Obsesiones que matan | Serie: Sqm 1

16. Siempre tuya

» El infierno es inmenso, tanto como para perderte dentro, para no encontrar la salida. Como para quedarse en el «

Octubre 12, lunes 4:11 pm

Ya había pasado una semana desde que estaba aquí, talvez y hasta un poco más. Y eso me aterraba, porque mi familia estaba lejos y yo no hablaba con ellos muy a menudo. Y no tenía amigos, solo Ran. Aunque el ahora ya no es mi amigo.

Así que nadie se preocuparía en buscarme, estoy sola en esto.

Baje a la sala porque me aburría estar siempre en la habitación. Donde Ran me tenía confinada, para que ni siquiera el aire me lastimara. Baje las escaleras una a una, con tremenda lentitud. No quería que Ran o Reimon o hasta Ross me escucharán bajar.

Si.

Ellos dos nos visitan muy a menudo. Aunque no viven ni vivirán aquí, Ran a sido muy precavido con todo y no confía en nadie que no sea el mismo. Estaban sentados cotilleando sobre sus vidas y viendo un partido.

—¿Necesitas algo pequeño ángel?

Me pare en seco, porque ni siquiera había volteado o quitado la vista del televisor, en cambio el que sí lo hizo fue Reimon y Ross. El primero me sonrió con gentileza cómo siempre y el segundo solo me vio de forma extraña. Había sido precavida para pasar desapercibida, pero parece que no funcionó.

—Solo quería un poco de agua. Con permiso, iré a servirla.

—No te preocupes, yo te lo traeré.

Él se levantó y fue a la cocina, sirvió en un vaso de cristal con agua fría de la nevera. Camino hasta mí y me lo extendió.

—Toma nena. —lo tome con la mano temblando.

—Gracias...

Me gire para subir a la habitación, joder qué gran día. ¡Un nuevo récord! No tarde ni cinco minutos abajo. Subí las escaleras con Ran por detrás, no pensé que subiría conmigo. Llegué a la habitación y dejé el vaso en la mesita de noche.

—¿Te sientes mal? —cerró la puerta detrás para acercarse a paso lento.

—No. Estoy bien.

Ran prefería creer que todo estaba bien. Que éramos una pareja de adolescentes viviendo juntos.

Ja. Que gran mentira.

Aquí es donde se me viene ese dicho de los maestros cuando uno copia la tarea "Los únicos que se engañan son ustedes mismos"

—De acuerdo. Supongo que Reimon y Ross se irán pronto, podríamos cenar algo los dos. Piensa en que comida quieres ¿Sí? La prepararé yo mismo, te amo.

Dio un beso en mi frente y salió de la habitación, algo dentro de mí se revolvía de escucharle decir eso... Te amo.

Yo ni siquiera le había dicho que lo quería. Ni siquiera que me gustaba. Aunque quisiera negarlo, Ran me atraía de mil formas diferentes. Y estaba empezando a odiarlas porque él no merecía mis sentimientos.

Me senté en el suelo, alcancé el vaso de agua y le di un sorbo. Me levanté y caminé a mi closet por un Jersey y después al baño con el vaso en mano mientras me tomaba el agua.

Había estado planeando esto desde el primer día, el baño tenía una pequeña ventana por la cual creía poder pasar. Por fuera había enredaderas en la casa podría usarlas para bajar. Ran no tenía guardias ni nada de eso porque como digo, este hombre ¡No confía en nadie!

Siempre su enorme ego dice lo mismo —yo puedo con todo— Cerré la puerta y terminé el agua en el vaso, lo puse aún lado y me subí en el retrete. La ventana estaba arriba de él. Empuje la ventana y se abrió por suerte era corrediza o si no tendríamos problemas.

—La única razón por la que tú vida es buena Ran, es por mí. Pero Jodete.

Me abalance para subir y apoye mi zapatilla en un costado del lavabo. Me empuje, pero termine votando el vaso de cristal que hizo demasiado ruido. Fue una señal para bajar con más rapidez las enredaderas, al último metro decidí saltar o si no me atraparían, para mí puta suerte caí mal y me torcí el tobillo, pero seguí corriendo. No volvería a esto.

RAN

Los tres no nos parábamos de reír de todas las banalidades que decimos, le sirvo otra copa de whisky a Ross, mientras Reimon se pone más cómodo para ver la televisión.

—¿Es algo serio lo que tienes con ella? —Sonrió como bobo ante la pregunta de Ross.

—Lo es. Creo que quiero casarme con ella. —me tomo de un solo trago el líquido que me hace arder la garganta.

—Así que dejas el club de solteros ¿eh? Vaya Judas que resultaste. —Ross se ríe junto a Reimon y yo solo niego con la cabeza.

—A quien llamas Judas, si el primero en abandonar el grupo fuiste tú, no andabas liando con esa chica, como se llamaba ¿Axael?

—Toushe, parece que te casaron Ross. Pero ambos son unos Judas, tendré que buscar a otro par de imbéciles para seguir con el club.

Reimon se vuelve a concentrar en la televisión, me daba un poco de remordimiento el estar avanzando tan rápido en mi vida y que Reimon no tuviera lo mismo, siempre teníamos todo por igual. Pero estábamos en momentos diferentes de nuestras vidas. Yo ya me había cansado a mis veintitrés años de ir de fiesta en fiesta y no valorar a nadie, quería algo serio y que me presionará hacer mejor.




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