Obsidiana

Capítulo 19 → ¿Tú eres mi tutor?

A veces cuando desconoces algo, tu mente simplemente busca hacerse a la idea de cómo será.

¿De qué forma?

¿Cómo se lo hará?

¿Llegará a causarte alguna especie de daño?

Muchos de esos pensamientos navegaron por mi mente, deambulando sin control como una marea en pleno huracán, mientras tanto, yo me encontraba de pie delante de una gran puerta de acero. Sí, esta vez la ostentosa decoración propia de madera pulida y acabados victorianos tan característica de Blue Hill no estaba más.

La puerta era imponente, resistente. Las ligeras tonalidades marrón que presentaban sus esquinas me dejaron saber la longevidad de su existencia, el tiempo que ha estado allí, resistiendo a infinidad de estudiantes.

Distintos dragones.

¿Cómo crees que va a ser?

La voz de Axel me hizo voltear hacia él, su mirada fija en algún lugar.

Yo suspiré. –¿Honestamente? No lo sé.

Estoy tratando de imaginarlo y no importa cuánto esfuerzo le esté poniendo a mi lado creativo, mi mente no deja de mostrarme situaciones al estilo x-men o incluso fantastic four, o las fascinantes aventuras de los hermanos Hargreeves con todo y el violín de Vanya.

Ese día en particular Axel y yo fuimos convocados para asistir a una zona especial del campus. Mucho más allá del área escolar, pasando el edificio en donde se ubican las aulas, detrás de la zona común había un campo verde muy hermoso y espacioso donde muchos de los alumnos realizaban varios deportes. La belleza propia de aquella isla de Dinamarca que me había dado la bienvenida hace ya algunos días me dejó sin aliento, absorta en tanta magnificencia. Justo al frente, un edificio se ubicaba casi oculto entre el verdoso paraje. En su interior era muy similar al laberinto en donde nos habían encerrado para el ritual de liberación.

–¿Sheperd?

Axel y yo levantamos la cabeza al mismo tiempo, sí, lo sé, muy ridículo. Ambos mirándonos con confusión, preguntándonos involuntariamente ¿Has sido tú? No, definitivamente eres tú.

Pero la pregunta principal terminaba siendo ¿qué demonios hemos hecho? Más aun yo, no podía ser que haya hecho algo. Mi único crimen era tener que ver clases con mi hermano.

El maestro nos llamó al frente con un leve movimiento de cabeza que me hizo levantarme cual resorte y odié la despreocupación de Axel. Agradecí de sobremanera que haya sido discreto para lo que sea que nos vaya a regañar.

–¿Sí señor? – Hablé primero, intentando disimular mi preocupación.

–No habrá clases para ustedes el día de hoy.

–¡Magnífico!

La emoción de Axel me hacía sentir tan extraña porque internamente yo quería quedarme y no atrasarme con nada. Fruncí el ceño un poco. ¿Tan jodida de la cabeza estaba? – ¿Por qué?

–El director Erikson me ha comunicado que ustedes tienen permisos especiales para faltar a clases. Deben asistir al campo de entrenamiento en media hora. Sus primeras lecciones inician hoy.

–Demonios. – Esta vez la decepción de Axel inundó su rostro, en cambio, a mí me lo iluminó una creciente curiosidad que se extendía por mi rostro con rapidez. 

¿Cómo es que podíamos ser tan diferentes? Ni siquiera en cuestión de intereses éramos parecidos. Me pregunté si en algún momento podríamos llegar a tener aunque sea un mínimo de similitud con mi hermano mellizo.

Y es así como llegamos a este punto. Ambos de pie fuera de una puerta que nos conduciría a una sala en donde nos esperaba nuestra primera lección como dragones.

Dragones

Todo continúa siendo demasiado nuevo para mí.

Los minutos transcurrieron infinitos para mí, pero al mismo tiempo dejándome saber cada segundo. ¿Cómo lo sabía? porque Axel no había dejado de mirar su reloj y decirme la hora como si yo se la estuviera preguntando a cada maldito segundo.

Inspiré hondo, me estaba mentalizando el sumergirme en la miseria y el aburrimiento eterno otros cuantos minutos de tragedia cuando escuché el repiqueo de unos pasos. El firme tacón de elegantes zapatos de vestir que provenían del pasillo que se ubicaba a mi derecha. Mi atención dejó por completo la exasperante actitud de mi hermano y la imponente presencia del director Erikson me hizo abandonar mi despreocupada postura, me erguí en una postura recta, despegando mi espalda de donde estaba apoyada. No pude evitar el mirar de reojo a Axel y ver como continuaba tatuado contra la pared, con un semblante aburrido y despreocupado.

Le di un puntapié en la espinilla de la forma más discreta que pude y, tras poner los ojos en blanco, mi hermano se irguió con una expresión cansada, 2situándose a mi lado.

–El día de hoy vamos a iniciar con la base de sus conocimientos, me temo que están sumamente atrasados. Comenzaré por darles una pequeña inducción, les explicaré ciertos puntos básicos antes de que se queden a cargo de sus tutores.

Asentí.

Tengo la predisposición para entender, porque toda esta situación continúa resultándome bastante increíble.

–Nosotros los dragones somos criaturas elementales. Provenimos de un todo, existimos con el fin de garantizar un equilibrio para el mundo y eso deben tenerlo siempre en mente. Nuestros elementos son el sello natural de nuestra energía, la conexión con nuestra identidad. Es el eje que nos ha creado, venimos al mundo por ese propósito. ¿De acuerdo?

Asentí nuevamente.

Su rostro impasible luce serio, pero el tono de su voz me resultaba bastante agradable y paciente.

–El fuego es letal. Es un elemento que si no se controla con responsabilidad puede crecer sin control, consumiéndolo todo a su paso y arrastrándolos a ustedes a ese infierno. Bien instruido su don es vida. Es fuente de energía para muchas criaturas y el equilibrio perfecto para otros elementos derivados. ¿Alguna pregunta?




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