Obsesión

18.

 

 

Capítulo 18.

 

 

 

Safira suspiro girando el rostro hacia una de las ventanas, una mueca cansada se había instalado en su cara. 


— Dime. — respondió soltando un fuerte suspiro. 


— ¿Todavía no han despertado las tres guardianas que faltan? 


La directora musito algo entre dientes tan bajo que no logre escucharla, de pronto se había puesto seria y me miraba con dureza. 


— Tú y otra más.  


— ¿Quién? 


Sus ojos se desviaron a la chica inconsciente. ¿Sunshine? 


— Sí. — asintió también mirando a la rubia. — Sunshine no solo es la hereda del trono de Solárium, si no que es la guardiana de la luz, del sol.  


Mis ojos se abrieron con sorpresa, así que era eso. Me sentí un poco inquieta por la información que me acababa de dar Safira, no era la única guardiana en estar consciente y en peligro. 


— Entonces eso quiere decir que Sunshine es la guardiana más importante de todas.  


— Se podría decir, tu eres la naturaleza pero sin luz no hay vida. De cierta manera vosotras tres: naturaleza, fauna y luna, necesitan de la luz para vivir. Pero eso no quiere decir que la guardiana de la luz no es la más importante, todas lo son. — explicó Safira.  


— ¿Y ella lo sabe?  


— Por supuesto.  


Fruncí el ceño un poco molesta, ¿y porque Sushi no nos lo había contado? Es cierto que apenas llevábamos unos dos días conociéndonos, pero si ambas éramos guardianas lo normal era hablarlo ¿verdad? 


— No pongas esa cara niña... Sunshine no sabe quién eres todavía, hay algo en ti que impide que se reconozcan entre las dos.  


— ¿A que se refiere? 


— De cierta manera, hay una especie de barrera que te cubre y es imposible detectar tu magia.  


Gruñí, eso debía de ser obra de Nature. Esa guardiana estaba loca.  

— ¿Y es muy malo? 


La directora se encogió de hombros. — Podría ser difícil para ti tener tu encuentro con tu protector.  


— No entiendo de que me habla, ¿un protector? 


Fleur se acerco mirándonos con curiosidad, su madre me lanzó una mirada que me prometía que la conversación seguiría en algún momento pero no ahora.  


— ¿De que hablan tanto ustedes dos? — pregunto curiosa mirando a su mamá.  



— Nada cariño, Acacia estaba preocupada por la princesa.  



Asentí pérdida en mis propios pensamientos.  



... 


Salí de la enfermería dejando salir un fuerte resoplido. ¿Un protector? ¿A que se referia la directora cuando había mencionado que había una especie de barrera que me cubría? Me acerque a las escaleras, a los lejos vi como Ander y Félix se acercaban charlando entre ellos. 


Ander fue el primero en verme.  

— ¡Cabeza de fresa! — exclamo llegando a mi lado. Su brazo se envolvió en mi cuello y con su mano libre despeino lo cabello, chille y me queje molesta. 


— Hola Sia.  


— Hola Félix, ¿me quieres echar una mano por favor? 


El lobo de carcajeo antes de acercarse a Ander y haciéndole una llave logro que me dejará. Los rubios se miraron divertidos, eleve una ceja mientras los mirada curiosa. 


— ¿Dónde van? 


— Félix esta preocupado por la princesa, así que íbamos a verla. 


Sonreí. En esos días que habían pasado Félix y Sushi se habían acercado bastante y la pecosa actuaba como una hermana mayor alrededor del lobo.  


— ¿Vienes de ahí? 


Asentí, una sonrisa se formo en el rostro del rubio más pequeño. Me miro con los ojos brillantes.  


— No ha despertado, Sushi esta inconsciente todavía.  



— Ya veo... — Félix suspiro triste. Pobre lobito, se notaba que se había encariñado con la guardiana. 


— No te preocupes, ya despertará. Iré a dar una vuelta.  


Les sonreí y me aleje, me detuve enfrente de uno de los grandes ventanales y mire por el, los ramas y hojas de los árboles se movían al suave compás del viento. El cielo levemente nublado aseguraba que en unas horas o quizás minutos caería un fuerte diluvio. Suspire y mire hacia el bosque, parpadee cuando mis ojos no pasaron por alto la rápido sombra que se escabullía dentro de él. Dispuesta a ir tras lo que acaba de internarse en el bosque, puse un pie sobre el marco de la ventana cuando un quejido hizo que girara la cabeza poniéndome alerta.  


Mis ojos recorrieron el solitario pasillo hasta dar con la fuente de los constantes quejidos. Frunciendo el ceño aparte el pie del marco y me acerque cautelosa, mire el cuerpo encogido contra una de las paredes.  


Con cuidado pose mi dedo sobre la barbilla y le levante el rostro con cuidado. Un par de ojos naranjas me miraron. 


— ¿Kaztiel? — pregunte sorprendida. El lobo soltó un quejido y se llevo ambas manos a la cabeza. — ¿Que pasa? ¿Estás bien? 


— Cabeza de fresa... — sus voz entrecortada hizo que me pusiera en alerta algo extraño pasaba con el lobo. Sus ojos naranjas estaban nublados y el sudor bajaba por su frente.  


— ¿Dónde está Ellie, quiere que vaya con ella?  


— ¿Ellie... quien es esa? 


— Kaztiel, Elizabeth es tu compañera. 


El lobo me miro sin entender mientras se quejaba de dolor de cabeza. Suspire profundo, arregle las mangas de mi sudadera y chasquee los dedos, el cuerpo del lobo calló inconsciente en mis pies. Toque su frente con cuidado pero inmediatamente la aparte cuando note que estaba hirviendo.  


Gruñí. Lo que me faltaba, me agache y con cuidado pase un brazo de Kaztiel alrededor de mi cuello. Respire y lo levante con todas las fuerzas que logre reunir sin poder contener la mueca que no tardo en formase en mis labios. Vaya que Kaztiel era pesado y estaba tan caliente que tuve que reunir todas mi fuerzas para que mi cuerpo se enfriará.  


Así que con un enorme chico que me sacaba unas tres cabezas camine por el pasillo hasta la enfermería, solo estás cosas me pasaban a mi. Porque Sia era tan buena que no podía dejar a su suerte al idiota que llevaba varias semanas tratándola como la mierda. Fantástico, ahora me había convertido en un alma bondadosa. Sonreí con diversión, este era el momento perfecto para dejarlo caer de la torre más alta del castillo, pero aún así no era tan mala.  


Toque a como pude la puerta de la enfermería y Tela me recibió por segunda vez en todo el día. Le sonreí agradecida. 


— Traigo a un nuevo paciente. — hice una mueca graciosa ocasionando que una pequeña sonrisa se extendiera por su labios a pesar de que notaba preocupada por su sobrino. 


Entre las dos logramos llevar el cuerpo inconsciente de Kaztiel hasta una de las camillas y acomodarlo porque ninguno de los presentes se ofreció ayudar.  


— Gracias por tu ayuda hermanito.— hable sarcásticamente cuando Ander se acerco con el rostro contraído. Sin decir ni una palabra tomo con fuerza mi muñeca y tiro de mi hasta que logro envolverme con sus brazos, sus ojos miraron desconfiados al lobo que yacía sobre la camilla.  



— ¿Te ha hecho algo ese idiota? 


Negué rápidamente notando como su cuerpo comenzaba a tensarse. 


— Estoy bien Ander. — le mire directamente a los ojos tratando de tranquilizarlo, sus ojos me miraron duramente por unos segundos pero finalmente suspiro dándose por vencido. 


— ¿Dónde encontraste a Kazz? — pregunto preocupada Tela poniendo una toalla húmeda sobre la frente del lobo.  


— En los pasillos que llevan al jardín trasero, creo que trataba de ir a su habitación. — respondí sin apartar la vista del chico. 


— ¿Estaba consiente?  


— Si, estaba apunto de hacer un hechizo para traerlo aquí pero se desmayó.  


— ¿Cómo era su condición? 


— Parecía que le costaba respirar y también ardía.  


Tela asintió apuntando todo en su libreta, la dejo de lado cuando termino de escribir y se levanto para revisar a su sobrino cada vez su ceño se iba frunciendo más y más.  


— Sia, ven un instante por favor. — me llamo con su mano.  


Félix quiso acercase pero Ander lo detuvo negando con la cabeza.  


— Es mi hermano... — se quejó. 


— No me importa, ¿y si es contagioso? Ni loco voy a dejar que te acerques, tu cuerpo es muy débil.  


Asentí de acuerdo con Ander, Félix hizo una mueca pero se alejo y volvió a su lugar con Sushi. Mire a mi hermano antes de acercarme rápidamente a Tela. 


— Mira cuidadosamente por favor, y dime si tu también ves lo mismo. 


Fruncí el ceño y mire atenta el cuerpo de Kaztiel, por varios segundos fui capaz de notar algo hasta que una leve luz que brillaba alrededor de su cuerpo. Abrí los ojos.  


— Está hechizado. 








Nota: ¡Hola! Ha pasado un tiempo desde que subí capítulo por última vez, ¿la razón? Estuve enferma y a último minuto mis lentes se rompieron y no veo nada sin ellos. Hasta hace unas dos semanas mi papá logro llevarlos a reparar, pero cómo estamos en cuarentena fue un poco difícil llevarlos a la óptica y que me los devolvieran. Pero ahora todo esta bien, por favor cuiden de su salud♡.
 




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