Obsesión | Bilogía libro ll

CAPÍTULO XI

Maldición.

Esa era la palabra que la describiría.

Una endemoniada y caliente maldición.

Enserio quería irse pero sus pies y su mente traicionera se negaban a hacerlo.

Y más por esa pequeña que le sonreía mientras tomaba su dedo.

Decir que estaba enamorado de su pequeña cría era poco.

— Se parece tanto a ti — dijo la mujer frente a mi, viéndonos y tomando de su café.

— Tiene tus ojos — respondo viéndola a ella.

Ella suspira.

— Nunca creí ser madre — se sincera.

Arqueó una ceja incrédulo y ella bufa.

— Si bien en su momento quise una familia cuando era más joven, nunca lo creí cercano. Y mira las sorpresas de la vida, es una princesa de un planeta que nadie sabe que existe.

Eso era un pequeño pero gran detalle.

Este pequeño ser, quien lo cargara tendría un gran poder en sus manos, pues no era cualquier cría.

Era una descendiente al trono de una raza sumamente poderosa.

— Vaya familia — suelta irónica.

Edward la mira mal.

— Creí que lo eramos.

Ada le regresa la mirada con mucha más fuerza.

— Edward tu tienes a una mujer que espera tu regreso, no compliques más las cosas por favor — masajea el tronco de su nariz, tratando de tranquilizarse — Tú y yo no funcionamos antes, no lo haremos ahora.

Edward se mordió la lengua.

— Ella es una princesa, tiene sangre pura, tiene que ser educada como tal.

Ada voltea a verlo rápidamente.

— ¿A qué te refieres? — su mente comenzaba a darle luz roja.

Edward vaciló unos segundos pero después habló.

— Ya sea si quieres venir o no, tengo la autoridad de llevarme a Brenda conmigo. Es mi única descendencia, ella algún día va a tomar el trono.

Ada se levanta y se pone a la defensiva.

— No vas a llevarte a mi hija — dice entre dientes.

— Tú también puedes ir, claro está.

— Primero muerta — suelta con desprecio.

— Esa es decisión tuya, yo como padre de Brenda y Rey tengo derecho a decidir por su bien.

— Tú tienes derecho a recibir una mierda.

Edward sonríe sin una pizca de gracia.

— Si vienes con nosotros te dejaré ser mi concubina, después de todo eres hermosa.

Mierda. Quería ahorcarlo.

— Dile a tu mujer que te haga un bastardo porque no pienso darte a Brenda.

Se acerca hasta Edward y la toma entre sus brazos.

Edward no lo impidió pues ella no tenía muchas opciones.

— Sé inteligente — dice poniéndose detrás de ella y besa su cuello — se que eres astuta y sabes que no soy muy diferente a mi tío Jarek y puedo tomarte a ti a la fuerza y llevarme a mi hija.

Ada se voltea y la encara.

— Eso quiero verlo — lo reta.

Edward se contiene y la toma de la barbilla.

— Te doy 3 días para que lo pienses, eres inteligente y tomarás la mejor decisión. De lo contrario jamás vulves a ver a nuestra hija.

Se da la vuelta y camina hacía la puerta.

— Recuérdalo, 3 dias — dice antes de salir — y piénsalo antes si quieres escapar, estarás vigilada todo este tiempo hasta que regrese. Si me entero que intentas huir me la llevaré sin tu consentimiento — y dicho esto sale.

Ada resopla molesta.

Primero tendría que arrancarle las extremidades antes que le quitara a Brenda.

Estaba tan sumida en sus pensamientos hasta que escuchó su teléfono sonar.

— Ahora que — susurró molesta y recargó a Brenda en su pecho para poder contestar.

— Habla Ada.

— Ada, muñeca te extraño — se escuchó en la otra línea.

Genial, otro maldito problema.

— Mike, te lo juro. Este no es un buen momento.

— ¿Podemos vernos? Te extraño tanto...

Ada quiso negarse pero el foco de su cabeza se encendió.

— Claro que sí, guapo — dijo insinuosa — ¿Puedo llevar a mi hija? No tengo quien la cuide.

— Por supuesto que sí, cariño. Están más que bienvenidas, una camioneta va por ti en 20 minutos. Ponte linda para mí.

— Siempre estoy lista por ti. Chao, recogeme en el supermercado que está a la vuelta de mi casa— y dicho esto colgó.

Bien.

Mike la podría ayudar a ocultar a Brenda de Edward.

No permitiría que se la arrebatara tan fácilmente.

Sabía exactamente como hacerlo caer.

Acostó a Brenda en la cama, preparó un baño para ambas y se metieron a bañar.

Buscó su mejor lencería, su mejor vestido y sus mejores joyas.

Se maquilló de forma que le hiciera parecer un poco más inocente.

De inocente no tienes ni el apellido— 

Pensó burlándose de si misma.

Cuando terminó, vistió a Brenda.

Le puso un hermoso vestido con dibujos de diversas frutas y le puso una banda en su rebeldes rizos.

Ya estaban listas.

Fue hacía el baño y levantó el tapete dejando ver una pequeña puerta.

Era muy probable que Edward ya hubiera puesto seguridad en los alrededores tal y como lo había dicho.

Bajó por el pasillo y caminó por el pequeño túnel que llevaba hasta un basurero.

Bien dicen que mujer prevenida vale por 2 ¿no?

Salió sin mayor dificultad y fue hasta donde la esperaban.

Una camioneta blindada resaltaba entre todos los autos que había.

Fue hacía ella y los hombres que la custodiaban rápidamente la reconocieron.

Abrieron la puerta y ella subió.

Debía admitir que esta casa era más linda que la anterior.

Fue guiada por los hombres hasta dentro de la casa y Mike ya la esperaba en las escaleras.

— Es bueno verte de nuevo — dice Mike en una sonrisa — Martha — llama.

Una mujer de mediana edad aparece.

— Cuida de la hija de mi mujer, ella y yo tenemos asuntos pendientes que arreglar.

La mujer se acerca para tomar a la niña y Ada bufa entregándosela.

— ¿Sigues molesto? 

— Estoy furioso querida, es por eso que voy a darte tu castigo.

Camina hasta ella y besa su cuello.

 

 

 

 

 



#268 en Fantasía
#1424 en Novela romántica

En el texto hay: romance, venganza, regreso

Editado: 24.11.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.