╔══════ Axel’s Post ══════╗
Ha pasado una semana desde que estoy a cargo del enano de Erik, no puedo quejarme al respecto porque, es decir. ¡El enano es demasiado genial! Piensa exactamente como yo, de la forma en la que, si ambos no nos sentimos capaces para continuar con el dichoso entrenamiento, sencillamente nos tumbábamos y nos echábamos a echar la plática.
–Me cae demasiado bien ese niño, ¿te lo he dicho?
–Como mil veces.
–¿En serio? No recuerdo que hayan sido demasiadas.
Silencio.
Sonreí de lado y volteé hacia mi derecha. Mi precioso bicho raro allí, con la nariz metida entre una pila de papeles que logramos extraer de la oficina en donde se encontraban los archivos que ella misma había archivado anteriormente.
Mi bicho raro.
¿Desde cuándo eres así de posesivo, Axel? Me sacudí mentalmente con mi propio pensamiento porque, es decir… Bah, no tenía importancia. Solo estamos pasando el rato.
Ella tenía dos pilas a su costado, una muralla de papeles más grande que su pila aledaña. ¿Cómo tenía la capacidad para revisar por horas un conjunto de papeles con fechas y con registros escolares y no enloquecer? No tenía la menor idea, pero estaba seguro de que tenía a la persona correcta para este trabajo.
Por supuesto que también estaba comenzando a creer que no encontraría lo que quería encontrar. El apellido Sheperd como tal solo contaba con unas cuantas coincidencias. Y dada esa casualidad, no tenía demasiado para rebuscar. Los Sheperds que he logrado encontrar junto a Lucille son personas que tienen coincidencias en medios públicos.
¿Cómo he logrado descubrirlo? La tecnología, mi amigo. Es un medio que te facilita la vida de una forma muy cabrona.
Un mecanismo que se ha convertido en mi mejor fuente de investigación desde que me instalé en esta búsqueda sin fin.
El zumbido de mi teléfono al ejercer vibración contra la superficie de madera me hizo desviar la atención del portátil, y posteriormente tomarlo casi por inercia, un mensaje de mi hermana.
No soporto esto. ¿No puedes cambiarme con Clyde aunque sea un ratito?
Hice una mueca sin siquiera darme cuenta de ello y solo le respondí: No seas cobarde. Enfrenta a tu maestro con honor, monstruo.
–¿Es tu hermana?
–Sí.
Voltee hacia Luci para mirarla, pero ella había devuelto su mirada hacia los papeles. –¿Cómo lo supiste?
–Por lo general sueles hacer muecas cuando lees algo de ella. Es algo involuntario, supongo.
Inevitablemente sonreí, tomándola a ella como el centro de mi atención.
–Entonces, ¿me miras a escondidas cuando no me doy cuenta?
Lucille solo se encogió de hombros, pero me corto un testículo a que vi un leve rubor tiñendo sus mejillas de un rosa perfecto que iluminó su rostro.
–El que calla otorga, Pierce.
–Estoy trabajando en TU petición, Sheperd.
Contuve una gran carcajada por la forma de desviar el tema, sin embargo, solo me centré en continuar revisando las coincidencias que me mostraba Lucille como posibles opciones a la búsqueda que me encontraba realizando. Muchos de los Sheperd que me encontraba buscando eran ciudadanos de Dinamarca, perfiles de gente aparentemente normal que nunca me hubiera imaginado el pasado elemental que se adjudican en este instituto.
–Oh.
Detuve mi búsqueda cuando la escuché.
–¿Qué sucede?
–Creo que podríamos concluir una respuesta mucho más cercana si buscamos en el anuario.
Me quedé mirándola con una ceja enarcada, un semblante estúpido.
Lucille puso los ojos en blanco, como si fuera demasiado obvio y yo muy estúpido para dar con la idea. Suspiró y solo se incorporó. Me tomó de la mano y prácticamente me arrastró con ella dejando la pila de papeles en aquella habitación subterránea que habíamos adoptado como guarida para la fechoría que estábamos cometiendo.
Pude haber arriesgado mi habitación para resguardar los expedientes, pero no quería implicar en el problema a Ian porque se había convertido en un buen amigo y no sería propio de mí.
Tampoco quise sugerir la habitación de Lucille porque, vamos, ni de broma me iba a perdonar el mancharla con mis travesuras.
Y sí, ella me estaba ayudando de forma voluntaria, pero no quería dañarla a esa escala titánica. Además cualquier altercado con la directiva escolar de seguro que la sumerge en una muerte prematura, su historial es tan impecable como el de Elle y si mi hermana se pone neurótica cuando falta UN día a clases, no me quiero ni imaginar la reacción de Luci.
Lucille me condujo por un camino ya bastante familiar para mí. Últimamente había tenido el tiempo suficiente de conocer las instalaciones del instituto, las clases tenían sus ventajas, podía recorrer todo el lugar de una forma libre sin sentir que infrinjo alguna ley.
–Por aquí podemos encontrar la..- –
–Cámara del triunfo.
–Sí. Me sorprende lo conozcas. ¿Cómo lo conoces?
Me encogí de hombros. – He deambulado mucho últimamente.
La cámara del triunfo se ubicaba el centro de un conjunto de pasillos que conducían a un modular céntrico que aloja cajas de exhibición cuya cristalería parecía ser pulida a diario de una forma impecable. En su interior contenía trofeos de muchos estudiantes, o exestudiantes que habían destacado en alguna actividad a nivel colegial, deportivo, educativo o incluso nacional. No dejábamos de ser un instituto, a fin de cuentas.
–Al finalizar este pasillo podemos encontrar un estante con una infinidad de anuarios escolares.
–¿Por qué siento que me estás haciendo un tour?
Cuestioné entre risas, relamiendo mi labio inferior y fingiendo que no me molestaba en lo absoluto.
En realidad no me molestaba que esta preciosa rareza me llevara de la mano por todo el campus.
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Editado: 14.05.2020