La oscuridad de la noche lograba envolver todo a su alrededor.
Estaba cansada, cuidar de Brenda no había sido fácil ya que tenía cólicos, ya hasta por fin había logrado dormirla.
Suspiró aliviada, con suerte dormiría 3 horas seguidas si no se despertaba su bebé.
Se metió al baño y comenzó a desnudarse, necesitaba una ducha.
Comenzó a sentirse extraña, no sabía describirlo muy bien como si algo... le estuviera mirando.
— Estoy demasiado cansada — se dijo a sí misma convenciendose de que nadie la miraba.
Terminó de desvertirse y abrió la regadera.
En cuanto terminó de bañarse se lanzó a la cama y quedó completamente dormida segundos después.
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Estaba muy caliente.
Todo el ambiente estaba caliente, sentía a alguien encima suyo pero no lograba ver quién es.
Estaba totalmente desnuda y expuesta a la persona que le tocaba y besaba con pasión.
No podía moverse y apenas y podía mantener los ojos abiertos.
Lo sentía recorrer su cuerpo con deseo puro.
Su piel sudorosa brillaba con los destellos de la luna que entraban por la ventana.
Suspiró con pesadez.
Jadeó suavemente al sentir como se clavaba en ella, era enorme.
La tomó de la barbilla y entonces pudo verlo.
Esos ojos negros.
Era Edward quién la besó con lujuria mientras comenzaba a moverse en su interior.
Sus ojos brillaban de placer, lo estaba disfrutando.
Ella no podía moverse pero Edward la atrapaba en sus brazos con apego y la recorría cómo si fuese un tesoro escondido.
Podía escuchar la cama moverse al ritmo de Edward y su respiración igual de agitada que la suya.
Comenzó a moverse con más salvajismo, ambos estaban a punto de llegar al orgasmo.
Edward unió de nuevo sus labios y llegaron juntos en un fuerte orgasmo.
Aún dentro de ella comenzó a besar su cuerpo, recorriendola.
Sus ojos cada vez pesaban más y sin puder resistirlo más se hundió en un sueño profundo.
Abrió los ojos abruptamente con esperanza de que no hubiese sido un sueño.
Pero para su mala suerte así fue.
Se miró y aún portaba su pijama, una blusa ancha y en su cuerpo no había una sola marca.
Suspiró con decepción.
Era una estúpida por ilusionarse con un tonto sueño.
Se sintió tan tonta.
Se levantó de la cama y fue a ver a Brenda que había comenzado a llorar de hambre.
Tenía que dejar de pensar en estupideces y afrontar la dura realidad.