era la forma de actuar de la chica. Elizabeth estaba acostumbrada a hacerse la niña débil cuando en verdad disfrutaba usando a los más fuertes para que hicieran lo que ella quisiera.
— ¿No puedes hacerla desaparecer para siempre?
La mire con leve sonrisa en el rostro. También me gustaría hacer eso.
— ¿Y que Kaztiel me mate? No gracias. — respondí bajando las escaleras de dos en dos. La peliblanca me lanzo una mirada reprobatoria, claro que para ella eso que estaba haciendo era totalmente irresponsable. Un suspiro se le escapó de la boca. — ¿Otra vez con sueño?
— Te juro que anoche dormí bastante.
Asentí sin creerle mucho, últimamente se quedaba dormida en todas partes.
— ¿Sabes que quiere tu madre?
— Ni idea.
— ¡Chicas ahí están! — exclamo Safira parada al pie de las escaleras. — ¡Vamos, rápido!
Nos miramos confundidas, pero aun así ambas seguimos caminando detrás de su madre, por Dios esa mujer caminaba rápido. Cuando nosotras apenas íbamos bajando ella ya a estaba abriendo la puerta de su oficina, entre detrás de la loba y la seguí hasta las sillas que había enfrente del escritorio.
Una mueca cansada se formó en mi rostro al ver a Kaztiel desparramado en la silla de su madre, con el pelo hecho un desastre y la corbata del uniforme mal amarrada como siempre. Sus penetrantes ojos naranjas nos miraban divertidos, pero su atención parecía estar fijada en algo más interesante o mejor dicho en un alguien. Fue hasta ese momento que di con la espesa y larga cabellera rubia de una chica que estaba sentada en la silla de enfrente, sus ojos del color de la miel miraban con seriedad al lobo que parecía burlase a su costa. Un extraño sentimiento me recorrió de pies a cabeza, sin poder evitarlo le lance una mirada dolida al chico que perdió su sonrisa poniéndose serio de golpe.
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Editado: 20.10.2020